Entre el 12 de junio y el 13 de julio se celebrará en Brasil el Mundial  de futbol. Este país acogerá también los juegos olímpicos en 2016. La organización de estos acontecimientos deportivos y comerciales ha requerido una inversión colosal, mientras que muchas de las necesidades básicas de la población continúan lejos de ser satisfechas.

La Federación Internacional de Futbol (FIFA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) tienen la detestable costumbre  de acomodarse sin mayor problema a los regímenes totalitarios.

La Federación Internacional de Futbol (FIFA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) tienen la detestable costumbre  de acomodarse sin mayor problema a los regímenes totalitarios.

La FIFA, el COI y los estados  que mantienen estos organismos  subvencionándolos con grandes sumas procedentes del erario público, desprecian a las poblaciones residentes en los países sede de las competiciones deportivas internacionales: gastos suntuosos, importantes desplazamientos de población y represión son los acompañantes habituales de estos iniciativas, a las que el país brasileño no es ajeno.

Afirmamos nuestra solidaridad con todas las personas que, en Brasil, rechazan que el Mundial de futbol sirva como pretexto para la implementación de graves medidas que atacan directamente a la población, particularmente a los más pobres, y que apuntan directamente a aquellas personas que resisten y exigen el respeto  a los derechos fundamentales:

  • Proyecto de ley que amplía peligrosamente el recurso a medidas “antiterroristas”.
  • Prohibición y represión de manifestaciones.
  • Campañas difamatorias contra las personas que se oponen y cuestionan la restricción de las libertades.
  • Ocupación de favelas por parte de las fuerzas militares y policiales, prolongando las innumerables expulsiones provocadas por las obras del Mundial y los Juegos Olímpicos de 2016. Más de 170.000 familias han sido desalojadas de sus viviendas.
  • Organización por parte de las mafias de redes de prostitución a gran escala en todas sedes de la competición), con lo que ello conlleva implica en términos de violencia y negación de los derechos humanos.

Organizaciones sindicales y movimientos políticos brasileños organizan las resistencias, que no cesarán, con razón,  por ningún mundial de fútbol.  « El dinero se entrega a la FIFA y a las empresas. Queremos ese dinero para salud, educación, vivienda, transporte público y reforma agraria” afirman llenos de razón.

Una vez más, un “gran acontecimiento deportivo”, que se traduce en miles de millones de beneficios (durante y después del Mundial) para las multinacionales de la construcción, de los medios de comunicación, las empresas…, es el pretexto para perpetrar graves ataques contra la clase trabajadora, contra los más pobres, contra las libertades de todas las personas.  

Las gigantescas manifestaciones que tuvieron lugar en numerosas ciudades brasileñas el pasado verano sacaron a la luz los problemas sociales del país. Cada día se celebran huelgas y acciones que muestran como los trabajadores y trabajadoras no dejaran de luchar por sus legítimas reivindicaciones durante el Mundial: los y las sin tierra luchan sin descanso por la supervivencia de millones de personas; continúa la pelea  por la vivienda al tiempo que el ejército destruye los barrios de chabolas sin preocuparse lo más mínimo por sus habitantes; cada día tienen lugar más manifestaciones; se llevan a cabo experiencias autogestionarias de reapropiación de tierras, medios de producción y espacios de vida… Somos solidarios: su lucha es nuestra lucha.

Nuestras organizaciones recogen y difunden información sobre la situación social, los Derechos Humanos en Brasil y las acciones populares que se llevan a cabo (boletines, reuniones, torneos de futbol…)

En varias ciudades europeas se están organizando encuentros el 12 de junio, día en que dará comienzo el Mundial, al tiempo que en las calles de Brasil se celebrarán importantes manifestaciones.

Red europea de los sindicatos alternativos y de base


Fuente: CGT Internacional