Artículo de Kike García Francés, historiador y militante de CGT, publicado en Rojo y Negro, nº 313, junio 2017.

La época dura del pistolerismo fue entre los años 1917 y 1923, es el momento de Martínez Anido, es el momento de la legalización de los asesinatos extrajudiciales a través de la tristemente famosa Ley de Fugas y del terrorismo de estado con la banda de Bravo Portillo y posteriormente con el Sindicato Libre. La violencia y el terrorismo estatal costaron la vida a más de 500 militantes libertarios.

La época dura del pistolerismo fue entre los años 1917 y 1923, es el momento de Martínez Anido, es el momento de la legalización de los asesinatos extrajudiciales a través de la tristemente famosa Ley de Fugas y del terrorismo de estado con la banda de Bravo Portillo y posteriormente con el Sindicato Libre. La violencia y el terrorismo estatal costaron la vida a más de 500 militantes libertarios. Por su parte el anarquismo respondió con las mismas armas, la creación de los llamados grupos de afinidad o de acción que integraban a un número pequeño de militantes, para evitar traiciones que no pudieron llegar a evitar, que respondían con la misma violencia, se calcula en más de 150 las víctimas de estos grupos, entre ellas el presidente de Gobierno Dato, autor de la Ley de Fugas, o el cardenal Soldevilla. Hubo muchos grupos de afinidad formados por militantes anónimos, muchos dieron su vida por la causa, otros han pasado al anonimato. Tras la caída de Martínez Anido se fueron diluyendo estos grupos, que no desaparecieron del todo y que hasta el golpe de estado del 36 pivotaron en torno a la FAI.
Uno de los grupos de acción más famosos fue el de Los Solidarios, creado en el final de la etapa del pistolerismo y formado por una hornada de nuevos militantes. Hay muchas dudas del origen de este grupo, unas fuentes hablan de la unión del grupo zaragozano Los Justicieros con el grupo de Barcelona El Crisol. Otras fuentes citan que El Crisol fue fundado por cinco Justicieros, estos huidos de la situación en Zaragoza. Entre Los Justicieros se encontraban nombres como Rafael Torres Escartín, Buenaventura Durruti, Gregorio Suberviela y Juliana López Mainar. Sea como fuere, en casa de Domingo Ascaso en la calle de San Jerónimo se creó en agosto de 1922 el grupo Los Solidarios formado por Francisco Ascaso, Juan García Oliver, Aurelio Fernández Sánchez, Ricardo Sanz García, Alfonso Miguel Martorell, Marcelino del Campo, Miguel García Vivancos, Gregorio Martínez Garzón, Gregorio Suberbiela Baigorri, Eusebio Brau, Buenaventura Durruti, Antonio Ortiz Ramírez y Rafael Torres Escartín. Pero también hubo mujeres, Ricardo Sanz en su biografía añade cuatro nombres: la Justiciera Juliana López Mainar y Ramona Berni, María Luisa Tejedor y Josefa Not. En la continuación del grupo en la II República bajo el nombre Nosotros, Ricardo vuelve a incluir a estas cuatro militantes. Otras fuentes incluyen a María Rius en Los Solidarios, elevando el número a cinco. Pero tanto los medios de la época como la historiografía actual han silenciado el papel de las mujeres en los grupos de acción o de afinidad. En el caso concreto de Las Solidarias no hay prácticamente datos ni información sobre estas militantes, queda mucho por investigar y es obligatorio recuperar su memoria. Las referencias sobre ellas son muy escasas y a veces son por su relación sentimental con sus compañeros, también miembros de Los Solidarios lo que minimiza el papel de estas mujeres, otra forma de invisibilizarlas es limitando su papel a meros puntos de apoyo o de transporte, algo, como vamos a ver,  muy lejos de la realidad.
Este es un breve esbozo de estas mujeres libertarias y luchadoras:
Quizá la más significada por su trabajo fue la zaragozana Juliana López Mainar, miembro del grupo zaragozano de Los Justicieros, participó de manera muy activa. Juliana era muy conocida por su activismo libertario, en el centro de Zaragoza, en la calle Alcober n.º 5, tenía una pensión que servía de refugio a los anarquistas que eran perseguidos por las autoridades. Era ama de casa y se le conoce una relación con el anarquista Luis Riera, quien en el futuro será pareja de María Ascaso, hermana de Francisco.
Su primera acción de la que queda constancia es de febrero de 1921 cuando se desplazó a Andalucía para intentar ampliar las bases de su movimiento en esas tierras, junto a ella viajó Durruti. Otra de sus primeras acciones fue la de transportar hasta Zaragoza parte del botín de un atraco organizado por Los Justicieros del que fue víctima el pagador de una importante empresa metalúrgica radicada en Eibar, con ese dinero adquirieron en una fábrica de armas de la propia Eibar un lote de un centenar de pistolas de la marca “Star”; el dinero restante se dividió en dos partes iguales que fueron enviadas a Bilbao y Zaragoza, ciudad ésta a la que llegó oculto entre las ropas de Juliana.
