Nueva entrega de la dañina política de ofrecimiento de incentivos, "perrillas" al profesorado andaluz por parte de la Consejería de Educación del gobierno del PSOE. No se conforma este partido político con las sentencias desfavorables cosechadas ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, no se conforma con el secuestro del cinco por ciento del salario de todos los empleados públicos, sino que ahonda en su déficit empecinado en que aquello de la “calidad” es una buena cosa a costa de mermar la dignidad del profesorado andaluz.

Erre que
erre con lo de la calidad en educación


Erre que
erre con lo de la calidad en educación

Y es que cuando de “aguinaldos” se trata
se suscitan en la memoria de nuestra infancia las imágenes del
honrado barrendero, el honesto y esforzado cartero y otras
personas que ejercían otros nobles oficios, que para poder arrimar
algo a la mesa navideña solicitaban a vecinos de la zona el
“aguinaldo”. ¡Unas monedas por caridad!, era la frase que se
escuchaba en los soportales de los templos donde las personas
necesitadas o aquellas que del pedir vivían, reclamaban algo de
dinero para poder llevar a su casa.

Si de hacer
bien las cosas en la educación de las jóvenes generaciones se trata
es exigible una dedicación y saber hacer profesional. No es digno
pedirle a un buen profesional que sin hacer nada “extraordinario”
reciba una “monedas” a modo de incentivo. Mala opinión tiene la
Consejería de Educación socialista de aquellos empleados públicos
docentes que día a día dedican una parte importante de sus vidas en
educar y formarse, sin necesidad de “paguillas extras”.

Indigno es
el ofrecimiento por lo ya comentado en cuanto nula valoración del
trabajo bien hecho que se lleva realizando década tras década en la
docencia andaluza. Indigno es también que se pretenda pagar la
ridícula paga con el dinero que precisamente se le “sisa” a los
docentes. Porque ofensivo es quitarle a una persona el cinco por
ciento de su salario todos los meses y ofrecerle si se “apunta” a
este programa mal llamado de calidad, menos del 0,03 por ciento de
eso que se le quita. Mayor fraude no es posible concebir. Más
indigno aún es tasar tan exiguamente ese “especial interés”,
ya que para recibir este “incentivo” no es preciso aumentar el
tiempo de dedicación ni tampoco los saberes profesionales para
realizar tareas nada complejas ni diferentes a las que se hacen con
normalidad.

En cuatro
años del mencionado programa de calidad los docentes que se apunten
voluntariamente a él recibirán una gratificación de “hasta” 75
euros brutos mensuales. Decimos “hasta”, porque es así como se
recoge el borrador de esta orden indigna donde las haya. Y quien
tasa ese especial interés es ni más ni menos que el “capataz”
del centro, la dirección del mismo, que de esta forma asumiría el
más oscuro perfil de un mafioso oficio por su opacidad. Ninguna
dirección que se precie tendrá a bien recibir este “caramelo”
envenenado que supone tener el “poder” de graciosamente decidir
sobre la hacienda de los voluntarios a la ignominia.

Mal lo
pintan en el borrador para que se acaben borrando de esta tropelía
el tercio de docentes que figuraban en el anterior invento y que como
se ha demostrado después de 4 años tampoco ha servido para lo que
se pretendía: Nada más y nada menos que mejorar los rendimientos
escolares. Rellenar papeles y más papeles al objeto de que la fiera
burocrática sacie su apetito y se justifique tanto sueldo inútil.

En lugar de
hacer oídos al tribunal superior de justicia de Andalucía, en lugar
de evitar la reclasificación de centros, sin que las familias ni los
claustros tengan vela en ese entierro, según decida la dirección de
los mismos meterlos o no en el susodicho programa; en vez de dejar de
maltratar al profesorado, que en sus dos terceras partes dijo cuatro
veces ¡NO! (Pedro solo necesito tres veces negar a Cristo), un NO
rotundo, al indigno ofrecimiento; en lugar de afrontar la
responsabilidad exclusiva de la marcha del sistema sin pretender
transferirla, cual caballo de Troya, a la docencia; el socialismo
andaluz vuelve a reducir el problema del enorme fracaso del sistema
por ellos abortado a la “falta de motivación del profesorado”.
Porque eso es lo que se dice a la ciudadanía con esta indigna
propuesta.

Despertemos
las personas que a esta noble tarea de la docencia nos dedicamos y
unamos nuestras voces en un grito inequívoco. BASTA DE TRATARNOS
INDIGNAMENTE. Que se metan el “aguinaldo” donde les quepa.

Rafael
Fenoy Rico Secretario de Jurídica y Comunicación CGT Enseñanza