Un grupo de 18 universitarios lleva 42 días en huelga de hambre tras haber sido encarcelados por participar en manifestaciones en Marrakech.
"Nos llevaron a otra sala, atados y con los ojos vendados, y empezaron de nuevo a hacernos las mismas preguntas mientras no paraban de darnos puñetazos y porrazos en la cara, la boca, las piernas…Después me condujeron a un sótano, donde me dejaron desnuda. Cada vez que uno de ellos entraba, me amenazaba con violarme. Así durante cuatro días. Todo ese tiempo estuvimos con los ojos vendados y sin comer".
Un grupo de 18 universitarios lleva 42 días en huelga de hambre tras haber sido encarcelados por participar en manifestaciones en Marrakech.

«Nos llevaron a otra sala, atados y con los ojos vendados, y empezaron de nuevo a hacernos las mismas preguntas mientras no paraban de darnos puñetazos y porrazos en la cara, la boca, las piernas…Después me condujeron a un sótano, donde me dejaron desnuda. Cada vez que uno de ellos entraba, me amenazaba con violarme. Así durante cuatro días. Todo ese tiempo estuvimos con los ojos vendados y sin comer».

Zahra Boudkour tiene 21 años y éste es parte del relato que hizo de los días que siguieron a su detención por haber participado en unas manifestaciones universitarias. Su hermana Ghalia ha hecho llegar a Público este testimonio.

Hasta el 15 de mayo, cuando fue detenida y encarcelada en la prisión de Boulamharez, Zahra estudiaba segundo curso de Derecho de la Universidad Caddi Ayyad de Marrakech.

Ahora se ha convertido en un símbolo de la lucha estudiantil en Marruecos. Desde hace 42 días mantiene, junto con los 17 compañeros encarcelados por el mismo motivo que ella, una huelga de hambre que hace ya temer por sus vidas. Zahra sufre una anemia severa y desnutrición aguda.

En Marruecos se les conoce como el Grupo de Zahra, pues la estudiante de Derecho es la única chica y se ha convertido en el rostro visible de estos jóvenes. Todos ellos pertenecen a una corriente comunista revolucionaria del sindicato Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM).

Según Ghalia Boudkour, este compromiso es precisamente la causa de que, entre los más de 300 estudiantes detenidos tras las manifestaciones, Zahra fuera retenida y encarcelada, en lugar de ser liberada horas después como la mayoría de los jóvenes.

«El régimen marroquí la retuvo porque es una militante muy activa en el seno de la UNEM», explica Ghalia, que subraya la «popularidad» de esta chica «conocida por su amabilidad con las masas populares y los pobres».

Pero los acontecimientos que han llevado al Grupo de Zahra a la huelga de hambre empezaron el 25 de abril. Ese día, una veintena de estudiantes sufrió una intoxicación alimentaria en un restaurante de la ciudad universitaria de Marrakech.

Este hecho en apariencia banal terminó de colmar el vaso del hastío de unos universitarios que viven en unas condiciones que en muchas ocasiones se acercan a la pura miseria. Para demostrar su solidaridad con los afectados, varios miles de jóvenes se dirigieron al hospital Ibn Toufail de la ciudad, donde los enfermos estaban ingresados.

Unas reivindicaciones modestas

La marcha terminó mal. Como es casi una norma cuando se trata de las fuerzas de seguridad marroquíes, una intervención policial desproporcionada prende fuego a la mecha y se inicia una auténtica batalla campal.

Los jóvenes, cercados en la ciudad universitaria, se defienden a pedradas. Treinta son detenidos y después liberados.

Para festejar la libertad de sus compañeros, los universitarios, siguiendo el llamamiento de la corriente estudiantil a la que pertenecen Zahra y sus compañeros, deciden hacer valer sus reivindicaciones.

La mayoría son bastante modestas. Pedían, por ejemplo, que las misérrimas becas que cobran del Estado se incrementaran hasta alcanzar los 1.500 dirhams (131 euros) o el transporte gratis para los más humildes.

Unas peticiones que el rector de la Universidad, Ahmed Marzak, describió después en una rueda de prensa, de la que informó la revista Le Reporter, como «carentes de realismo».

El 14 de mayo, entre 1.000 y 2.000 estudiantes marchan hacia el rectorado con la idea de iniciar un diálogo con los responsables del centro.

Pero la fuerzas de seguridad marroquíes llegan y esta vez lo hacen con refuerzos. Lo que era una marcha pacífica se convierte así en una nueva y desigual batalla.

Según Omar Arbib, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), citado en el portal rue89, «más de 300 estudiantes fueron heridos por la policía ; cuarenta de gravedad. Algunos resultaron heridos por el enfrentamiento con los policías ; otros fueron torturados en las comisarías».

La versión de las autoridades marroquíes es muy diferente. En la rueda de prensa en la que resumió la situación, el rector acusó a los estudiantes de vandalismo e incluso de haber puesto en peligro la vida de algunos policías.

A guisa de prueba, sólo enseñó unas fotos de cuchillos y cócteles molotov, supuestamente utilizados por los alumnos.

Ahora, el Grupo de Zahra sigue con la huelga de hambre con la que sólo piden que se mejoren las terribles condiciones que padecen en la prisión.

Samira Kinani, de la AMDH, explica por teléfono a Público que su asociación reclama la liberación inmediata de estos jóvenes, pues les consideran presos políticos. Sus testimonios revelan que la tortura no es sólo un infausto recuerdo en la universidad marroquí.


El recuerdo de una huelga de hambre que acabó en muerte

El caso de Zahra Boudkour ha traído a muchos demócratas marroquíes el recuerdo de Saida Menebhi, todo un símbolo en la lucha contra la dictadura de Hassán II, con la que ya comparan a Zahra.

Saida Menebhi tenía 25 años cuando en 1977 murió a consecuencia de las dos huelgas de hambre que había mantenido en prisión para protestar por las violaciones de derechos humanos cometidas contra ella y sus compañeros del grupo marxista leninista «Ilal Aman», liderado por Abraham Serfaty.


Fuente: TRINIDAD DEIROS (Público)