Mi buen amigo José Brizuela, luchador infatigable contra la impunidad del franquismo, contra la mentira histórica y a favor del esclarecimiento, como hijo de "paseado", como persona consciente de que el velo de la ignominia y barbarie debía -y debe- desaparecer, se merece un homenaje sentido, pues fue a todos los sitios que pudo a dar su testimonio, sin pedir nada a cambio, sin querer protagonismos entre la gente que trabaja "por la memoria", reivindicando la figura de su padre como libertario de la CNT, a la vez que la de todos los compañeros asesinados -al igual que su padre- en su localidad (Castrillo de la Vega) y la de todos los españoles antifascistas (anarquistas, socialistas, republicanos, comunistas,…), que eran la mayoría pero que fueron exterminados y/o represaliados de muy diversas maneras por el fascismo franquista español con la ayuda de sus aliados nazis alemanes y fascistas italianos, etc.

Por ello que os envíe mi pequeña contribución a su recuerdo.


Mi buen amigo José Brizuela, luchador infatigable contra la impunidad del franquismo, contra la mentira histórica y a favor del esclarecimiento, como hijo de «paseado», como persona consciente de que el velo de la ignominia y barbarie debía -y debe- desaparecer, se merece un homenaje sentido, pues fue a todos los sitios que pudo a dar su testimonio, sin pedir nada a cambio, sin querer protagonismos entre la gente que trabaja «por la memoria», reivindicando la figura de su padre como libertario de la CNT, a la vez que la de todos los compañeros asesinados -al igual que su padre- en su localidad (Castrillo de la Vega) y la de todos los españoles antifascistas (anarquistas, socialistas, republicanos, comunistas,…), que eran la mayoría pero que fueron exterminados y/o represaliados de muy diversas maneras por el fascismo franquista español con la ayuda de sus aliados nazis alemanes y fascistas italianos, etc.

Por ello que os envíe mi pequeña contribución a su recuerdo.


Hasta los huesos – Historia de tanto calado que ’nos cala’ de tanta tristeza-

Solidario con todos los que sufrieron aquella miseria genocida tan lamentable de muerte, hambre y tristeza, querría narrar aquí un par de historias, en Homenaje a José y hermanando a Castrillo de la Vega y Nava de Roa, pues de los dos pueblos, con unos 1700-1800 habitantes en total en 1936, “sacaron de sus casas” a 38 personas, aunque una de ellas se salvó (pues se saltó del camión ; era de Nava de Roa). Casi 22 personas por cada mil.

Pero a esa cifra debemos añadir otros como aquél que desde Nava bajó a Peñafiel Francisco- y ya no volvió (lo mataron) ; al portugués, que desde Castrillo de Duero venía y al que algunos fascistas de Nava -ya identificados- le salieron al paso y en breve se le “cargaron” (con tiro de “gracia” incluido…y alardeando el autor jovenzuelo de semejante “hazaña”), aun sin saber a fecha de hoy por la gente común quién era o cómo se llamaba tal persona (otra cosa es que los autores le registraran y luego le destruyeran sus papeles) ; al natural de Nava de Roa asesinado (fusilado) en Madrid, en 1939, una vez terminada la guerra ; al otro navarrusco -Liborio- asesinado en guerra en las tapias de San Isidro de Valladolid ; (…) y así podríamos seguir, hablando de todo lo ocurrido, pues no todo -ni mucho menos- “está escrito”. Ya llevamos 41 personas que por no apoyar a los sublevados, el fascismo o “el Movimiento”, fueron eliminadas : ¡24 personas de cada mil !

