Desde los años treinta del siglo anterior viene celebrándose cada tres o cuatro años un Congreso Mundial del Petróleo en diferentes lugares del planeta. El que se ha celebrado estos días en Madrid, de espaldas a su ciudadanía que no ha tenido información del mismo hasta el mismo día de la inauguración, pasará a la historia de estos Congresos como un ejemplo de cinismo indolente. Ocultos los intereses de las multinacionales en la etiqueta de la sostenibilidad poco tardó en demostrarse que el verdadero fin de este XIX Congreso no era otro que naturalizar la especulación como un mecanismo económico oportuno para fijar el precio del barril.

Desde los años treinta del siglo anterior viene celebrándose cada tres o cuatro años un Congreso Mundial del Petróleo en diferentes lugares del planeta. El que se ha celebrado estos días en Madrid, de espaldas a su ciudadanía que no ha tenido información del mismo hasta el mismo día de la inauguración, pasará a la historia de estos Congresos como un ejemplo de cinismo indolente. Ocultos los intereses de las multinacionales en la etiqueta de la sostenibilidad poco tardó en demostrarse que el verdadero fin de este XIX Congreso no era otro que naturalizar la especulación como un mecanismo económico oportuno para fijar el precio del barril.

Como era de esperar los intereses de las multinacionales energéticas se han impuesto a cualquier otra realidad relacionada con el crudo. La situación económica actual caracterizada por el precio del barril de petróleo ha sido lo que ha identificado desde el principio a este XIX Congreso Mundial del Petróleo. La intervención inaugural del Ministro de Industria, Miguel San Sebastián señalando la especulación financiera como la causa del encarecimiento del barril fue el primer aviso para comprender qué iban a tratar las multinacionales petroleras en Madrid.

Aunque la situación del precio del petróleo lleva causando alarma y preocupación desde hace muchos meses los 4000 delegados que han asistido al Congreso quisieron ocultar sus verdaderas preocupaciones bajo el lema : “En un mundo en transformación : suministrando energía para un desarrollo sostenible”. Por ello los colectivos agrupados en torno al Encuentro Social Alternativo al Petróleo comenzaron desde hace varios meses denunciando el cinismo de un lema que no se correspondía con la agenda de discusiones que iba a ser trabajada en Madrid. Este XIX Congreso Mundial se ha olvidado una vez más de tratar aquellas realidades del petróleo causadas por la lógica de la especulación económica y que tanto intentan ocultar las multinacionales energéticas. Por ejemplo : las guerras por petróleo, los desplazamientos de poblaciones autóctonas y campesinas de aquellas tierras con yacimientos, la privatización de empresas energéticas estatales con el coste social que conlleva, el aumento del precio de los alimentos y el impacto medio ambiental que afecta de manera más salvaje a las poblaciones más empobrecidas o el continuo asesinato de aquellos y aquellas que se oponen a abandonar sus tierras o claudicar a los intereses de las multinacionales.

Se va así el XIX Congreso Mundial del Petróleo de Madrid dejando como rastro el desinterés de las petroleras por asumir su papel dentro de la crisis medioambiental y el sufrimiento social que tanto conlleva la persecución de sus intereses económicos. Hacer cara a los problemas climáticos y a los daños sociales que conlleva el petróleo ya comentados y de sobra conocidos por la ciudadanía no es un tema presente en la agenda de las petroleras. Por ello este XIX Congreso no ha sido tanto una oportunidad perdida en la búsqueda de nuevos modelos energéticos en un mundo cautivo por el petróleo sino la constatación clara y evidente de que los intereses de las multinacionales van a continuar siendo la persecución de los beneficios económicos. Por eso la lección que sale de este XIX Congreso debe hacernos reflexionar sobre cómo las multinacionales energéticas consiguen adecuar su identidad a nuevos tiempos. Así usan estrategias que llevan el sello de la sostenibilidad o la responsabilidad social corporativa (RSC) sin que ello conlleve una transformación real de sus identidades explotadoras lo cual nos aboca de nuevo a repetir las imágenes de sufrimiento social e impacto ambiental que tanto conocemos.


Fuente: Encuentro Social Alternativo al Petróleo