Los medios de comunicación tratan de mostrarnos diariamente las consecuencias de la crisis económica en nuestro país. La Maratón de la Pobreza que tiene lugar el domingo 27 de mayo es un acontecimiento especialmente destacado por dar visibilidad una vez más a estas consecuencias de la crisis financiera y económica sobre las vidas de miles de ciudadanas y ciudadanos.

 

 

Según la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, 1 de cada 5 catalanes es pobre . Los medios de comunicación tratan de mostrarnos diariamente las consecuencias de la crisis económica en nuestro país y en todo el continente europeo. Desahucios de familias sin recursos, aumento del paro, la indigencia o la asistencia por parte de comedores sociales y otros servicios de atención etc. Este incremento de la pobreza vinculado a la actual crisis económica se desvirtualiza y toma rostro día a día con reportajes y noticias en diarios y televisiones de todos los colores.

Según la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, 1 de cada 5 catalanes es pobre . Los medios de comunicación tratan de mostrarnos diariamente las consecuencias de la crisis económica en nuestro país y en todo el continente europeo. Desahucios de familias sin recursos, aumento del paro, la indigencia o la asistencia por parte de comedores sociales y otros servicios de atención etc. Este incremento de la pobreza vinculado a la actual crisis económica se desvirtualiza y toma rostro día a día con reportajes y noticias en diarios y televisiones de todos los colores. La Maratón de la Pobreza que ha puesto en marcha TV3 es y será un evento especialmente destacado por dar visibilidad una vez más a estas consecuencias de la crisis financiera y económica sobre las vidas de miles de ciudadanas y ciudadanos.

Pero los medios raramente hacen hincapié en analizar los orígenes y los porqués ni los responsables de esta situación, centrándose a menudo en la vertiente más «humana», historias personales que tratan de acercarnos la realidad que viven miles de ciudadanas de nuestro país. Pero el empobrecimiento creciente de la población catalana no es una epidemia que surja de la nada, sino la consecuencia de unos hechos y de unas políticas determinadas.

Durante décadas hemos vivido en un país que ha sostenido su crecimiento en base a la especulación inmobiliaria y el turismo. Cuando la crisis financiera ha hecho estallar la burbuja inmobiliaria y la recesión económica en toda Europa ha hecho retroceder los ingresos del turismo, el castillo de naipes ha comenzado a desmoronarse. A menudo se apunta a ciudadanos y ciudadanas como responsables de nuestra propia suerte. Se nos acusa de haber «vivido por encima de nuestras posibilidades», de haber contribuido hipotecandonos hasta las cejas en esta burbuja inmobiliaria y que, por tanto, somos víctimas de nuestra propia actuación.

¿Quien ha vivido por encima de sus posibilidades?

El incremento de la precariedad laboral y la disminución de poder adquisitivo no es una realidad nueva, sino que se da desde hace años, incluso en la época de «vacas gordas». Una realidad que se ha agravado con la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria. Según Roger Palà, periodista del Grupo Barnils, «en 2004, en plena» bonanza «, el 40,6% de los hogares catalanes vivían con menos de 19.000 euros netos anuales (…) De 1995 a 2005, el Estado español se convirtió en el único estado miembro de la OCDE en el que el poder adquisitivo medio bajó: concretamente un 4% (…) Entre 2004 y 2010 los salarios de las cúpulas directivas de las quince principales entidades bancarias españolas crecieron un 48% de media «.

Las políticas de los diferentes gobiernos, junto con las facilidades ofrecidas por las entidades financieras, han alimentado en el Estado español la espiral de la especulación inmobiliaria. La Ley del Suelo del PP abría la veda en 1998 con la liberalización de «materias tan sensibles como la calificación del suelo». La formación en el imaginario popular del mito «el ladrillo nunca pierde valor», alimentada por campañas publicitarias de bancos y cajas, junto con políticas públicas como la privatización de la banca, la desregulación del mercado de crédito, las ayudas fiscales a la compra de vivienda (en detrimento del alquiler) o la aniquilación del parque público de viviendas, hinchan esta burbuja. El sector bancario español, falto de liquidez, se endeuda con el exterior para poder prestar a promotoras para construir millones de viviendas, y a familias para asegurar la venta de estas viviendas. Son estos bancos los que se han endeudado por encima de sus posibilidades y de las posibilidades del mercado, y son ellos los que están siendo rescatados.

