Los planes de desmantelamiento industrial de las multinacionales, incluso en épocas de beneficio empresarial, impulsados en la búsqueda de un mayor rendimiento económico con la implantación en países con mayor desprotección laboral y míseros salarios, está encontrando en la burocracia sindical y en los Estados unos aliados perfectos para los fines de la globalización económica.

Los planes de desmantelamiento industrial de las multinacionales, incluso en épocas de beneficio empresarial, impulsados en la búsqueda de un mayor rendimiento económico con la implantación en países con mayor desprotección laboral y míseros salarios, está encontrando en la burocracia sindical y en los Estados unos aliados perfectos para los fines de la globalización económica.

La compañía automovilística SEAT, filial de Volkwagen, consumó el pasado diciembre, al alimón con los sindicatos CCOO y UGT, el despido de 660 trabajadores, en un proceso que venía preparando desde tiempo atrás. A pesar de los buenos resultados económicos de la empresa, que en 2004 le supusieron unos beneficios de nada menos que 145 millones de euros, los planes de futuro pasaban inexorablemente por una reestructuración que empezó, antes de la firma de los expedientes de regulación, con una estrategia mediática y de aviso a navegantes.

Ha sido la propia compañía, por ilógico que parezca, la que empleó una estrategia de salir en los medios de comunicación dando una imagen negativa de sí misma : bajo índice de ventas, cierre de líneas de producción, desmantelamiento, etc., consiguiendo crear un ambiente social propicio para acometer, llegada la hora, su planes de extinción de empleo. Antes del verano de 2005 ya se produjeron varias decenas de despidos con el argumento de ‘absentismo laboral’. Después, vino la amenaza de poner en la calle a 1.346 trabajadores, que quedaron reducidos prácticamente a la mitad, 660, cifra que parece realmente la prevista y aquella primera la falsa que se utiliza para amenazar y negociar.

La masiva manifestación de trabajadores de SEAT, organizada por los sindicatos oficiales para la televisión y demás medios, puso en evidencia a los que, muy pocos días después, serían los firmantes del conocido acuerdo, que no se atrevieron a dar la cara ante los trabajadores. Las únicas acciones que de verdad fueron algo serio estuvieron protagonizadas por los trabajadores al margen de los delegados sindicales y los comités, que se apresuraron para que los descontrolados volvieran a su redil y controlar así la situación.

En esta semana en la que los trabajadores ha recogido su finiquito, en la que se ha hecho público que el Expediente de Regulación de Empleo afectará a cientos de trabajadores más de la industria auxiliar, quiere la CNT denunciar la connivencia entre la multinacional automovilística y los sindicatos oficiales y sus comités que no han planteado ningún atisbo de lucha, y todo ello con el beneplácito de la Administración. Frente a estos tres pilares del sistema capitalista -patronal, sindicalismo de liberados y de imagen y Estado- ha de alzarse la voz y la acción de los trabajadores organizados como única arma frente a los desmanes de los mercaderes del empleo.

Confederación Nacional del Trabajo. Comité Nacional.

Secretaría de Prensa.

Sevilla, 13 de enero de 2006


Fuente: Comité Nacional de la CNT-AIT