Entrevista con el secretario general de la formación anarcosindicalista con motivo de la celebración del 1 de mayo

Este Primero de mayo los militantes de CGT no sacarán a pasear sus banderas rojinegras a la Plaza del museo Reina Sofía, donde organizan su propia convocatoria todos los años. El estado de alarma propiciará una jornada más reflexiva que festiva. El secretario general de la formación anarcosindicalista, José Manuel Muñoz Póliz (Valladolid,1962), observa de manera crítica las medidas del Gobierno para tratar de frenar el impacto económico y social de la crisis.

Este Primero de mayo los militantes de CGT no sacarán a pasear sus banderas rojinegras a la Plaza del museo Reina Sofía, donde organizan su propia convocatoria todos los años. El estado de alarma propiciará una jornada más reflexiva que festiva. El secretario general de la formación anarcosindicalista, José Manuel Muñoz Póliz (Valladolid,1962), observa de manera crítica las medidas del Gobierno para tratar de frenar el impacto económico y social de la crisis. Bajo su punto de vista ya se parte de un modelo lesivo, que incluye en la negociación a los sindicatos principales y la patronal, mientras deja fuera a otras formaciones como CGT, con unos 105.000 trabajadores afiliados. Para este confinado Día de los Trabajadores, este trabajador ferroviario nos invita a vigilar nuestros derechos laborales, económicos y de expresión porque, según advierte, salen resentidos en cada crisis.

– La conmemoración de este primero de mayo va a ser particular. ¿Qué tiene previsto CGT?

– Es un 1 de mayo totalmente atípico. Normalmente nosotros salimos a la calle para reivindicar con nuestras consignas, pero este año ha tocado hacerlo de otra forma. Estamos editando vídeos con nuestras reivindicaciones. Desde el canal de Youtube de CGT queremos mandar mensajes, un discurso y un concierto con grupos que se han prestado a colaborar para celebrar este día festivo y reivindicativo.

– El Gobierno ha ido decretando medidas para los trabajadores para frenar el impacto de esta crisis, como las prestaciones por desempleo y ERTE, y otras ayudas para colectivos vulnerables. ¿Son suficientes? ¿Van en la línea adecuada?

– Nosotros creemos las medidas que está decretando el Gobierno han ido tarde, pero es que quien está pagando y está haciendo los esfuerzos es la clase trabajadora una vez más. Cada vez que te hacen un ERTE pasas a cobrar el 70% del sueldo. Tu cotización se está pagando con el dinero público. De cada 4 euros que se recaudan 3 vienen de los impuestos de la clase trabajadora. Entonces, quienes tienen los beneficios siguen acumulándolos y el esfuerzo lo volvemos a poner la clase trabajadora. A muchos colectivos les han decretado tarde las ayudas, como a las trabajadoras del hogar, como a los autónomos…. Ahora nos estamos peleando por la gente que está confinada en los CETI de Ceuta y Melilla. Están pidiendo mano de obra para el campo y, sin embargo, tienen a la gente ahí encerrada y hacinada.

– CGT ha defendido una regularización de los migrantes para que puedan trabajar en el campo…

– Se están generando problemas en los asentamientos de Huelva y Almería porque tienen unas condiciones pésimas y, con la crisis sanitaria que tenemos, realmente no tiene sentido que estén en esa situación. Segundo, hay gente a la que no dejan llegar desde los CETI de Ceuta y Melilla, que duplican su capacidad. No tiene sentido cuando hay una necesidad de 80.000 personas para trabajar en el campo. Hay cosas que nosotros no entendemos. De hecho, quieren dejar a los parados seguir cobrando el paro mientras tienen un sueldo por trabajar en el campo. Es algo muy raro cuando hay necesidad y gente dispuesta, que está pidiendo que se les regularice para trabajar.

– ¿Cómo evaluáis desde CGT la vuelta al trabajo de trabajadores no esenciales que ha afectado principalmente a la industria y a la construcción?

– Entendemos que es un error. Sabemos que no se puede evitar con los servicios esenciales, pero creemos que es un error innecesario para aquellos que solamente lo hacen para generar beneficios. Los empresarios arriesgan la vida de esos trabajadores y sus familias. Una vez más se están anteponiendo los intereses económicos a los de la salud de la clase trabajadora.

– El Gobierno esta diseñando un Ingreso Minimo Vital (IMV) para los hogares mas desfavorecidos. Estos días también hemos escuchado las clásicas reivindicaciones de una renta básica que ofrezca una misma cantidad a todas las personas. A falta de conocer los detalles de la IMV, ¿cuál es la posición de CGT?

— Nosotros tenemos acuerdos al respecto que tomamos hace tiempo. Defendemos la renta básica de las iguales. Lo venimos diciendo desde hace muchos años, incluso antes de la anterior crisis. Me sorprende que quienes estuvieron llevando la economía y hacienda en el anterior gobierno salgan a defender ahora esa renta mínima. Cuando estuvieron ellos la gente lo pasó realmente mal y nadie se acordó de hacer esto. Nosotros creemos en una renta básica para todas las personas que debería ser de 1.000 euros, porque es el 50% del salario medio. Creemos que una parte de esto se tendría que poner en común para generar servicios que entendamos colectivamente que son necesarios. No creemos que deba ser algo provisional, ni transitorio, sino permanente, porque siempre y cuando la gente no tenga recursos hay que ayudarla. Con la crisis se han generado 1,2 millones más de hogares sin recursos y esto no se puede permitir. Hay que ser solidario para que la gente tenga salidas y cubra, por lo menos, sus necesidades mínimas.

— Dado que la renta básica parece descartada, ¿hasta dónde tendría que llegar al menos el Ingreso Mínimo Vital?

— Durante la anterior crisis llegamos a 2 millones de hogares que no tenían ningún tipo de recurso. Ahora estamos con un millón de hogares que no tienen ningún tipo de recursos, de aquí a dentro de unos meses seguro que se va a incrementar. A esas familias tiene que llegar un ingreso suficiente para tener las condiciones básicas de una vida digna. No puede ser de otra forma. Estamos pendiente de lo que sacan, pero me temo que será un parche y no será suficiente.

– Muchas voces vaticinaban que se avecinaba una crisis del sistema capitalista y, de pronto, ha estallado la crisis del coronavirus a nivel mundial que parece haberla precipitado. ¿Qué riesgos corre la clase trabajadora?

— Hasta ahora hemos visto como ha crecido la desigualdad social, que ha ido siendo más grande. Nos hemos ido recuperando de la crisis, pero los beneficios no han llegado nunca a la clase trabajadora y se ha generado más desigualdad. Ahora nos tememos mucho que pretendan que la clase trabajadora pague la crisis sanitaria y esto traiga mucha más desigualdad.

– ¿Qué papel deben tener los sindicatos en esta crisis sanitaria que se torna también en económica?

– Hemos visto que ir en contra de un sistema público más fuerte va en nuestro propio detrimento. Hemos visto lo que han hecho con la Sanidad en los últimos años. Ahora todo el mundo sale a aplaudir al balcón, pero les han reducido el salario, han quitado muchos puestos de trabajo… Hay que unificar todas las luchas para tener unos servicios públicos fuertes que nos garanticen una vida digna y no dejar que nos apliquen más reformas y más leyes mordaza. Cada vez que pasa una crisis, además de quitarnos derechos laborales, nos suman un punto más de represión. Tenemos menos libertad para opinar, reivindicar y protestar. Hay que salir con las organizaciones que son amigas para volver a recuperar la calle, las protestas y volver a reivindicar.

– ¿Cómo observáis los pactos de la reconstruccion social y económica, inicialmente “Pactos de la Moncloa”, que propone Sánchez a la oposición?

– Temo que los pactos de la reconstrucción nos quiten muchos más derechos, con el objetivo de sacar adelante sus intereses económicos. Lo estamos viviendo con mucha cautela, temiéndonos lo peor,. No nos gusta nada como se está enfocando. Nos tememos mucho que se acaben llegando a acuerdos que antepongan sus intereses a quienes estamos en el día a día trabajando. Para nosotros, además, no es ninguna garantía que nos representen UGT y CCOO.

– Esta legislatura hay una ministra de Trabajo de Unidas Podemos, algo novedoso. ¿Cómo evalúa la gestión que está haciendo de esta crisis Yolanda Díaz desde el Ministerio?

– Nos hemos reunido con ella varias veces y es verdad que nos ha escuchado más que otros ministros y ministras de Trabajo. Pero todavía falta mucho: se siguen utilizando los mecanismos de antes, es decir, sentarse con los sindicatos que entienden ellos que nos representan para resolver los problemas de la clase trabajadora. Tiene que cambiar la forma de pactar solo con la CEOE, UGT y CCOO porque somos muchos los que no estamos representados ahí. Y cada vez sumamos más. Los dos sindicatos han bajado su representitividad, cada uno, más de un 20% en los últimos años. La CGT, en cambio, es el único sindicato de clase que ha ido subiendo. Tenemos 105.000 afiliados y está claro que cada vez tenemos más presencia en los puestos de trabajo. Imagino que no seremos cómodos y por eso no nos quieren muy cerca.

María F. Sánchez

cuartopoder.es


Fuente: cuartopoder.es