Debo reconocer que la libertad de Montes Neiro me ha emocionado profundamente. Me ha emocionado su emoción, la de su gente. Su primer delito fue no realizar el servicio militar obligatorio. Esta semana nuestro amigo Nino nos enviaba una carta donde agradecía que hubiéramos estado a su lado ahora que se cumplen 10 años de su puesta en libertad, después de ser un insumiso en los cuarteles que mantuvo con su actitud ética la lucha antimilitarista.  Y me emocioné.

Los momentos actuales son duros, indignantes. El miedo se palpa, la
incertidumbre y la precariedad se ha instalado de forma general. Todas
las personas trabajadoras nos hemos convertido en igual de precarias,
aunque algunas llevan el estigma de la marginación, la exclusión y la
pobreza desde hace mucho, lo mismo que desde hace mucho poblan las
cárceles de nuestro país. La pobreza es la lacra, a sus causantes se les
debería sentar en un banquillo.

Los momentos actuales son duros, indignantes. El miedo se palpa, la
incertidumbre y la precariedad se ha instalado de forma general. Todas
las personas trabajadoras nos hemos convertido en igual de precarias,
aunque algunas llevan el estigma de la marginación, la exclusión y la
pobreza desde hace mucho, lo mismo que desde hace mucho poblan las
cárceles de nuestro país. La pobreza es la lacra, a sus causantes se les
debería sentar en un banquillo. Recuerdo a quienes día a día trabajan
en las asociaciones, colectivos, grupos que dentro de las cárceles, en
los barrios, en los centros intentan construir una realidad diferente
con quienes están mas explotadas, a quienes el modelo social rechaza,
humilla y espera de ellas que se comporten como buena ciudadanía.
Personas como dios manda diría el presidente Rajoy. Pero lo que falta es
dignidad, justicia, igualdad como dios manda, porque con la pérdida de
derechos y recursos por causa de los tijeretazos el sector de la
construcción repuntará a base de hacer cárceles.

Y es que debo confesar, que allá por el año 97, cuando salí en el primer
permiso de la prisión provincial de Sevilla donde estaba pagando
condena por insumiso, a finales de febrero, con la primavera apuntando
apenas, esos pasos hacia la libertad, el sol, el olor a calle, me
embargó una sensación difícil de expresar. Nada comparado con la cadena
perpetua encubierta de Montes Neiro. Su carrera en libertad de la mano
de su familia se convierte ahora en la imagen necesaria, la carrera que
todas las personas debemos correr para hacer otro mundo posible.

Antonio Moreno –
http://morenocrac.wordpress.com/2012/02/15/la-carrera-de-la-libertad/


Fuente: Antonio Moreno