El atentado contra el cardenal Soldevila, ya a manos de Los Solidarios, le traerá serias repercusiones. Rafael Escartín se alojó en su pensión días antes del atentado, mientras Francisco Ascaso lo hacía en casa de su madre. El mismo día del atentado ambos se reunieron en la pensión para prepararlo, saliendo armados y preparados de la calle Alcober. Tras el atentado, tanto Juliana como su familia serán foco de la investigación policial y la pensión será registrada. Será condenada a seis años de prisión por complicidad en el atentado.
En 1933 se la localiza en Barcelona, donde junto al resto de Solidarios, ahora bajo el Nosotros, preparó la insurrección de enero. Tras la dictadura vivió en su barrio de la Almozara regentando un pequeño negocio, en el barrio todo el mundo conocía su pasado militante.
Otra de las militantes más activas del grupo fue María Rius desde los 18 años ya militaba en la CNT con el carné n.º 1 del Sindicato del Vestir. A pesar de la labor sindical, estaba implicada en distintas actividades sociales, como el apoyo y la ayuda a los presos de su organización. Ayudó a menudo a ocultar los prófugos y a organizar fugas, por ellos fue detenida en 1924, en su domicilio encontraron explosivos y armas y fue condenada a ocho años de prisión. María Rius volvió a trabajar en ayuda a fugas, ante las sospechas policiales tuvo que exiliarse en Francia. Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera volvió a Cataluña y se incorporó al Comité femenino pro-amnistía de Barcelona. El 14 de abril de 1931 se encontraba entre el grupo que asaltó la cárcel de mujeres. El 19 de julio, María Rius ocupó su lugar en la lucha de la calle, al igual que mucha de su gente. Iniciada la guerra luchó en el frente de Aragón, en marzo de 1937 se incorporó a la columna Hilario Zamora, destacada en Sástago, tomó parte en la toma de la población de Quinto y en la de la colina Carnero. Al final de la guerra, en 1939, huyó a Francia y se desconoce cuándo murió.
Otra de las integrantes de Las Solidarias fue María Luisa Tejedor, de profesión modista. En diciembre de 1926 fue detenida en Bilbao tras la represión de Doval en Gijón, fue enviada a Madrid, donde fue acusada de haber organizado el complot del Puente de Vallecas para acabar con el rey Alfonso XIII. Estuvo presa hasta 1928 y continuó la colaboración con el grupo pero cinco años más tarde, en 1933, seguramente por participar de manera activa en alguna de las insurrecciones libertarias que se desarrollaron ese año, fue condenada a tres años de prisión.
En las filas del grupo también se encontraba Ramona Berni y Toldrá de orígenes campesinos, en la década de 1910 se trasladó a Barcelona, donde trabajó de tejedora y se afilió al Sindicato Fabril y Textil de la CNT. Junto a su amiga Pepita Not en 1923 pasó a ser una Solidaria desarrollando tareas de enlace y comunicación. Fue detenida brevemente por la policía el 28 de febrero de 1924 tras el asesinato del dirigente de Los Solidarios Gregorio Suberbiela. Durante los años de la dictadura de Primo de Rivera, el grupo quedó muy mermado, según Ricardo solo quedaban en libertad él mismo, Alfonso Miguel, Ramona y Pepita, entre los cuatro se ocuparon de distintas acciones, como el intento de traslado de las armas adquiridas en Eibar hasta Barcelona.
Tras la proclamación de la República, Ramona continuó su actividad sindical participando como oradora en actos y mítines y colaborando con Nosotros. Su última aparición pública fue en un mitin en el Kursaal de Manresa en 1938. Al terminar la guerra civil se exilió, tal vez en Francia, aunque no consta su paso por ninguno de los campos de concentración franceses. Se desconoce la fecha de su muerte.
Una de las más conocidas fue Josefa Not, más conocida como Pepita Not, quizá por ser compañera de Ricardo Sanz. Pertenecía a una familia de campesinos humildes. En 1918 conoció a Ricardo y desde la creación de Los Solidarios formó parte del grupo, en el que hizo de correo llevando correspondencia, dinero y armamento a militantes de Asturias, País Vasco, Aragón y Cataluña. Durante la República participó en los grupos de apoyo a los presos con Rosario Dolcet Martín y Libertad Ródenas Domínguez. Murió a causa de las complicaciones en el parto de su hija, Violeta, en junio de 1938.

Kike García Francés

Historiador y militante de CGT


Fuente: Kike García Francés