Y si estas cifras asustan no debemos pensar que todo queda ahí ; sabemos que no : los que fueron a la cárcel, campos de trabajo, calabozos, cuartelillos, ayuntamientos, campos de concentración, exilio, (…), las torturas que sufrieron dentro de esos centros, el hambre, las enfermedades, las secuelas en general, (…), todos los que aún no sabemos dónde están (pues los cuerpos no los hemos encontrado ni nadie nos lo ha dicho -aunque sabemos quiénes eran los que recorrían la comarca, de unos pueblos o de otros-, y las familias siguen esperando después de décadas), y todas las atrocidades económicas, laborales, culturales cometidas, y los castigos “ejemplares”, y las pelonas, y el aceite de ricino, uy los desfiles denigrantes por las calles, tratos humillantes y vejatorios, requisas, robos, embargos, trabajos para no cobrar por ellos, juicios irracionales (con denuncias absurdas, o duplicación de juicio, etc.), o la implacable pobreza y tener que emigrar, tensiones, enfrentamientos, subyugaciones,…o desconocer -porque uno estaba a la siega o en la era- que otros vecinos venían preparando el golpe y que guardaban las armas en casa del cura o en algún almacén de algún cacique o con aldaba ; o las violaciones ; o tantos como se tuvieron que esconder (“topos”) ; o las imposiciones de multas, vejaciones públicas, detenciones arbitrarias, prohibición de costumbres (véase, luto), humillación diaria en la calle, insultos, etc. ; o abandonar la escuela por “hacerte la vida imposible, insultándote con “eres hijo de rojo”, “demonio”, “vete a Rusia”, “hijo de comunista” ; o tener que llevar comida para mantenerles a los que se habían llevado a las cárceles ; o saber de ocultamientos y enterramientos por parte de alguien que después gozaron o recibieron ciertos puestos a nivel local y no poder denunciarlo ; o humillarte con la obligada confesión ; o ver con tus propios ojos a falangistas o albiñanistas medio borrachos cómo se preparan para matar o perpetrar sus asesinatos a gente inocente ; o dar patadas o golpes, incluso orinar a alguien si pide un poco de agua ; o sufrir la marginación por ser quien eres, como grupo estigmatizado por ellos ; o muchas parejas que se querían y eran rechazados por parte de una de las familias (aunque también se ha dado quienes se casaron por “amor” y al final el “hijo de rojo” se convirtió en un sometido “al dictado de”) ; o cuántas viudas no pudieron volverse a casar porque no se les reconocía su estado civil al no existir acta de defunción del marido, etc. ; o cuántos jóvenes se metieron en Falange o se fueron a la Legión “por temor a”, aun sabiendo que en las trincheras también se cometían crímenes, después de conocer que los “nacionales” habían asesinado a sus hermanos o familiares ;

o la experiencia que todo ello supuso para los niños, con sus traumas, etc. ;…o seguir en una cuneta cualquiera y que ni siquiera los que trabajamos en esto (o por esto) -personas
o asociaciones- sepamos que está/n ahí, cómo se llaman o qué ocurrió (y estemos pensando que murieron en el frente, en Madrid o vaya usted a saber ;…o morir de pena como único remedio para que les dejaran en paz (¡qué ironía, que felonía, qué desastre de vida para tantos !), (…)

Aquel impacto que fue la guerra, aquella violencia extrema, aquel golpe (mazazo), aquella conspiración de militares “desleales” y secuaces, aquellas víctimas (asesinados, familiares y represaliados en general),…aquella BARBARIE fue de tales dimensiones que ni siquiera después de tantas mentiras y manipulaciones, durante tanto tiempo, podemos decir los familiares que alguien nos ha ayudado debidamente, y los que han echado una mano ha sido de manera ambigua, a medios pelos, contando medias verdades o no atreviéndose a llegar hasta el final, que bien podría ser -como ejemplo- el anular los juicios franquistas, por no democráticos, sin defensa legal alguna, etc., etc. Pero no, las asociaciones y las familias, vamos viendo pasar el tiempo y comprobando lo difícil y arduo que resulta tratar de trabajar por el esclarecimiento si muchos alcaldes, jueces, diputados y gente pública en general (además de una parte importante de la sociedad) no dan un paso adelante, rompen su coraza, toman conciencia y hablan en voz alta, reconociendo que es de justicia conocer la historia, darla a conocer, sin censura, sin cortapisas,…sin tener miedo a re-conocer lo que ocurrió, pues, por mucho que lo intenten, la verdad saldrá adelante y ellos quedarán más en evidencia aún.

