El proceso de transición democrática sigue avanzando en Túnez sin las convulsiones y retrocesos de otros países, como Egipto. La mascarada de la democracia parlamentaria a la europea sigue su curso: hay un diálogo nacional que ha dado lugar a un gobierno técnico, hay una nueva constitución pasable, los partidos de derechas e izquierdas preparan las elecciones y el turismo comienza a recuperarse. Pero el gobierno se sigue postrando ante los dictámenes del FMI y del BM, el paro sigue machacando a la población, especialmente a los jóvenes, las regiones donde se alzó la revolución, siguen siendo marginadas, los problemas reales de la población siguen inmutables después de más de tres años de democracia.

Pero lo más significativo, es que se está desatando la más absoluta represión contra los movimientos sociales, contra los sectores que mantienen firmes las consignas de la revolución, que no se contentan con un trozo en el parlamento. Contra ellos el ministerio del Interior y su policía heredada de Ben Ali lleva a cabo una persecución ante el silencio cómplice de lo partidos, incluidos los de izquierda

Aumento de la represión

Pero lo más significativo, es que se está desatando la más absoluta represión contra los movimientos sociales, contra los sectores que mantienen firmes las consignas de la revolución, que no se contentan con un trozo en el parlamento. Contra ellos el ministerio del Interior y su policía heredada de Ben Ali lleva a cabo una persecución ante el silencio cómplice de lo partidos, incluidos los de izquierda

Aumento de la represión

En el último año, muchos jóvenes que lucharon activamente contra la dictadura de Ben Ali, están sufriendo una persecución policial y judicial en medio del silencio de los medios de comunicación y de los partidos. Son jóvenes “acusados” de haber asaltado cuarteles de la policía y sedes de la Guardia Nacional durante la revolución. Sin más apoyo que el de sus vecinos, se encuentran sólos frente a la venganza del poder.

Son por lo menos una cincuentena de personas las denunciadas por “actos violentos” llevados a cabo durante la revolución, algunas de ellas condenadas a de entre uno y tres años de reclusión, desde Túnez hasta Jerba.

Mientras se persigue a estus jóvenes y las familias de los muertos y heridos por la revolución no son escuchadas, obliogándoles a realizar una huelga de hambre para exigir justicia para los mártires de la revolución, los criminales de la policía de Ben Ali son exylpados, vuelven a sus puestos y el aparato represivo policial creado por Ben Ali se mantiene intacto. El mismo día, el 14 de mayo, que el periodista Taofik Ben Brik era citado por la policía por denunciarla, el Trinubal de apelación de Túnez revocaba la prohibición de salir del país del jefe de la seguridad del dictador Ben Ali, Ali Seriati, anunciando su próxima liberación.

Mientras se pone en la calle a los responsables de las matanzas de 2011, se encarcela a los jóvenes que hicieron la revolución. El caso de Azyz Amami, un verdadero símbolo de las jornadas revolucionarias, detenido y torturado por Ben Ali y ahora arrestado también por la policía «democrática» es un ejemplo de ello.

Detención de Aziz Amami

Azyz Amami y su amigo el fotógrafo Sabri Ben Mlouka fueron detenidos por la policía en la Goulette, en la noche del 12 al 13 de mayo,acusados de posesión de cannabis, siendo encarcelados. Pero Aziz no ha firmado ninguna declaración y ha rechazado someterse a la prueba de la orina.

El viernes 23 de mayo comparecieron ante un tribunal tunecino por posesión de estupefacientes. Podían ser condenados a entre uno y cinco años de prisión firme y una multa de 1000 a 3000 dinares (450 a 1350 euros). Como consecuencia de una gran movilización en su favor y de fuertes presiones, han obtenido finalmente un sobreseimiento por “vicio de procedimiento”, quedando en libertad.

Ni Ennahda ni Nida Tounes se han pronunciado sobre el arresto de los dos jóvenes, ni siquiera lo ha hecho el Frente Popular (izquierda radical).

Aunque esta detención ha provocado un debate sobre la superrrepresiva ley 52 sobre el cosnumo de estupefacientes, lo que está detrás de ella, es la pervivencia de los abusos policales, de las torturas, de las detenciones ilegales y del poder policial y del ministerio del Interior.

Aziz estaba llevando a cabo la campaña “’Ena Zeda7rakt Markez » (Yo también incendié una comisaría) lanzada en las redes sociales, y un trabajo de recolección de datos y de nombres de los jóvenes denunciados o procesados por las acciones revolucionarias del 2010 y del 2011, como, por ejemplo, erl caso de Khalifa Noomen de la ciudad de Djebeniana, recientemente denunciado por ¡“actos de terrorismo” realizados durante la revolución!

Aziz Amami es originario de la región de Sidi Bouzid (donde comenzó la revolución tunecina) y uno de los militantes y activistas que con más frecuencia ha denunciado, durante estos tres últimos años, la marginación y la injusticia sufrida por las familias de las víctimas y de los heridos de la revolución. Detenido y ferozmente golpeado por la policía de Ben Ali el 6 de enero de 2011, ha sido un revolucionario de la primera hora, anarquista y enemigo jurado de la policía.

Mouatamid

Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT

http://www.cgtandalucia.org/La-represion-contra-los


Fuente: Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT