Si el Día del Trabajo comenzó con la nota negativa del sellado con silicona de las sedes de UGT y de CC. OO., la jornada matinal concluyó con otra no menos lamentable. Tras la intervención de los líderes de las dos centrales sindicales mayoritarias, los representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT), que se habían situado ya antes en las escaleras de entrada al Ayuntamiento al lado de Donis y González, pretendieron leer un manifiesto alternativo al de UGT y CC. OO., los organizadores del acto. Comenzó entonces el cruce de acusaciones entre seguidores de las tres centrales.

Si el Día del Trabajo comenzó con la nota negativa del sellado con silicona de las sedes de UGT y de CC. OO., la jornada matinal concluyó con otra no menos lamentable. Tras la intervención de los líderes de las dos centrales sindicales mayoritarias, los representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT), que se habían situado ya antes en las escaleras de entrada al Ayuntamiento al lado de Donis y González, pretendieron leer un manifiesto alternativo al de UGT y CC. OO., los organizadores del acto. Comenzó entonces el cruce de acusaciones entre seguidores de las tres centrales.

Si el Día del Trabajo comenzó con la nota negativa del sellado con silicona de las sedes de UGT y de CC. OO., la jornada matinal concluyó con otra no menos lamentable. Tras la intervención de los líderes de las dos centrales sindicales mayoritarias, los representantes de la Confederación General de Trabajadores, que se habían situado ya antes en las escaleras de entrada al Ayuntamiento al lado de Donis y González, pretendieron leer un manifiesto alternativo al de UGT y CC. OO., los organizadores del acto. Comenzó entonces el cruce de acusaciones entre seguidores de las tres centrales.

A los pitos y abucheos de los afiliados de UGT y CC. OO. respondieron los de la CGT con frases como « ¡Alcahuetes del Gobierno ! », mientras uno de los representantes de esta última organización pedía, microfóno en mano, la « unión entre los sindicatos » y denunciaba la « discriminación » que existe dentro del panorama sindical.

No le dio tiempo a más, porque apagaron la megafonía. Acudieron entonces miembros de la CGT a pedir explicaciones al alcalde, Heliodoro Gallego, -le dijeron que tenían permiso de la Subdelegación del Gobierno para usar la megafonía-, pero su mitin se siguió a través de un micro y un altavoz particular.


Par : El Norte de Castilla