Hace cinco años escribí por juego un texticulillo de divulgación histórica: "El padre de King Kong". Partía de un enigma: la imagen de un gorila gigante atrapando en su puño a un obrero desfallecido que apareció en 1923 en un periódico libertario de Zaragoza, Cultura y Acción (órgano de la Confederación Regional de Aragón, Rioja y Navarra y portavoz de la CNT).

Apareció, repito, en 1923, es decir, 10 años antes de que se rodara la famosa película King Kong (1933). ¿Podía tratarse de simple coincidencia? ¿O había alguna relación entre ambos gorilas, un parentesco?

En ese artículo (disponible en el blog Ciencia
para Impacientes
) conseguí resolver el misterio

En ese artículo (disponible en el blog Ciencia
para Impacientes
) conseguí resolver el misterio
mostrando la existencia de una fuente común de la que habían
derivado tanto el King Kong rival de los libertarios como el King
Kong de Hollywood.

Cultura y Accion (1923) 

Se trataba de un cartel de propaganda aliada de la
Primera Guerra Mundial en el que se presenta al Imperio Alemán como
un simio gigante sanguinario que atrapa en su puño a Marianne, la
figura femenina que, igual que Columbia en Estados Unidos, representa
a la República en Francia. El amenazante gorila de Cultura y
Acción
, escogido en 1923 para representar al capitalismo que
atenaza en su garra al obrero, participaba del lenguaje visual creado
en las democracias occidentales durante la Primera Guerra Mundial, y
coincidía en atribuir al mono gigante el mismo significado: la
barbarie y la brutalidad de alguien cuyo gran poder hace temible.

«El
padre de King Kong» acababa con algunos ejemplos de cómo este
icono visual siguió utilizándose, con idéntico significado,
durante la Guerra Civil (cartel de Manuel Monleón en el que el
fascismo aparece representado como un babuino con las fauces
abiertas) y durante la Segunda Guerra Mundial (propaganda aliada en
contra del Eje). Carlos Alba Peinado, que recogió estas ideas en su
artículo «King Kong o el teatro de estado en los años 30»,
estima que en la Europa de entreguerras el icono del gorila gigante
bien podría representar el creciente totalitarismo estatal1.

Propaganda EUA - I WW  Monleon Guerra Civil

Esta
era la red de significados asociada a la iconografía del gorila
gigante cuando los creadores de la película King Kong (1933)
lo tomaron como modelo para su protagonista. Un modelo que, además
de potencia visual y espectacularidad, les ofrecía una ventaja
añadida: conseguir crear en los espectadores una primera impresión
equívoca del monstruo. La primera vez que vemos aparecer a King Kong
en la pantalla debemos sentir miedo. Es una bestia. Como la de la
propaganda de guerra, como la de la propaganda libertaria contra el
capitalismo.

King Kong (1933)

Solo
más adelante King Kong nos demuestra, cuando nos internamos con él
en la selva, que es una criatura sensible, que protege y mima a su
prisionera, de la que parece que se ha enamorado. El primate ama. El
primate puede ser terrible, pero con sus enemigos: no mata más que
en defensa propia y por aquello a lo que ama. La película consigue
que el espectador empatice con King Kong. Y en la última parte, en
Nueva York, cuando la gente encadena a King Kong, le acosa, le
humilla, matándolo de tristeza, estamos ya sin duda de parte de King
Kong. Deseamos que la fuga de King Kong tenga éxito. Acariciamos con
lágrimas en los ojos su cuerpo caliente sin vida.

King
Kong, descendiente del gorila gigante que salía en la viñeta de
Cultura y Acción de Zaragoza, no es el mismo bruto
despiadado. Es un rebelde al que mueve el amor. Y que recibe él
mismo suplicio a manos de la sociedad capitalista.

CGT King Kong Movilizaciones (2011)

Y así
llegamos a 2011. Casi cien años después de las primeras apariciones
del icono, el gorila gigante ha regresado a la propaganda libertaria
con un significado completamente distinto. Ahora King Kong está de
nuestro lado, del lado de los trabajadores, de la CGT. De adversario
de los anarcosindicalistas, avatar del Estado represor, el icono,
reencarnado en San King Kong mártir, ha pasado a representar al
propio anarcosindicalismo.

King
Kong, compañeros, está con nosotros.

Jesús
Ruiz
,Grupo
de Acción Social de la Federación Local de Logroño (CGT – Aragón
y La Rioja)

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1
Así como, a menor escala, la tendencia general a ampliar las
funciones del Estado hasta invadir nuevas áreas de la sociedad,
como la creación cultural. Aunque se trata de una digresión
bastante larga, no quiero dejar de apuntar que Carlos Alba hace una
observación discutible, aunque cuya mera posibilidad debería
hacernos reflexionar, al establecer un paralelismo entre esta
tendencia estatalizadora y la gestión que el Sindicat Únic
d’Espectacles de la CNT hizo durante la Guerra Civil, con el
respaldo de la Generalitat, de los nacionalizados Teatro del Liceu y
Palau de la Música Catalana. Lo que en principio debería haber
constituido un modelo de autogestión anarcosindicalista es descrito
por el autor como un «férreo control» sobre el teatro,
aunque sin aportar datos, por lo que debe tratarse de una conjetura,
acertada o no. «King
Kong o el teatro de estado en los años 30»
,
Stichomythia Nº5 (2007), Universitat de València, pp.
26-36.