Sin novedad se despiden las torres de vigilancia dejando los montes desprotegidos, sin ojos. Las posibilidades de detectar un incendio cuando todavía es un conato se pierden entre el humo y la resignación. Cierran sus puertas hasta el próximo verano.

L@s vigilantes observan alejarse el acuerdo de los 7 meses de trabajo y pierden de vista el presupuesto que mejore la situación. Las alternativas de recolocación adaptadas a las capacidades de l@s trabajadores, se ven cada vez más borrosas. Tras el viento, la niebla y el polvo les volverán a llamar. Estarán atentas, sin novedad, expertas en manejar la incertidumbre.

L@s vigilantes observan alejarse el acuerdo de los 7 meses de trabajo y pierden de vista el presupuesto que mejore la situación. Las alternativas de recolocación adaptadas a las capacidades de l@s trabajadores, se ven cada vez más borrosas. Tras el viento, la niebla y el polvo les volverán a llamar. Estarán atentas, sin novedad, expertas en manejar la incertidumbre.

Este año se han rebajado más si cabe los tiempos de contratación, viendo mermada la situación económica de muchas familias. Proteger el patrimonio natural es una necesidad, que ofrece además alternativas laborales a quien quiere vivir y trabajar en los pueblos de la España vaciada, fijando así población y dando valor al mundo rural.

Sin novedad l@s vigilantes se despiden esperando que el próximo año no se vea afectado el tiempo de contratación histórico de cada torre, sin dejar ningún territorio sin vigilancia y por unos puestos en condiciones dignas de trabajo.

Colectivo de vigilantes de incendios forestales Aragón

Torre de vigilancia de incendios forestales Fartué. Boltaña, Huesca:

 


Fuente: Colectivo de vigilantes de incendios forestales Aragón