Continuamos nuestra conversación con la reconocida periodista y escritora Naomi Klein, que ha venido a Nueva York para participar del movimiento de protesta “A ocupar Wall Street” y para hablar ante los manifestantes.

Su exitoso libro «La doctrina del shock: el auge del capitalismo del
desastre» se ocupa en parte de Chile, donde la doctrina del shock dio
lugar a acontecimientos que cambiaron el mundo después del golpe de
Estado de Augusto Pinochet en 1973. Una de las mayores transformaciones
de esa dictadura fue la de privatizar la educación. Hoy, casi 40 años
después, los estudiantes están protestando en la calle. Hablamos con
Naomi Klein sobre los reclamos de los estudiantes y lo que ellos creen
que falla en el sistema educativo chileno. Naomi también rechaza las
críticas al movimiento “A ocupar Wall Street” que dicen que estas
protestas no han presentando una lista de reclamos claros. Klein afirma
que «no están claros en absoluto cuáles deben ser los reclamos para que
tengan algún efecto en un sistema tan dominante y complejo como este. Se
trata de tener el valor de plantear preguntas para las que aún no
tenemos respuestas». Añade que ni el Tea Party ni los partidos políticos
han logrado ofrecer alternativas razonables. «Es una gran ironía que,
en una crisis económica creada por la desregulación, la privatización y
el poder de las grandes empresas, las soluciones a la crisis sean la
destrucción del ámbito público y una mayor desregulación», agrega Klein.

Haga clic para ver la primeray la segunda parte de la entrevista a Naomi Klein en Democracy Now! de Amy Goodman y Juan González.

AMY GOODMAN:
Ésta es la segunda parte de nuestra conversación con la reconocida
periodista y escritora Naomi Klein, que está en Nueva York para
participar en el acampe de “A ocupar Wall Street” y para hablar ante la
multitud que se dio cita allí. Klein es autora del exitoso libro «La
doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre», que se ocupa
de acontecimientos internacionales que cambiaron el mundo, como fue el
caso de Chile tras el golpe de Estado de Pinochet en 1973 y lo que
ocurrió luego con la aplicación de las teorías del economista Milton
Friedman, de la Universidad de Chicago. En ese país se utilizó una
crisis para cambiar toda una sociedad. Ahora, casi 40 años más tarde,
los estudiantes de Chile están protestando en la calle. Tras meses
protestando, ahora se han retirado de las negociaciones con el gobierno y
están dejando su destino en manos del pueblo. Hablamos con Naomi Klein
sobre varios temas, tanto sobre lo ocurrido en Wall Street como los
reclamos de los estudiantes en Chile y lo que ellos creen que falla en
el sistema educativo chileno.

NAOMI KLEIN:
Los estudiantes quieren una relación completamente distinta con la
educación. Esto va al núcleo de la desigualdad, porque están diciendo
que el profundo sistema educativo de doble estándar que existe es el
motivo por el cual Chile se convirtió en una de las sociedades más
desiguales del mundo. Y por supuesto, esto tiene una enorme resonancia
histórica porque la privatización de la educación fue una de las grandes
transformaciones de la dictadura de Pinochet, ya que creó la sociedad
más desigual en Latinoamérica, en un momento en que fuera de Chile,
Latinoamérica tenía una enorme y vigorosa clase media.

AMY GOODMAN: ¿Cómo se origina la privatización de la educación en Chile y cómo se relaciona con la privatización de la educación en EE.UU.?

NAOMI KLEIN:
Chile fue el laboratorio de la llamada Escuela de Economía de Chicago.
Fue el primer lugar del mundo donde se aplicaron las ideas extremas de
Milton Friedman, quien creía que había que privatizar absolutamente
todo, excepto las fuerzas armadas. Sus discípulos fueron aún más allá y
privatizaron eso también. Eran ideas excéntricas en los años 1960 cuando
todavía seguía la era keynesiana, así que no pudieron introducir estas
ideas en Estados Unidos. Cuando Richard Nixon llegó al poder, Milton
Friedman pensó que sería algo bueno para él e impuso el control del
salario y los precios y dijo ahora somos todos socialistas, somos todos
keynesianos. Así que fue sólo en Chile tras el brutal golpe y la muerte
de Salvador Allende, donde los economistas de Chicago tuvieron su
pequeño espacio para poder probar muchas de las políticas que después se
globalizarían y llamarían a esto globalización. Pero nunca fue una
globalización, siempre fue toma del poder del mundo por parte de las
grandes empresas, por eso están protestando en Wall Street. Así que está
muy relacionado.

