Crónica y análisis a un tiempo del desarrollo "histórico" del Movimiento 15-M, publicado en Rojo y Negro 248 de julio-agosto 2011. Lo que sigue es la parte final del reportaje...

Puedes leerlo entero en el pdf aldjunto, que incluye también el artículo de Angel Calle: "El 15-M: Trabajo y Sindicalismo".

El 19J supone la culminación del éxito en la primera etapa del movimiento. La protesta multiplica el apoyo del 15M y se desarrolla sin el más mínimo incidente en más de 60 ciudades del estado. Aproximadamente un millón de personas evidencian que ni el desgaste, ni los desacuerdos internos, ni la represión, ni la criminalización han conseguido doblegar la voluntad de cambio del 15M. En su primer mes de vida el movimiento ha salido ileso de todo tipo de ataques y no solo ha mantenido sino que ha ampliado su base de apoyo social. El 19J supone a su vez una concreción de la protesta.

El 19J supone la culminación del éxito en la primera etapa del movimiento. La protesta multiplica el apoyo del 15M y se desarrolla sin el más mínimo incidente en más de 60 ciudades del estado. Aproximadamente un millón de personas evidencian que ni el desgaste, ni los desacuerdos internos, ni la represión, ni la criminalización han conseguido doblegar la voluntad de cambio del 15M. En su primer mes de vida el movimiento ha salido ileso de todo tipo de ataques y no solo ha mantenido sino que ha ampliado su base de apoyo social. El 19J supone a su vez una concreción de la protesta. Tras las concentraciones ante el Congreso contra la reforma de la negociación colectiva, el 19J las marchas se centran en rechazar el Pacto del Euro globalizando además las reivindicaciones del movimiento. La exigencia de reformas democráticas y las protestas y propuestas de carácter social y económico se dan de la mano en un movimiento que no es ni netamente ciudadanista ni típicamente izquierdista.

Llegados a este punto está claro que tampoco el verano diluirá el movimiento. Este periodo servirá quizás para reflexionar sobre lo ocurrido y para ir asentando las asambleas descentralizadas en los barrios y el debate en la Red. Quizás se concreten también algunas propuestas pero lo que es seguro es que continuará la protesta que ya tiene una cita el próximo 15 de Octubre en una movilización con vocación global.

Propuestas y estrategias

Las propuestas del movimiento no son algo estático y desde el 15 de mayo se ha desarrollado un intenso debate tanto en la red como en las asambleas. Los 8 puntos del manifiesto de Democracia Real Ya! han sido el punto de partida de muchos debates. Desde entonces ha habido movimientos en varios sentidos. Por una parte podemos destacar la llamada al #consensodemínimos que pretendía enfocar los esfuerzos en los puntos del manifiesto dedicados a la mejora de la participación y la renovación de la democracia, excluyendo así las reivindicaciones sociales y económicas. Algunos de los defensores de esta postura argumentaban que estos puntos constituían el medio y las exigencias económicas el fin, es decir que mejorando la participación en el sistema democrático podrían luego plantearse y alcanzarse los objetivos sociales y económicos. Otros simplemente pretendían eliminar el contenido social y el caríz izquierdista del movimiento. La propuesta del referéndum del 15 de Octubre, lanzada por otra parte con oscurantismo y de forma unilateral por un sector muy minoritario de la acampada Sol que había sido incapaz de convencer a la asamblea, es un ejemplo de esta tendencia.

También por parte de la izquierda clásica se ha minusvalorado el contenido más ciudadanista del 15M y sus propuestas de regeneración democrática. Ciertos sectores han pasado de la sospecha conspiranoica de una convocatoria tras la cual veían nada menos que a la ultraderecha, al desembarco masivo tras el éxito del 15 de mayo pero tratando de olvidar el carácter abierto y plural de la convocatoria y de defender el discurso caduco que durante años ha mostrado su ineficacia.

En cuanto a las estrategias, uno de los puntos candentes ha sido la opción por la desobediencia civil no violenta, que aunque se ha impuesto claramente ha originado debates interesantes. La siempre difícil definición de lo que es violencia y de los límites entre los grados legítimos de violencia utilizados en cada contexto histórico han sido ampliamente discutidos. Por una parte el 15M ha sido estricto e incluso exagerado a la hora de desvincularse de los incidentes que pudieran perjudicar la imagen del movimiento y alejarlo de su amplia base social, pero por otra parte ha mostrado su solidaridad con movilizaciones como las de Grecia en las que la estrategia resulta diametralmente opuesta. La opción del 15M parece por tanto apegada a un contexto concreto y ligada a una cuestión estratégica, pero queda claro que se rechaza la mitificacion de ciertos métodos de lucha insurreccional fuertemente arraigados en algunos sectores.

