Artículo publicado en Rojo y Negro nº 384 de diciembre
Este año el número de víctimas por asesinatos machistas es un 11% más que todo el año anterior. Cada 25 de noviembre nos llegan cifras de muertes de mujeres por ser mujeres, pero las cifras no hablan de lo profundo, de la angustia, de todo lo que hay detrás de estas mujeres y de estas familias. No hablan del terror de cada día ante la llegada del agresor, de la desesperación, de la incertidumbre del siguiente insulto, el siguiente grito, el siguiente golpe.
Tampoco hablan de la asfixia de niñas y niños que viven en una casa –no un hogar– en el que les están negando la protección y los cuidados que deberían tener. No hablan de las adolescentes que van aceptando que les controlen sus redes, que tienen que adaptar su imagen a los deseos de otro, rechazar el apoyo de amigas, a actividades… y renunciar a una vida plena por evitar enfados de un amor que las quiere en propiedad.
Y si estamos así ¿qué pasa con el futuro?
El inicio de consumo de pornografía está en los 8 años y el 50% de niñas y niños de 10 y 13 años han visto pornografía. Las niñas sí que quieren ser princesas, influencers, divas o instagramers con un cuerpo normativo que quieren que sea aceptado, admirado, pero que nunca es suficiente, se les exige cada vez más.
¿Qué podemos hacer?
¿Podemos proponer/exigir que por ley se incluya la perspectiva de género en formaciones académicas como profesorado, personal sanitario, trabajadoras y trabajadores de servicios sociales, jueces y juezas, personal que trabaja en farmacias?
¿Podemos seguir insistiendo en que se establezca en el sistema educativo la coeducación de forma general, dotando a los centros de personal especializado en igualdad, en todos los niveles educativos?
Solo desde la educación en igualdad se puede aprender a vivir en igualdad y cuanto antes empecemos, antes podremos avanzar en esta lucha en la que queda mucha tarea, en esta lucha que es de todas y de todos.
Cosecretaría Feminismo y Género
Sindicato Único de Burgos
Fuente: Rojo y Negro