AMY GOODMAN: ¿Qué importancia tiene la participación de los sindicatos de docentes allí y aquí?

NAOMI KLEIN:
Los sindicatos de docentes en Chile estaban a la vanguardia de la
organización con los estudiantes y hubo una gran solidaridad
intergeneracional allí. Creo que es simplemente maravilloso ver que
surgen nuevas generaciones de activistas y lo que eso significa para las
personas que hace tantos años están en esta lucha. Esto se vio ayer en
los discursos que dieron en “A ocupar Wall Street” los líderes de los
trabajadores de todos los sectores públicos. Sencillamente, están tan
agradecidos por esta infusión de energía y entusiasmo y hay un gran
respeto mutuo allí.

AMY GOODMAN:
Y tengo que decir que desde el escenario pude percibir en los líderes
sindicales un pequeño impacto sobre como pasó esto. Vestidos de traje,
se rascaban la cabeza y decían hemos estado haciendo esto durante años y
este grupo de gente luchadora va a Wall Street. Los líderes sindicales
de todo el país y el mundo han estado tratando de participar en esto, de
venir a esta manifestación a decir, ¡eh! este también es nuestro
momento.

NAOMI KLEIN:
Esto es lo que pasa con los cambios sociales, se producen cuando menos
te lo esperas. Lo único que puedes hacer es estar preparado y te
sorprenderá. Esto es lo malo de toda esta gente que se ofrece a dar
consejos a los manifestantes de “A ocupar Wall Street” sin que éstos se
los pidan. Todos estos supuestos expertos en activismo vienen y dicen,
siéntense, no se levanten, no levanten los puños, hagan el signo de la
paz, vístanse bien, aféitense, lávense el pelo y lancen un mensaje
conjunto. Nadie sabe. Es una sorpresa para nosotros cuando esto ocurre.

AMY GOODMAN:
Una enfermera que estaba en la protesta me dijo “Perdimos tanto tiempo
en el pasado perfeccionando este mensaje. En esta cultura de grandes
empresas, según los publicistas de Madison Avenue, tenemos que reducir
el mensaje a una frase significativa de seis segundos” y agregó “para
entonces, la energía de todos se habría desperdiciado porque
precisamente lo que se está discutiendo es cuál es exactamente el
mensaje que estamos dando”. Además dijo que “mientras los medios de
comunicación corporativos nos están atacando y diciendo que no tenemos
un mensaje, la potencia está en que esto ha atraído a mucha gente, el
mensaje que les une a todos ellos tiene resonancia en la vida de cada
uno, tengan o no trabajo”. Uno de los carteles que más me gustó decía
“Perdí mi trabajo y encontré una ocupación”, o “Esto no es una recesión,
es un robo”.

NAOMI KLEIN:
Ése fue el que más me gustó y le saqué una foto con el teléfono. Si la
pregunta no fuera “¿Qué reclamas, cuál es tu mensaje?” habría otra. No
nos quedemos trabados en esto. Durante las protestas contra las grandes
empresas que se hicieron conocidas en el mundo en Seattle en el año
1999, la pregunta era “¿qué alternativa ofreces?, porque nuestra demanda
era realmente clara; queríamos terminar con la Organización Mundial del
Comercio y con el Fondo Monetario Internacional. Como nuestras demandas
eran muy claras nos preguntaban “¿qué quieren a cambio?”. Siempre va a
haber algo con lo que se quiera deslegitimar el disenso, pero no debemos
detenernos en eso. Creo que es bueno que Nick Christoph haya escrito
esa absurda columna diciéndole a los manifestantes cuáles debían ser sus
reclamos y dándoles unas ideas extremadamente buenas –y medio flojas-
sobre cómo reformar el sector financiero. Pero el problema es que son
demasiado pequeñas. Uno no sabe cuánto soñar hasta que no sabe el tamaño
del movimiento. Y por eso creo que los estudiantes chilenos tienen un
gran reclamo que ha sido enormemente impulsado a un reclamo muy claro.

Este es un momento en que realmente se está tratando de cambiar un
sistema. Éstas son personas que escarmentaron después de haber
depositado todas sus esperanzas en el partido democrático, de haber
pensado que simplemente cambiando de persona en el poder, se podrían
arreglar las cosas. Así que ahora están buscando un sistema y los
reclamos que se deberían hacer para cambiar un sistema dominante y
complejo no son en absoluto claros. No sabemos qué es esto. Así que,
realmente se trata de tener el coraje de hacer preguntas para las que no
tenemos respuestas, cosa que dice Wes Jackson, un gran poeta de la
agricultura que dirige el Instituto de la Tierra en Kansas: “tenemos que
tener el coraje de hacer preguntas para las que no tenemos respuestas”.
Y eso es lo que ese maravilloso espacio abierto y Liberty Plaza
representa para mí, que la gente está haciendo esas preguntas y se está
dando este espacio para soñar a lo grande.

