Tras la puesta en libertad de l@s 8 antimilitaristas detenid@s este fin de semana , se ha podido saber que militares, tanto uniformados como de paisano, agredieron, amenazaron e insultaron a l@s activistas que habían realizado, momentos antes, una acción de denuncia no violenta en un cuartel de Bilbao.

Tras la puesta en libertad de l@s 8 antimilitaristas detenid@s este fin de
semana , se ha podido saber que militares, tanto uniformados como de
paisano, agredieron, amenazaron e insultaron a l@s activistas que habían
realizado, momentos antes, una acción de denuncia no violenta en un
cuartel de Bilbao.

Las personas agredidas (hay que señalar que el edificio en el que se
encontraban es sede de la propia Delegación de Defensa de Vizcaya )
fueron después retenidas innecesariamente, dado que podían haber sido
entregadas de inmediato a la Ertzantza, que había llegado al lugar de los
hechos al poco tiempo de comenzar la protesta, para que efectuara la
detención, retardando con ello el procedimiento sin justificación alguna.
Por ello, hasta 8 horas después no fue inciada la toma de declaraciones
reglamentaria en el cuartel de la Guardia Civil de Baracaldo.

Adjuntamos el texto de una de las 8 denuncias presentadas con
posterioridad por l@s antimilitaristas contra sus agresores en el Juzgado
de guardia, de las que se puede deducir el alto grado de formación del
que disponen actualmente los integrantes de las Fuerzas Armadas
para la asistencia de la población civil inerme en situaciones de crisis
humanitaria.


AL JUZGADO DE GUARDIA DE BILBAO

XXXXXXXXXXXXXXXX, mayor de edad, con DNI XXXXXXXX y domicilio en
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, por medio del presente escrito interpone
DENUNCIA por AMENAZAS, ABUSO DE AUTORIDAD y LESIONES sobre la base de los
siguientes

HECHOS :

PRIMERO.- Que, el sábado 17 de junio de 2006, participé en la celebración de
un acto lúdico de protesta no violenta en el edificio de la Delegación de
Defensa de Vizcaya, ubicado en la calle Urizar nº 13 de Bilbao (antiguo
Gobierno Militar). Bajo el lema «La sociedad gana el partido al ejercito por
goleada» y simulando los mundiales de Alemania, permanecí en la garita de
vigilancia que dicho centro militar tiene situada en la esquina de la Calle
Urizar, disfrazado con ropa deportiva como mis compañeros.

SEGUNDO.- Mientras el resto de participantes animaba desde fuera, coreando
himnos futbolísticos y pacifistas y la prensa grababa y fotografiaba el
desarrollo de la protesta, esperé la previsible intervención de la autoridad
competente.

TERCERO.- A pesar de que la actitud de todo nuestro colectivo fue
absolutamente respetuosa y dialogante, los militares encargados de la
seguridad de las instalaciones respondieron de forma violenta, amenazante y
desproporcionada. Cuando me disponía a descender por voluntad propia de la
garita de vigilancia, fui rodeado por cuatro Policías Militares, todos ellos
hombres, 1’70 a 1’80 m., pelo corto, uno de ellos de uniforme y banda
identificativa de la PM y tres de paisano, uno con la tez clara, el pelo
liso y castaño, claro, vestido con vaqueros y un polo de color blanco ; otro
vestido, con camiseta amarilla y pantalones vaqueros y un tercero de paisano
con polo blanco.

