Las centrales nucleares de Almaraz II (Cáceres), Ascó II (Tarragona) y Trillo (Guadalajara) se encuentran paradas en estos momentos. Las dos primeras por avería y la tercera por recarga. Si se le suma la falta de actividad de Garoña, se concluye que cerca de la mitad del parque nuclear español está fuera de juego.

Una muestra evidente de que, a pesar de los argumentos de la industria nuclear, esa energía no es garante de potencia eléctrica y que es sustituible, como subraya Ecologistas en Acción.

Una muestra evidente de que, a pesar de los argumentos de la industria nuclear, esa energía no es garante de potencia eléctrica y que es sustituible, como subraya Ecologistas en Acción.

Una bajada de nivel en uno de los generadores de vapor, del reactor II de la central de Ascó, ha provocado la parada no programada de la planta. Según la nota emitida por el Consejo de Seguridad Nuclear, la bajada de nivel ha sido provocada por una de las válvulas de aislamiento de agua de alimentación principal. Los generadores de vapor consisten en estructuras metálicas atravesadas por miles de pequeños tubos, donde se realiza la transferencia de calor del circuito primario, que está en contacto directo con las barras de combustible, al secundario, donde se genera vapor que mueve la turbina y el alternador que produce la electricidad. Son por lo tanto uno de los elementos más importantes de la central. Estos elementos ya fueron sustituidos a finales de los 90 tanto en los dos reactores de Ascó como en los de Almaraz.

Precisamente el reactor II de Almaraz es el otro que se encuentra en parada no programada, esta vez debido a una parada de la turbina por la actuación de una protección eléctrica del generador, un fallo que se ha repetido al menos en otra ocasión.

Estas dos paradas no programadas se unen a la parada por recarga de la central nuclear de Trillo. Si a estas tres centrales sumamos la de Garoña, parada desde diciembre de 2012, nos encontramos con un total de unos 3500 MW fuera de juego, casi la mitad de la potencia nuclear instalada. No es la primera vez que se da esta coincidencia. El año pasado, sin ir más lejos, hubo tres centrales paradas en dos ocasiones e incluso cuatro durante varios días de junio.

Para Ecologistas en Acción, este hecho demuestra que la energía nuclear está lejos de ser un garante de la potencia eléctrica, especialmente cuando las centrales van cumpliendo años y sus sistemas van envejeciendo y se producen cada vez más paradas no programadas. Además, este hecho muestra que las nucleares son perfectamente prescindibles, ya que en la práctica hay que disponer de centrales alternativas que deben sustituirlas cuando, como es el caso, la potencia nuclear se reduce a la mitad.

Además, la acumulación de sucesos notificables, creciente con los años, demuestra la vulnerabilidad de las centrales nucleares y la irresponsabilidad de los que aún pretenden mantener funcionando la nuclear de Garoña, la más antigua, con más de 42 años y afectada de múltiples deficiencias. La decisión del CSN sobre Garoña no solo es peligrosa sino que además ha dejado a dicho organismo en una posición débil, cuando es más necesaria que nunca la independencia y la firmeza para una eficaz vigilancia del parque nuclear.


Fuente: Ecologistas en Acción