No todos los políticos han actuado de la misma manera, tampoco todos los alcaldes ni jueces. Lo sabemos. Tampoco los hijos o nietos de los “implicados” deben temer nada de nosotros, siempre que respeten y dejen trabajar por la JUSTICIA, la DIGNIDAD y la VERDAD, siempre que no entorpezcan o malmetan o vuelvan a las andadas apoyando aquellas salvajadas (como algunos todavía hacen) con la palabra o, a veces, con hechos. El ORGULLO y el saber que nos asiste la RAZÓN va a impedir que desistamos, por muchos momentos de debilidad y tantos que nos ponen la zancadilla, queriéndolo o no con su actitud, actuando de manera interesada, torpe, ruin,…desenfocada, utilizando a mucha gente que se ofrece de corazón. Para ellos también nuestro toque de atención : No queremos protagonismos, carreras a costa de, ninguneos ni “listillos” (ni para curriculums ni para elecciones),…el tema es de tanto “calado” que nos cala hasta los huesos todo este dolor, y la deslealtad, y la indiferencia, y la apatía,…y el OLVIDO.

De todo esto vamos a hablar y a escribir más, y más aún de lo que se está haciendo. Y Castrillo de la Vega, Roa, Nava de Roa, etc., etc., lo verán más pronto que tarde en sus librerías, en sus estanterías, en sus casas, en sus manos. Ya no van a poder cerrar los ojos como tantos lo hicieron cuando debieron “ponerse en su sitio”. No vamos a consentir más esta vergüenza plagada de sangre, mentiras y dejar pasar el tiempo, pues los que aún viven y fueron testigos de la guerra se lo merecen, fuesen mayores, mujeres o niños. Los que se debatan entre el recuerdo y la culpa ya saben lo que pueden hacer : HABLAR y PEDIR PERDÓN.

Aquel velo y tela de araña tejido por la guerra y la represión debe desaparecer. El no saber dónde están “los nuestros” también algún día será pasado, pero para ello debemos seguir trabajando, pese a quien pese, pues “ese no saber” se convierte en ansiedad y en una perenne tortura.
Todos los familiares sabemos que aquella infamia, aquel desprecio, no se va a superar con venganza o revancha al estilo fascista ; nosotros pedimos y queremos saber la verdad (acercarnos cuando menos a ella) y darla a conocer. El presente, conociendo el pasado, será mucho más pleno, más digno, más humano. Y los que se aprovecharon de todo ello, con robos de tierras, casas, joyas que traían del frente (incluso máquinas de coser a cuestas), negocios, puestos de trabajo o todo tipo de actos denigrantes hasta llegar al más deleznable -el asesinato impune-, debemos decirles que para nosotros siempre serán unos miserables y unos asesinos (a cada uno lo suyo) ; y otro tanto a sus descendientes que no reconocen lo ocurrido : Si nosotros somos hijos o nietos de republicanos que lucharon por una sociedad más igualitaria y contra el fascismo, ellos no dejarán de ser nunca hijos o nietos de fascistas que asesinaron vecinos, incluso a sus mismos familiares. Nosotros -yo al menos- así me reconozco en mi abuelo. ¿Ellos también lo hacen,…se atreven a hacerlo ? Personalmente no he escuchado a ninguno, aun conociendo a cientos. Entre otros responsables de este silencio a no querer reconocer lo aberrante, el horror, lo vergonzante,…está ese revisionismo neo-franquista que sigue alentando a muchos a seguir “erre que erre” con la defensa del “aguilucho”, el comunismo como culpable de aquella guerra y el genocidio “ejemplarizante” (según ellos), más que nada para no dejar a nadie que se pudiera “rebullir”. Y así fue (o lo intentaron) durante 40 años de dictadura, añadiendo los años de Transición (Silencio y Pactos) y tres décadas de Democracia que tampoco, al menos a este nivel, ha dado “la talla” esperada. Que la desazón no ocupe, al menos del todo, nuestros sentimientos, preocupaciones, acciones, pensamientos,…y que podamos echar una mano siempre y en lo posible a todas las víctimas, los desfavorecidos y gente sin voz, sean de entonces o del ahora.

Jerónimo Jesús de la Torre Tapias

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HOMENAJE a José