CUARTO.- Inmediatamente me tiraron al suelo y recibí un mínimo de dos
patadas en la espalda. Al intentar bajar por mi propio pie fui agarrado por
los brazos y el cuello y tuve que bajar a trompicones. También comenzaron a
amenazarme e insultarme, a pesar de mi insistencia en dejar clara mi
intención de andar por mí mismo sin intentar huir ni agredir a nadie. Una
vez en el suelo, al bajar las escaleras, me retorcieron las muñecas y me
agarraron el cuello, obligándome a bajar la cabeza y amenazándome si no
cerraba los ojos o los miraba. Fui trasladado al hall de entrada de una de
las dependencias del Gobierno Militar y allí se incrementaron las patadas,
puñetazos e insultos a voz en grito(«eres una mierda», «hijo de puta», «te
vamos a matar», etc.), por parte de las mismas personas que me habían bajado
de la garita y me habían llevado hasta allí. En un momento dado uno de
ellos me rodeo con un brazo el torso y el cuello y me empujó hacia atrás,
mientras otro de ellos me trababa las piernas con la suya para tirarme al
suelo, todo esto en medio de los insultos y amenazas citados y a voz en
grito, más golpes, patadas y puñetazos, pero con las puertas cerradas. Esta
situación duró unos minutos, hasta que me pusieron boca abajo y me ataron
las manos a la espalda con unas cuerdas o bridas y me apretaban la cabeza
contra el suelo. Uno de ellos me sacó el carnet de la zapatilla en la que
lo llevaba, siguieron insultándome ya en voz más baja y me llevaron a otra
sala en donde estaban los otros siete compañeros detenidos, de pie, con la
cabeza agachada, contra la pared y las manos atadas o esposadas a la
espalda.

QUINTO.- El resto del tiempo estuve en esta misma sala con mis compañeros,
sufriendo los mismos insultos, amenazas y faltas de respeto. En un momento
dado, volví a ser trasladado a una sala contigua, distinta de la que me
habían llevado al principio. Se pusieron frente a mí dos militares de
paisano, obligándome a bajar la cabeza. Pude distinguir al de la camiseta
amarilla que he citado antes, que me interrogó acerca de un supuesto spray
que yo habría utilizado para inutilizar una de las cámaras de
videovigilancia del recinto ; decían disponer del video en el que aparecía la
imagen ; dicha cuestión iba acompañada de nuevas amenazas acerca de una
«somanta de palos» que iba a recibir si no contestaba la verdad. Negué
taxativamente la existencia de tal spray y que presentaran ese supuesto
video al juez, pero que yo no había hecho nada con ningún spray. Esta
especie de interrogatorio ilegal finalizó con nuevas amenazas y me
anunciaron que iba a ser trasladado a Madrid a la Audiencia Nacional. Fui
devuelto al mismo lugar que mis compañeros.

SEXTO.- Permanecí en esta sala en la misma situación que mis compañeros. En
mi caso, se me recordaba especialmente, verbalmente o con un gesto con la
mano que bajara la cabeza y la apoyara contra la pared. También uno de los
militares me preguntó por mi edad. Finalmente fui trasladado ante la
Guardia Civil, que me leyó mis derechos, para después ser introducido en un
coche, acompañado por tres guardias civiles y con las manos atadas a la
espalda, hasta el Cuartel de la Guardia Civil de Baracaldo.

A pesar de no conocer la identidad exacta de dichas personas soy capaz de
reconocerlas e identificarlas con exactitud. De todo cuanto refiero son
testigos las personas que estaban en ese momento en el Gobierno Militar,
aparte de los propios detenidos. Además, existen pruebas fotográficas y
audiovisuales del desarrollo de la protesta, hasta el momento en que nos
introducen en el edificio.

SÉPTIMO.- Adjunto a este escrito un parte oficial emitido por el Dr. D.XXXXX
XXXXXXX, con número de colegiatura XX/XXXX-X, en el P.A.C. de XXXX
(Bilbao) el día siguiente a los hechos en el que constan las lesiones
producidas por las patadas, puñetazos y golpes referidos en este escrito.

En su virtud,

SUPLICO AL JUZGADO que, teniendo por interpuesta la presente DENUNCIA por
los hechos referidos, se sirva admitirla y proceda, de acuerdo con lo
dispuesto en la LECr., a abrir sumario encaminado a averiguar y hacer
constar todas las circunstancias que puedan influir en su calificación, y la
culpabilidad de las personas responsables. Por ser de Justicia que pido en
Bilbao, a 18 de junio de 2006.

COLECTIVO DE OBJECION Y ANTIMILITARISMO-
ALTERNATIVA ANTIMILITARISTA.MOC, adscrita a la
Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG-WRI)
mambru ARROBA unizar.es


Fuente: COLECTIVO DE OBJECION Y ANTIMILITARISMO-ALTERNATIVA ANTIMILITARISTA.MOC