El debate se ha producido también entre aquellos que tratan de dar forma a reivindicaciones concretas para alcanzar al menos objetivos parciales, y los que temen que estos éxitos menores sirvan para relegitimar a las estructuras políticas y económicas cuestionadas por el 15M.

La huelga general como parte del repertorio clásico de movilización es otro punto candente. Mientras que algunos sectores siguen considerando imprescindible la paralización de la producción, otros no lo consideran algo esencial o cuestionan el efecto verdadero de un sólo día de huelga para el sistema productivo. El debate sobre una huelga social o biopolítica, a la vez de producción y de consumo, convocada por el movimiento y no solo por los sindicatos y que apele a una ciudadanía amplia y no a una concepción estricta de la clase obrera puede resultar muy fructífero y, de realizarse algo parecido, suponer una importante innovación en el repertorio de protesta.

Por último, existe un punto de fricción entre las formas de participación y la legitimidad de los espacios físicos y virtuales del movimiento. Una fricción que a veces se traduce en desencuentros y malentendidos entre Democracia Real Ya!, como plataforma nacida en Internet y que mantiene en la Red gran parte de su actividad, y las asambleas surgidas tras las acampadas con un trabajo más presencial. Aunque tanto unos como otros utilizan a la vez los encuentros presenciales y las herramientas digitales de coordinación –y muchos activistas participan simultáneamente de ambos espacios – el sesgo entre lo físico y lo virtual se mantiene en sus prácticas y a veces no es fácil la complementariedad y el entendimiento mutuo.

Son pues muchos e importantes los retos a los que el 15M se enfrenta para mantener la unidad de acción y la amplia base de apoyo que ha tenido hasta ahora. Es relativamente fácil aglutinar la adhesión a unas propuestas poco definidas en una acción concreta, pero a medida que se perfila el discurso y se define la estrategia a seguir afloran los conflictos de intereses y las contradicciones. El reto es afrontar estas dificultades con inteligencia y madurez política.

Algunas conclusiones

En solo mes y medio el movimiento ha evolucionado y se ha adaptado a diversas circunstancias superando los intentos de represión tanto física como simbólica. El seguimiento de las movilizaciones y las opiniones recogidas en varias encuestas (el 64,3% siente simpatía por el 15M según Metroscopia), evidencian el apoyo mayoritario tanto al movimiento en general como a sus propuestas principales. Los guiños desde las instituciones ponen de manifiesto que la clase política ha aceptado por fin que no tiene más remedio que hacer algunas concesiones para tratar de mantenerse a si misma. Alguno de los temas señalados por el 15M se han instalado en la agenda política y los partidos compiten ahora por proponer medidas descafeinadas pero en línea con las exigencias del movimiento, como la ampliación del límite de sueldo no embargable propuesta por Zapatero en el último debate sobre el estado de la nación. La socialdemocracia y la izquierda institucional tratan de reposicionarse como evidencia el manifiesto “Una ilusión compartida” promovido por intelectuales y artistas que previamente habían apoyado explícitamente al PSOE. El mensaje no puede ser más contradictorio: La socialdemocracia ha muerto, ¡viva la socialdemocracia!

La estrategia de cooptación es a la vez el último recurso para frenar al movimiento y el reconocimiento explícito de su éxito parcial. Pero más allá de las medidas concretas que se puedan arrancar el 15M ha puesto en evidencia la profunda brecha entre los representantes y representados en la seudo-democracia burguesa. El movimiento es más un síntoma que una medicina. Quizás no logre a corto plazo curar los males del sistema político y económico que nos oprime, pero ha servido para el diagnóstico. El 15M ha renovado prácticas, estrategias y discursos bien arraigados, pero ha bebido también de una memoria colectiva que se construye poco a poco y se enriquece con cada episodio de movilización. Independientemente de los éxitos concretos cada movimiento aporta su granito de arena a la construcción de una experiencia colectiva que servirá de punto de partida para la batalla siguiente. El 15M contaba con la herencia de las prácticas asamblearias, la horizontalidad o la búsqueda del consenso comunes en los nuevos movimientos sociales desde hace años. Con una hipersensibilidad al poder, a los liderazgos y las jerarquías que son fruto del fracaso de las formas verticales compartidas tanto por las democracias representativas como por las alternativas supuestamente emancipadoras de la vanguardia del proletariado. La tradición libertaria de CGT tiene mucho que enseñar en este sentido, pero el sindicato tiene también mucho que aprender de los nuevos procesos de movilización que se articulan en torno a valores, prácticas y símbolos culturales muy distintos de la tradición confederal, pero que en el fondo pueden ser muy similares: la búsqueda de una verdadera democracia, tanto política como económica, verdaderamente horizontal y participativa que conjugue la igualdad social y la libertad. ¿Una verdadera democracia?

José Candón, CGT