Este círculo vicioso nos ha llevado a la situación actual, con una deuda española que ronda el 400% del PIB , la mayor parte corresponde a entidades financieras (34%) y empresas no financieras (29%). Un círculo vicioso que, combinado con la recesión económica, ha llevado a que, desde el inicio de la crisis en 2007, » más de 330.000 ejecuciones hipotecarias en todo el Estado han dejado cientos de miles de familias en la calle y con un deuda de por vida «.

¿Afrontar la crisis con más crisis social?

Las mismas administraciones públicas que han fomentado la especulación inmobiliaria, lejos de tomar medidas que faciliten a las familias la salida de la crisis, se empeñan en hacer recortes y reformas que no hacen más que agravar la crisis social en el país. La negativa, por ejemplo, de aceptar la propuesta de dación en pago retroactiva, la moratoria de los desahucios y una política de alquiler social, tal y como propone la iniciativa de ILP puesta en marcha desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH ) y de otras entidades, es un ejemplo de cómo desde el Gobierno no hacen todo lo que está en sus manos para evitar un mayor empobrecimiento de la población. De hecho, 36.800 catalanes no tienen hogar o sufren alojamiento inadecuado y cada día se ejecutan 21 desahucios en Cataluña. Dos realidades que no se pueden desvincular.

Las entidades financieras han disfrutado además de inmunidad en casos como el de las Participaciones Preferentes , en el que miles de personas, especialmente personas mayores, han visto secuestrados sus ahorros y, por tanto, sus posibilidades de supervivencia o de apoyo familiar . CaixaBank (patrocinadora de la Maratón de la Pobreza) o Unnim están entre las entidades que más afectados han dejado en este escándalo.

La gestión de la crisis en base a la austeridad, alentada desde Bruselas, Frankfurt y Washington (por la Troika de la UE, BCE y FMI), no ha mejorado la situación. » Los recortes responden más a decisiones ideológicas que a propuestas técnicas de mejora y estas acabarán teniendo un impacto muy negativo en la cohesión social «. Un ejemplo claro lo encontramos con la Reforma Laboral, que lejos de estar pensada para generar empleo, se dirige a facilitar la gestión empresarial para asegurarse los beneficios. Unos recortes, reformas y privatizaciones que no sólo suponen un retroceso en derechos básicos como la salud o la educación, sino que dejan miles de personas dependientes sin prestación. La Mesa del Tercer Sector ya ha alertado de que los recortes tendrán un efecto directo en miles de personas , entre ellos los discapacitados y otras personas vulnerables.

Los recortes los justifican para hacer frente al incremento del déficit público de las administraciones. Un déficit que sería fácilmente eliminado si se acabara con el fraude fiscal, que en nuestro país alcanza los 80.000 millones de euros al año. No deja de ser sorprendente que al menos cuatro de las empresas que colaboran con la Marató de TV3 (La Caixa, Abertis, Movistar (Telefónica) y Gas Natural) tengan sedes en paraísos fiscales .

Más allá de nuestras fronteras también hay crisis, la misma crisis con los mismos responsables

Debemos tener en cuenta, además, que esta crisis no es ninguna novedad, pues tiene infinitas similitudes con aquella que han sufrido los países del Sur desde la década de los 80. En la década de los setenta, bancos del Norte e Instituciones financieras internacionales inundaron los países del Sur, sobre todo en América Latina, pero también en Asia y África, de crédito barato. El exceso de liquidez debido al aumento del precio del petróleo, la necesidad de subvencionar las exportaciones y el uso del crédito como instrumento de apoyo a gobiernos amigos durante la Guerra Fría, fueron algunos de los factores que hicieron aumentar los préstamos hacia el Sur y, por tanto, su deuda externa. A inicios de los ochenta, la repentina subida de los tipos de interés y la caída de los precios internacionales de las materias primas, llevaron a muchos países a una crisis de la deuda que hoy todavía pesa sobre ellos.

