Enric Mèlich Gutiérrez (Esplugues de Llobregat, Barcelona 25 de febrero de 1925 / Ponteilla, Francia 7 de julio de 2021)

 

Lo conocimos en 1995, junto a su compañera Herminia, en uno de los encuentros que con periodicidad anual, se celebraban en verano en Montady (Francia), en el jardín de la casa de Sara Berenguer y Jesús Guillén, donde se reunían representantes de la militancia de las Agrupaciones Confederales en el Exilio. Y nos impresionaron por su conversación, su bondad y discreción.

Lo conocimos en 1995, junto a su compañera Herminia, en uno de los encuentros que con periodicidad anual, se celebraban en verano en Montady (Francia), en el jardín de la casa de Sara Berenguer y Jesús Guillén, donde se reunían representantes de la militancia de las Agrupaciones Confederales en el Exilio. Y nos impresionaron por su conversación, su bondad y discreción.

Con 14 años, Mèlich inicia, junto a sus padres, el duro camino del exilio francés de 1939. Tuvo que hacer de todo para sobrevivir, leñador, podador, lavaplatos, estibador, albañil, zapatero, pintor, vendedor de comercio, librero, editor,…

De formación autodidacta, hay que destacar su amor por la cultura y cómo cultivó su afición a la lectura, que llegó a convertirla en su profesión, abriendo en Perpignan, en los años 1970, la Librería Española. Consiguió ser el representante exclusivo de Ruedo Ibérico en el Sudeste de Francia y empezó a introducir en Cataluña, por diversos medios, libros prohibidos por el régimen de Franco.

Ferviente pacifista se vio obligado a combatir el fascismo, en la guerrilla y en las fuerzas de Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF). Confesaba que el alegato antibelicista ¡Abajo las armas!, de la baronesa Suttner, influyó en su manera de ser.

Como pasador por los Pirineos, se dedicaba a introducir propaganda antifranquista y a sacar fugitivos de España o a facilitar la entrada a quienes iban con alguna misión que cumplir. Siempre llevaba un libro consigo y leía incluso en plena naturaleza.

Hombre de acción, afiliado a la CNT, a las Juventudes Libertarias y a la Federación Anarquista Ibérica, también era esperantista, perteneció a Defensa Interior y formó parte del Movimiento Popular de Resistencia (MPR). Nombrado secretario de cultura y propaganda de la FIJL, colaboraba como articulista de la revista Nueva Senda. Instaló una imprenta clandestina que editaba la revista Anarcosindicalista y los Cuadernos de Acción Anarcosindicalista, además de otras publicaciones, los beneficios de las cuales estaban destinadas a ayudar a los presos políticos. También contribuyó a la reconstrucción de la CNT en Cataluña.

Si tuviéramos que destacar dos rasgos de su agitada vida diríamos que, su amor a los libros y la libertad, jugándose la vida en la guerrilla y pasando clandestinamente a fugitivos por la frontera o por las montañas.

Pese a la ceguera que le acompañó los últimos años de subida, nunca abandonó la lectura, porque semanalmente lo visitaban compañeros y compañeras que le leían en voz alta los libros que elegía (tenía un lector de español, otro de catalán y otro de lengua francesa).

Henri Mèlich con la ayuda de Christophe Castellano publicaron en octubre de 2020 en la editorial Spartacus, “Guérilleros, Francia 1944. Une contre-enquête”. Mantenía una relación fraterna con los compañeros de la Fundación Salvador Seguí.

Recomendamos la lectura de su autobiografía “A cada cual su exilio. Itinerario de un militante libertario español”, publicada por Virus el año 2016.

http://www.viruseditorial.net/paginas/pdf.php?pdf=a-cada-cual-su-exilio.pdf

Y la entrevista concedida a la CGT de Catalunya el 24 de julio de 2012 (publicada en el número 141 de la revista Catalunya)

https://www.facebook.com/cgtcatalunya/posts/414281375284403/

Un abrazo fraterno a sus hijos Ariel y Alain y también a su nieto Romain.

Que la tierra le sea leve.

Rafa Maestre

Fundación Salvador Seguí

 


Fuente: Rafa Maestre