Resulta patético contemplar como espectadores al gobierno ofreciendo millones de euros públicos al capital financiero privado para refinanciar su deuda y, a la vez, escuchar de éstos, que la culpa de la situación la tiene la economía real y el elevado coste de los despidos.

Resulta patético contemplar como espectadores al gobierno ofreciendo millones de euros públicos al capital financiero privado para refinanciar su deuda y, a la vez, escuchar de éstos, que la culpa de la situación la tiene la economía real y el elevado coste de los despidos.

Igualmente patético resulta contemplar cómo empresarios de cualquier sector -industrial, servicios, construcción o agricultura-, con sólo insinuar la palabra “crisis” -en todas sus variantes (caída de la demanda, adecuación de recursos al mercado, causas organizativas, productivas o técnicas…)-, en un ERE, o en un Concurso Voluntario de Acreedores, o en los despidos individuales, gobernantes de cualquier administración, central o autonómica y jueces de cualquier tipo, autorizan sin ningún reparo el despido masivo o individual, o las suspensiones de empleo temporales.

Asistimos a un juego perverso de previsiones, realizadas por las grandes corporaciones mundiales del capital (FMI, BM, OMC, Comisión Europea, G-20, Reserva Federal EEUU, Banco Central Europeo, Gurús de las Agencias de Calificación, Ejecutivos de las Consultoras “más prestigiosas”, teóricos-catedráticos-expertos y “tertulianos de todo pelaje”), sobre el número de parados, mundiales, nacionales, europeos ; las personas que (a millones) pasarán hambre o más hambre ; fondos de inversión o índices bursátiles que se hundirán, etc. etc.

Parece que nos encontramos en apreciaciones del mundo y de la realidad, que dependieran de los designios de “un orden supra-natural” que escapa a las decisiones de los seres humanos y más en concreto de quien tiene poder económico, político y militar de adoptar esas decisiones, es decir, gobiernos de todo tipo, entidades financieras, empresariado de todo pelaje y ejecutivos y teóricos de “alto copete”, como si ellos no hubieran roto un plato.

Ignoran que sabemos que la Gran Banca “española” se embolsó en un año de crisis como el pasado, 20.000 millones de euros de beneficios netos, aumentando el crédito concedido del 2002 al 2008 hasta 1,838 billones de euros, es decir en seis años un 161% (se partía en el 2002 de un volumen de crédito concedido de 701.000 millones de euros). Y aquí se encuentra el problema : el 70% de ese incremento se dedicó a financiar ladrillos : el crédito inmobiliario pasó de 347.000 millones en el 2002 a 1,1 billones de euros en el 2008.

La Banca “española” capta dinero público del Banco Central europeo a diario y lo deja en depósito, en gran parte, en el mismo banco. Recibe dinero (miles de millones) del gobierno español y lo dedica a refinanciar su deuda.
Las grandes Empresas del Ladrillo, en el período de “especulación sin límites” amasaron fortunas inimaginables. Las multinacionales del auto, el empresariado de los grandes centros comerciales, de las grandes cadenas hoteleras, las multinacionales de la energía, de la comunicación, han amasado, igualmente, fortunas y fortunas. Y gobernantes de cualquier color aplaudieron a rabiar el “modelo de crecimiento español” y se apresuraron a situarse en los centros del poder mundial.

Y ahora, todos ellos, nos tratan como si nosotros, trabajadores autóctonos y migrantes de cualquier sector, hombres, mujeres, pensionistas, jóvenes, tuviéramos la culpa de que nos echen de los empleos a cientos de miles (3,3 millones de parados obligados) ; de que nos echen de nuestras casas por no tener rentas para pagar sus “usureras hipotecas” ; de que nos roben cualquier futuro de vida digna ante un aire contaminado, un planeta que no aguanta más, unas ciudades insostenibles, una sanidad cada vez más escasa en asistencia, calidad y cada vez más privativa ; una educación mercantilizada y selectiva, para quien pague ; una ausencia de libertad casi total en todo lo referente a los derechos de ciudadanía…

CGT denuncia a la clase política, gobernantes, banqueros y empresariado, así como al sistema judicial, de ser los responsables y causantes de este desastre de modelo capitalista, donde lo único que garantizan son sus modos de vida a todo tren (casas, lujos, yates, viajes, etc., etc.) y sus cuentas de resultados. Su modo de vida, el de muy pocos, es directamente responsable del actual desastre y, en consecuencia, exigimos que se abandone ese modelo.

La sociedad, la mayoría social, miles de millones de personas, 44 millones en el estado español, tenemos derecho a un nuevo contrato social, basado en lo público y suficiente para todos. Hablamos de sanidad pública, de banca pública no regida por el crédito ni el interés sino por la suficiencia para cubrir las necesidades básicas para todos y, en especial, la vivienda ; hablamos de bienes básicos y esenciales para la vida, públicos y suficientes para todos : agua, gas, electricidad, transporte ; educación pública, laica y libre ; hablamos de otro modelo político, basado en la autogestión y la participación horizontal de trabajadores, ciudadanos, jóvenes, mujeres, pensionistas.

CGT no consiente que banqueros, gobernantes, empresarios, teóricos-expertos-ejecutivos y “tertulianos de todo pelaje” intenten mantener su “status” especulativo, aumentando el desastre para la mayoría y llama a los trabajadores y trabajadoras, ciudadanía, hombres y mujeres, jóvenes, inmigrantes, pensionistas a salir a la calle y exigir un nuevo modelo social.

CGT llama a la movilización de quienes estamos siendo ninguneados, expoliados, engañados, porque estamos convencidos de que otros mundos son posibles y ahora es el momento de comenzarlos.

POR EL REPARTO … ¡MOVILIZACIÓN !


Fuente: Secretariado Permanente de la CGT