En pocas semanas la pesadilla de la actual administración en Washington llegará a su fin, y el obispo Fernando Lugo, Lula Da Silva, Michelle Bachelet, el español Rodríguez Zapatero, Tabaré Vazquez y otros héroes de la “izquierda” podrán disfrutar haber posado para la posteridad con George W. Bush.

En pocas semanas la pesadilla de la actual administración en Washington llegará a su fin, y el obispo Fernando Lugo, Lula Da Silva, Michelle Bachelet, el español Rodríguez Zapatero, Tabaré Vazquez y otros héroes de la “izquierda” podrán disfrutar haber posado para la posteridad con George W. Bush.

Noam Chomsky afirma que Estados Unidos es el campeón mundial del Terrorismo, y justifica el galardón citando los casos del acoso a Nicaragua, el apoyo a Turquía o Indonesia, el respaldo a Saddam en la aniquilación de kurdos, la anterior alianza con Osama Bin Laden.

Pero ninguno de estos ejemplos podría superar en envergadura a la resplandeciente actuación de la administración que se va, no sin antes dejar su dulce recuerdo en retratos con nuestros pundonorosos héroes de la nueva izquierda ( ?).

Por sólo citar algunos méritos de una administración que hizo recordar los días más ignominiosos del Big Stick, no debemos olvidar el bombardeo de escuelas, hospitales y centros humanitarios en Afganistán, sólo para quedarse con el petróleo que se derrama en el Mar Caspio. Tampoco debemos omitir que se trata de un gobierno que estuvo a punto de hacer trizas la más sólida democracia del mundo con su ACTA PATRIÓTICA y se negó a ordenar una investigación sobre la criminal masacre de los 600 prisioneros de guerra en Mazar-i-Sharif.

También intentó un golpe de estado en Venezuela, se abocó a desestabilizar, por intermedio de Philip Goldberg, al gobierno de Evo Morales en Bolivia, y emprendió operaciones basura contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, además de reactivar la Sexta Flota para amedrentar a los latinoamericanos.

Otra hazaña que merece un capítulo aparte fue el hecho de revelar la identidad de su propio agente secreta, Valerie Plame, esposa del embajador Joseph Wilson, a pesar de que ello le dejaba desprotegida y sólo porque su marido no avaló las mentiras de las «armas de destrucción masiva» en Irak.

No se puede pasar por alto que además envió a sus tropas a masacrar Irak, con la excusa que luego demostró ser falsa, como dijimos, de las armas de destrucción masiva, además de inaugurar el ignominioso centro de detención en Guantánamo, y avalar la liberación e impunidad de Luis Posada Carriles.

El estadista a quien acudieron a besar el anillo Tabaré, Lugo, Lula, etc., también recicló a John Poindexter, Fred Malek, Elliot Abrams y nombró embajador de Estados Unidos ante la ONU a John Negroponte, quien contribuyó con altruismo a la creación del batallón 3-16, un escuadrón de la muerte que ejecutó a 184 personas en Centroamérica en la década de 1980.

Otros méritos del amigo del obispo Fernando Lugo, y los izquierdistas Lula y Tabaré, fueron elaborar el peor programa sobre medio ambiente de la historia de Estados Unidos.

Fueron consecuencias de ello la reducción de normas para regular el arsénico en el agua potable, evitar controles de emisiones de dióxido de carbono, eludir el tema del cambio climático global y las especies en extinción, o los controles de escape tóxico desde las minas.

También se consideraron, durante estos dorados años, permisos para obras a través de 23,5 millones de hectáreas de reservas forestales, se revivió un antiguo plan para perforar pozos de petróleo en el Refugio ártico de Vida Silvestre, se redujo el presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental y se dieron los primeros pasos para terminar con el Consejo de la Casa Blanca sobre Calidad del Medio Ambiente.
Y eso sin mencionar detalles como las acusaciones de fraude electoral en Florida tras la elección del 2000, o las acusaciones de vincularse financieramente con los mismos terroristas que dice perseguir, o las de haber obtenido el mismo tipo de préstamos que en el poder prohibió, y de haber representado durante todo su mandato los intereses de los monopolios, en cuya quiebra fraudulenta apareció involucrado hasta la coronilla.

Ahora nos deja, como regalo de despedida, una crisis financiera de alcance mundial, además de los pantanos en Irak, Afganistán y muchos otros puntos del orbe.

Tal vez de muchas cosas que nuestros ídolos de la nueva izquierda hicieron en sus respectivos gobiernos todos estos años los hagan sentir arrepentidos en el futuro, pero no caben dudas de que si algo valió la pena, fue posar para la posteridad con George W. Bush. LAW


Fuente: Luis Agüero Wagner