•  La Xunta admite en un informe que las condiciones laborales son « precarias e deplorables »
  •  Equipos de inspección empezarán en julio a analizar la situación de la flota

  •  La Xunta admite en un informe que las condiciones laborales son « precarias e deplorables »

  •  Equipos de inspección empezarán en julio a analizar la situación de la flota

    Los marineros gallegos -unos 7.000 enrolados en las flotas de altura y otros 23.000 en buques que faenan en la costa- trabajan una media de 80 horas semanales ; es decir, de 16 a 18 horas de faena al día, el doble de lo establecido en la normativa española. El dato quizá no sea nuevo, es más, siempre ha sido un secreto a voces dentro del propio sector, pero en esta ocasión es la propia Consellería de Traballo la que admite en el prólogo del plan de Prevención de Riesgos en el Sector Pesquero, que « o horario de traballo é inexistente, o ritmo márcao o mar e as capturas, e trabállase de día e de noite ; os períodos de descanso na xornada diaria non pasan de catro ou cinco horas continuadas ». ? En la introducción del documento oficial -presentado ayer en el marco del congreso que hoy concluye en Vigo-, se explica que, según el tipo de buque, « os espazos son reducidos, cando non exiguos, os camarotes deben ser compartidos, polo que a intimidade é inexistente, e as condicións hixiénicas son, nalgunhas ocasións, máis que precarias ». En esta línea, un estudio del año 2000 ya revelaba que el 41% de los buques gallegos revisten « carencias importantes » en materia sanitaria, « cunha maior gravidade nun 9% », ya que presentaban problemas como ausencia de botiquín, carencia de servicios básicos de higiene -como retretes o duchas-, y un estado « deplorable » de la zona destinada a rancho de la tripulación, tanto por la suciedad acumulada y los malos olores, como por la dificultad de evacuación al tener sólo un estrecho zapón

    (puerta o abertura que sirve en un barco para comunicar el nivel inferior con la cubierta).

    El mismo análisis sostiene que los espacios de trabajo a bordo son deficientes o muy deficientes en el 60% de los casos, por la ausencia de materiales antideslizantes en la cubierta o de barandilla en la borda, o por la mala ubicación de la maquinaria auxiliar. Ésta produce aprisionamientos con lesiones físicas importantes, debido a las fuertes tensiones que deben soportar, por ejemplo, al recoger el aparejo.

    Con todo, la sala de máquinas es, a la luz de estos datos, la cámara de los horrores. El 91% de estos cuartos son deplorables y la Xunta califica la situación de « desoladora ». Y añade esta perla : « Este tipo de riscos non adoita ser obxecto de control e de inspección por parte da Administración laboral, polo que se crea un ánimo de impunidade e que a situación debe manterse indefinidamente como unha parte máis da dureza do traballo no mar ».

    Cifras reales, no oficiales

    Pero, por increíble que parezca, la permisividad del sufrimiento de los trabajadores gallegos hasta este extremo, no es suficientemente conocida. Así, respecto a las estadísticas de accidentes laborales en mar, el presidente de la organización gallega de cofradías, Evaristo Lareo, advirtió que las cifras reales « son moito máis elevadas que as oficiais, pois na pesca de baixura e artesanal hai hoxe un gran número de autónomos que non entran nos baremos habituais de siniestralidade ».

    El representante de las cofradías pidió que se mejore la regulación de las bajas por accidente y las relacionadas con enfermedades laborales. Lareo, no obstante, afirmó que la situación de la seguridad l en el sector ha mejorado en los últimos anos. La larga lista de accidentes y riesgos en la bajura -golpes, resbalones, amuras bajas y peligrosas, ausencia de equipos salvavidas y ropa adecuada, empleo de menores de edad, problemas de ventilación a bordo- vienen propiciados por la dificultad de controlar un sector que no tiene recursos ni formación.


    Fuente: L. C. Saavedra | lavozdegalicia