La teoría clásica de la división de poderes en una democracia se supone que es el elemento esencial de cualquier estado democrático. Esto significa que los poderes Judicial ejecutivo y legislativo están separados y no ejercen entre ellos injerencias. Si analizamos como se conforman los tres poderes del Estado en España observaremos una evidente dependencia de los tres de los partidos políticos.

La transición política en España está aún iniciándose, ya que los partidos políticos parlamentarios han asumido el rol del Dictador fallecido y de hecho la propia estructura del Estado actual rememora en parte los entramados políticos que en la dictadura se habían desarrollado. El partido único creado por la fusión de varios partidos leales a los militares sublevados, ordenada por Franco, sostuvo políticamente el denominado Movimiento Nacional.

La transición política en España está aún iniciándose, ya que los partidos políticos parlamentarios han asumido el rol del Dictador fallecido y de hecho la propia estructura del Estado actual rememora en parte los entramados políticos que en la dictadura se habían desarrollado. El partido único creado por la fusión de varios partidos leales a los militares sublevados, ordenada por Franco, sostuvo políticamente el denominado Movimiento Nacional. Sobre todo en la primera parte del Franquismo que finaliza a mediados de los años 50 del siglo pasado, este Movimiento Nacional vertebraba todo el entramado de poderes del régimen.

Desde la Constitución de 1978, se afirma que la soberanía reside en el pueblo y este la cede al parlamento mediante sufragio universal y secreto. Una vez con el poder otorgado a los elegidos, estos de buen grado o a la fuerza ceden esta potestad que se les confiere individualmente, aunque participen en listas cerradas a las elecciones, al partido político que “apadrinó” la menciona lista. Desde este momento es la estructura del partido político el que impone su voluntad a las personas elegidas y de esta forma se burla la “voluntad popular”.

En España es evidente que los tres poderes no son independientes, ya que es el partido político gobernante el que toma decisiones. El Poder acaparado por el sistema de partidos políticos, cuando estos acceden al poder legislativo mediante las votaciones, produce la emergencia, configuración y estructura del poder ejecutivo que depende absolutamente de los partidos políticos y además conforma mediante elección de los miembros de las instituciones que controlan el poder judicial y los altos tribunales, que al fin y a la postre deciden en última instancia sobre todas las causas. Y esto se realiza con los nombramientos de vocales, presidentes y reglamentos, e incluso llegado el caso con las instrucciones a jueces y fiscales para que determinados asuntos no lleguen nunca a ser sentenciados, precisamente porque caducan en fase de instrucción y aquellos jueces y fiscales díscolos, que los hay, que se creen realmente que deben ejercer el poder del estado que ellos detentan con imparcialidad, son sometidos a juicios sumarísimos o defenestrados de la carrera judicial o fiscal.

No sólo parece sino que es así: Los poderes del Estado son en realidad un único y absoluto poder del partido político triunfante en los comicios electorales y que la ciudadanía, a fuerza de votar, legitima. Una de las formas de romper este maquiavélico círculo de poder se sostiene en la capacidad de la ciudadanía de elegir directamente las personas que los detentan. Gobernantes (ejecutivo), Parlamentarios (legislativo) y Vocales de las Instituciones que rigen la Justicia (judicial), deben ser elegidos directamente por el pueblo. Algo de esto se hace en Estados Unidos, aunque no sea un limpio espejo donde mirarse. En el caso de Jueces y fiscales deben seguir la carrera profesional que garantiza su preparación técnica e independencia, siempre sujetos a la supervisión de los órganos correspondientes del poder judicial.

Fdo Rafael Fenoy Rico Comunicación Educación CGT


Fuente: Rafael Fenoy Rico