Chicharras, sudorosa nostalgia de veranos en sofá paterno viendo deporte, eso en que importan constancia y continuidad más que resultados. Sudoroso en el sillín, un hombre solo ante una muralla se diría que dos minutos y volvemos, pueden verlo todo (menos al hombre solo) en el teléfono, en el ordenador, en el sofá, en cualquier momento (menos ahora ante la muralla, pero no importa, se ve por el maillot que no es español, y los euros, sí). Un microcéfalo con macrófono vocea en idéntico falsete que perdemos una medalla ...

Chicharras, sudorosa nostalgia de veranos en sofá paterno viendo deporte, eso en que importan constancia y continuidad más que resultados. Sudoroso en el sillín, un hombre solo ante una muralla se diría que dos minutos y volvemos, pueden verlo todo (menos al hombre solo) en el teléfono, en el ordenador, en el sofá, en cualquier momento (menos ahora ante la muralla, pero no importa, se ve por el maillot que no es español, y los euros, sí). Un microcéfalo con macrófono vocea en idéntico falsete que perdemos una medalla …

Chicharras, sudorosa nostalgia de veranos en sofá paterno viendo deporte, eso en que importan constancia y continuidad más que resultados. Sudoroso en el sillín, un hombre solo ante una muralla se diría que dos minutos y volvemos, pueden verlo todo (menos al hombre solo) en el teléfono, en el ordenador, en el sofá, en cualquier momento (menos ahora ante la muralla, pero no importa, se ve por el maillot que no es español, y los euros, sí). Un microcéfalo con macrófono vocea en idéntico falsete que perdemos una medalla y que los militares rusos invaden Yoryia para ganar otras, que es lamentable, lo de Yoryia, y que no pone de fondo Silicosis blus porque le suena a griego, que es incomprensible en plenas olimpíadas, esos juegos dos veces milenarios que se celebran en Pekín, esa ciudad cuatro veces milenaria, donde una tropa montada persigue hacia la muralla al hombre solo pero de verde, volvemos en seis milenios. A una señora el verano le cambiaba… Los nombres de las cosas por puntos suspensivos, pero ahora gracias al latín irregularis le llama al pan fibra, y al cagar, regularidad. Se acaba de retirar el maillot con manchas verdosas por una irregularidad en el tránsito. En este trance dificil el memo regularis, caga pronobis, vuelve a hablar de Yoryia y goles. Con tanto corte me cambia la regularidad mental, pero gracias a telebifidus podré verlo todo, a cualquier hora, aunque sea a empujones irregularis. Servidumbres inevitables, como en los algodonales de Yoryia, tovarich. Ahora van tres ciclistas solos en cabeza, la muralla ha desaparecido trocada en peaje de autopista. La señora ha acabado de cagar o bien se ha muerto, pues resucita a ojos vistas entre bálsamos diversos y aromáticos. Acuden sus recuerdos, se la ve en diversas edades y circunstancias ahorrando agua y coqueteando en barca. Pariendo no, eso es otra prueba, pero el microcéfalo vuelve con consuelo espiritual, podrán verla en el resumen, o en la red, o en Yoryia. A los tres escapados les han alcanzado otros tres, surgidos posiblemente del fregaplatos que ahorra sudores. Ahora suena un himno y dan medallas, serán las de ahorro de agua o levantamiento de arrugas, no, es el merecido premio a la regularidad y continuidad de su carrera, puedes verla a cualquier hora, recuerda el de Yoryia, y mucho, a una estupidez mil veces milenaria. Vale, iré al grano como los cuadrúpedos de Yoryia y me ahorraré el tránsito. Cuando todo haya acabado ya veré lo que interesa, de los juegos, las medallas, de la vida sus anuncios (varias veces milenarios), y del tránsito el destino : Yoryia (onjismauz).

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Fuente: José Luis Arántegui