AMY GOODMAN:
Hoy se cumplen 10 años de la invasión a Afganistán y están previstas
grandes marchas en Washington D.C. ¿Cómo encaja la guerra en esta
historia? Había otro cartel que decía “Es muy simple, para arreglar el
déficit, pongan fin a la guerra y cobren impuestos a los ricos”.

NAOMI KLEIN:
Sí. Ese uno de los lugares donde encaja. Estábamos hablando de esto
anoche en un grupo, en el que estaba Jeremy Scahill y Richard Rowley
–dos personas con las que has estado trabajando mucho- y el mensaje es
que sabemos dónde está el dinero. También lo dice Michael Moore; EE.UU.
no está en quiebra, tiene una crisis de redistribución. Así que, sabemos
dónde está el dinero acumulado. Se acumula en el Pentágono y en Wall
Street y ahí es donde tienen que continuar las protestas, donde está el
dinero. Esto es lo que cualquier buen periodista hace. Es lo que hace
cualquier buen investigador, seguir el dinero. Dicho eso, no creo que la
posición deba ser paren las guerras porque son muy caras porque esa
posición es un descrédito moral. Así que, no lo podemos simplificar a un
problema financiero, es también una cuestión moral.

Hay muchas, muchas razones por las que debemos parar las guerras,
pero eso está absolutamente conectado también con la crisis financiera.
Es decir, siempre me preocupo un poquito cuando, en el discurso
estadounidense se dice “¿Por qué estamos ayudando a reconstruir Irak
cuando deberíamos estar reconstruyendo EE.UU.?”. El hecho es que se
trata de guerras ilegales, son guerras por las que Estados Unidos debe
hacer una reparación. La idea de simplemente retirarse y quedarse con el
dinero no es tan simple y creo que siempre debemos recordarlo. Hay
enormes cantidades de dinero que pueden transferirse del presupuesto del
Pentágono al de educación y el sistema de salud, pero esto no le quita
la responsabilidad que EE.UU. tiene con países a los que ayudó a
destruir.

AMY GOODMAN:
¿Por qué no concluimos la entrevista, Naomi, con una descripción de
este momento? Tú estabas en Canadá, viniste a las protestas en
Washington, estás muy involucrada en el tema del cambio climático, estás
escribiendo un libro sobre cambio climático y comenzó el movimiento “A
ocupar Wall Street”, así que aquí estás.

NAOMI KLEIN:
Pasé mucho tiempo estudiando y escribiendo sobre cómo las élites usan
los tiempos de crisis económica para hacer aprobar reestructuraciones
radicales de la sociedad a favor de los intereses de esa élite. Es una
gran ironía que, en una crisis económica creada por la desregulación, la
privatización, el poder de las grandes empresas, las soluciones sean
una mayor destrucción de la esfera pública y mayor desregulación. Y esto
es lo que oímos desde la derecha, el Tea Party, quienes quieren
deshacerse de todo tipo de regulación. Así que, siempre he dicho que la
única manera de resistir la Doctrina del Shock es saber que algo ocurre
mientras está ocurriendo, y que debe haber una tremenda vuelta atrás. Lo
hemos visto esto Europa. Hemos visto que esto puede, de muchas maneras,
disminuir los recortes e incluso detenerlos del todo. Todo el mundo
está esperando a que Estados Unidos se dé cuenta de esto y se una a esta
lucha global.
Creo que este país, al estar tan centrado en políticas electoralistas
cada dos años, toda la energía que tiene el movimiento pacifista o el
movimiento ambientalista o cualquier movimiento sobre cualquier tema, de
repente cambia el eje de atención para tratar de que los demócratas
ganen las elecciones, y esto tiene un impacto increíblemente corrosivo
en la construcción de movimientos duraderos y sostenibles. Creo que
ahora la gente se está dando cuenta esto; que si te preocupas por estos
temas, hay que construir movimientos centrados en estos temas y dejar
que sean los demócratas los que se preocupen por ellos mismos.

AMY GOODMAN: Noami Klein, quiero agradecerte el haber estado con nosotros.


Traducido por Kelly Kremco, Ter Garcia, Rosario Vega, Javier Pérez; editado por Gabriela Díaz Cortez

http://www.democracynow.org/es/destacados/naomi_klein_parte_iii_la_polmica_en_torn


Fuente: Democracy Now!