Estos países, exhaustos, no pudieron seguir pagando a sus acreedores y, tal y como han hecho Grecia, Irlanda o Portugal hoy, acudieron a las instituciones financieras internacionales, especialmente el FMI y el Banco Mundial, en busca de ayuda . Estas instituciones les ofrecieron nuevos créditos, para que los países endeudados pudieran hacer frente al pago de la deuda acumulada, pero a cambio de la exigencia de aplicar reformas, privatizaciones y recortes que, de hecho, imposibilitaban garantizar el bienestar de la población. Estos ajustes, conocidos como «Planes de Ajuste Estructural», no sólo implicaron recortes sociales, sino también la imposición de un modelo económico basado en la apertura de mercados y la exportación a cualquier precio de materias primas, con el único objetivo de conseguir divisas para pagar a las acreedoras. Lejos de significar una salida a la crisis de la deuda, estos planes hundieron a numerosos países en décadas de empobrecimiento, incrementaron las desigualdades y supusieron una incesante transfusión de recursos hacia sus acreedoras. Esta misma lógica de huida hacia adelante, donde se prioriza el pago de la deuda y la continua acumulación de beneficios en manos de las grandes empresas, por encima de cualquier prestación social, es la que ahora se está imponiendo en Europa.

Las mismas entidades financieras que juegan con los ahorros y las casas de la gente en Cataluña, son las que invierten en especulación alimentaria agravando la hambruna en el Sahel . Las mismas empresas que evaden impuestos aquí, hacen inversiones irresponsables, explotando las trabajadoras en Bangladesh, dañando el medioambiente en la Amazonía o violando los derechos de comunidades indígenas . Hablamos, por ejemplo, de CatalunyaCaixa, Inditex o Repsol, por poner ejemplos concretos.

Los mismos que han impuesto los recortes, reformas laborales y privatizaciones durante décadas en los países de América Latina, África, Asia y Europa del Este, son los que ahora imponen las mismas medidas en la vieja Europa. Y resulta evidente pensar que los expertos economistas del FMI, la Unión Europea y el BCE conocen perfectamente los impactos que estas medidas han tenido en el Sur y están teniendo en Grecia, Irlanda, Portugal o el Estado español.

¿Una maratón por la pobreza? Siempre y cuando se exija Justicia, no Caridad.

Como nos proponía Albert Sales, politólogo y sociólogo en la UPF, a raíz del anuncio de la Maratón contra la Pobreza de TV3, donde se ven cinco ciudadanos en torno a cuatro sillas, más que invitarnos a compartir las sillas (lo que la sociedad ya ha demostrado que sabe y está haciendo), » faltaría abrir el debate sobre quién ha retirado la silla que falta . Quizás deberíamos buscarla en las oficinas de alguna de las empresas patrocinadoras de la propia maratón … «

Para que la Maratón ayude realmente a cambiar las cosas, es imprescindible que se aleje de actitudes caritativas, de la práctica de un asistencialismo que supla las funciones que deberían desarrollar las Administraciones públicas. Más allá de sensibilizar a la población para que aporte su granito de arena en forma de recursos económicos, es imprescindible que ponemos sobre la mesa las responsabilidades que se esconden detrás de la situación de empobrecimiento que están viviendo hoy miles de familias catalanas y de todo el mundo. Sólo haciendo frente a las raíces del problema podremos construir, entre todas y todos, un mundo sin desigualdades y, por tanto, sin pobreza.

* Iolanda Fresnillo, es miembro del Observatorio de la Deuda en la Globalización / Comisión de Comunicación de la FCONG

http://fcongd.org/fcongd/actualitat/show/id/87


Fuente: Iolanda Fresnillo