Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico

Antes de entrar en materia es necesario acotar el concepto de cultura, ya que no siempre entendemos de la misma forma el mismo. Cada sociedad tiene definido, más o menos explícitamente, un proyecto de presente y de futuro. La Historia ha ido conformando este conjunto de personas que viven socialmente y su conocimiento permite comprender el por qué de los diversos actos sociales, rituales, liturgias que en la vida social se desarrollan.

Antes de entrar en materia es necesario acotar el concepto de cultura, ya que no siempre entendemos de la misma forma el mismo. Cada sociedad tiene definido, más o menos explícitamente, un proyecto de presente y de futuro. La Historia ha ido conformando este conjunto de personas que viven socialmente y su conocimiento permite comprender el por qué de los diversos actos sociales, rituales, liturgias que en la vida social se desarrollan. La forma de vestir, la menara de saludarse, las normas de urbanidad y cortesía, los gestos aceptados socialmente, las creencias generalizadas, los conocimientos sobre cualquier aspecto de la vida corriente…en definitiva todo ello conforman lo que se viene a definir como cultura. Se puede pues concretar que la cultura contiene todo aquello que ha permitido a un grupo social sobrevivir y llegar al presente cohesionado. Una de las manifestaciones culturales más cotidianas y cercanas a todas las personas es la cocina. Los alimentos que se preparan y como se preparan. Es pues necesario comprender como cultura todos y cada una de las manifestaciones sociales y no sólo aquellas que, bien por tradición o por ideología se han impuesto como culturales, ya que las manifestaciones folklóricas de todo tipo, las culinarias, las festividades, y todas las relacionadas con el trabajo, con la extracción, transformación y comercialización de productos del territorio, así como todas las artísticas plásticas, audiovisuales, literarias, filosóficas, musicales…

Una vez abierto el concepto de cultura es posible acercarse a la interculturalidad o multiculturalidad, que aunque no signifiquen lo mismo, si comparten un universo semántico. Cuando se hace referencia a la interculturalidad, se pone el acento en las interrelaciones de las culturas distintas y sus influencias entre sí. Cuando enunciamos el concepto multiculturalidad sólo describimos una realidad en la que varias culturas pueden coexistir, sin que necesariamente interactúen entre ellas. En un contexto social abierto, en el normal discurrir de la vida ciudadana, es muy posible situarse en el ámbito de la multiculturalidad. Sin embargo en el entorno escolar la interculturalidad es obligada, por la necesaria interacción que las personas que se forman tienen entre sí y además porque el currículum que se imparte de las aulas se “impone” desde una concreta opción cultural.

Los centros educativos se encuentran con un desafío importante, complejo y que supone una dedicación extra que no siempre es valorada como tal. El alumnado que se ha formado en culturas distintas a la “oficial”, tiene que hacer un trabajo de adaptación a la nueva cultura, que es la que impregna toda la oferta educativa, comenzando por el lenguaje, y es acompañado por el profesorado en este viaje, no sólo cognitivo sino y a veces fundamentalmente ético, para comprenderla, integrarla. Al mismo tiempo esto debe hacerlo salvaguardando su propia cultura. Esto no siempre es fácil y en ocasiones parece ser imposible. Cuando se tocan aspectos relacionados con los valores, la diversidad cultural es enorme y no siempre las distintas culturas están en condiciones de asumir los planteamientos de otras.

En el Campo de Gibraltar se escolarizan actualmente sobre 2700 personas no españolas. Importa el concepto porque llamarlas inmigrantes añade unas connotaciones diferentes a denominarlas extranjeras. De suerte que algunas veces, frecuentemente en ocasiones, el término a usar depende bien de la etnia (aspecto) o de la nacionalidad. Y esta población se escolariza fundamentalmente en centro públicos siendo Algeciras la ciudad donde lo hacen casi la mitad de ellas, San Roque, con más de 500 escolariza al mayor porcentaje, si tenemos en consideración la población total residente en esta ciudad, seguida con poca diferencia La Línea de la Concepción, y el resto de las poblaciones de la zona siendo Castellar las que menos escolariza. La diversidad de nacionalidades llega a 63, de las que 12 comparten una lengua común con la española. La asistencia a los centros escolares de 2500 alumnas y alumnos que no tienen una lengua común con la nuestra, supone de por sí un reto importante. A ello debemos añadir aquel colectivo de algo más de 1300 cuyas culturas propias difieren en bastantes aspectos de la “occidental”. El mayor colectivo por nacionalidades es el marroquí con algo más de 1000 personas escolarizadas.

Rafael Fenoy Rico

 


Fuente: Rafael Fenoy Rico