Un pasacalles festivo la víspera del Corpus, contratado por el Ayuntamiento de Toledo (PSOE), fue el desencadenante del enfado del cardenal arzobispo Antonio Cañizares, que acusó al Gobierno de no respetar la libertad religiosa y al desfile de "agredir la fiesta del cuerpo de Cristo".

Un pasacalles festivo la víspera del Corpus, contratado por el Ayuntamiento de Toledo (PSOE), fue el desencadenante del enfado del cardenal arzobispo Antonio Cañizares, que acusó al Gobierno de no respetar la libertad religiosa y al desfile de «agredir la fiesta del cuerpo de Cristo».

Ni el Ejecutivo ni el PSOE quisieron pronunciarse oficialmente sobre su homilía. Sí lo hizo el responsable de Libertades de los socialistas, Álvaro Cuesta, quien señaló : «Si lo que se pide es que el Estado haga de gendarme de la creencia religiosa católica, eso es imposible. El Estado tiene que preservar la libertad, la de creer y la de no creer, pero nada más».

La presidenta regional del PP, María Dolores de Cospedal, que presenció la procesión desde los balcones de la Delegación del Gobierno, dijo que cualquier agresión contra un credo, sea el que sea, «es digna de crítica». La portavoz popular en el Ayuntamiento de Toledo, Paloma Barredo, aseguró que van «a pedir explicaciones» y el expediente de la contratación del espectáculo «para saber lo que ha ocurrido para que haya habido esta censura tan fuerte por parte del cardenal». Barredo calificó la homilía de Cañizares de «grave». «No era sólo el cardenal, todos los que le rodeaban estaban muy indignados». «Hay que respetar la libertad de todos». Barredo destacó que «el Corpus en Toledo es un tema muy delicado. Es nuestra gran fiesta. Hay mucha sensibilidad religiosa».

Desde el Ayuntamiento de Toledo, un portavoz del alcalde, el socialista Emiliano García-Page, consideró que monseñor Cañizares «debía de estar enfadado por alguna otra cosa» para decir lo que dijo. «Había unas alegorías de la Virgen que no podían resultar ofensivas. Parece ser que les ha ofendido la representación en general», declaró.

La contratación de la representación alegórica no tuvo ninguna intención, aseguran en el Ayuntamiento toledano. En cuanto a que la Iglesia lo critique, les parece una opinión más. «Otra cosa es lo que al cardenal le haya llegado, porque él no lo vio», declaró ayer un portavoz.

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, denunció «los muchos insultos, agravios y ofensas que está recibiendo la Iglesia», como «la típica declaración de un nostálgico del nacionalcatolicismo» que confunde la aconfesionalidad del Estado con «libertinaje religioso» y que responde a «una concepción del Estado preconstitucional». «Se quejan de vicio», añadió. «Ningún Gobierno, tampoco el anterior, ha dado un paso sustancial para separar la Iglesia del Estado. Vivimos en un estado seudoaconfesional. Todo esto me parecen quejas preventivas para mantener sus privilegios, y les funciona muy bien».


Fuente: A. D. / N. J. / P. X. S. | EL PAIS