SIEMPRE el sindicalismo ha tenido vocación unitaria, forma parte de su naturaleza. Sin embargo, también siempre ha estado dividido, las diferencias se plasmaron con rapidez haciendo muy difícil, o imposible, la consecución de esa vocación unitaria.

SIEMPRE el sindicalismo ha tenido vocación unitaria, forma parte de su naturaleza. Sin embargo, también siempre ha estado dividido, las diferencias se plasmaron con rapidez haciendo muy difícil, o imposible, la consecución de esa vocación unitaria.

Hoy sucede algo de lo mismo, las diferencias entre las diversas posturas sindicales son importantes. Pero esas diferencias, digamos constitutivas o de planteamientos de fondo, que son las que justifican la existencia de cada una de las organizaciones sindicales como entidad diferenciada de las demás, no puede ahorrarnos el esfuerzo unitario, que debe plasmarse en la búsqueda del máximo grado de unidad en cada uno de los temas que abordamos. Lo requiere el contenido social y el interés general de cada uno de esos temas.

La postura contraria, la de poner por delante las diferencias que hemos llamado constitutivas, dándoles prioridad sobre ese necesario esfuerzo unitario, se llama sectarismo y equivale a que no es la organización sindical la que está en función y al servicio de cada uno de los temas concretos y del interés general que en ellos se encierra, sino a que esos temas y ese interés quedan supeditados y al servicio de esa organización.

CGT somos una de las organizaciones más peculiares y con mayores diferencias respecto a otras del abanico sindical, sin embargo aspiramos a no caer en ese sectarismo de la división apriorística. Sabemos que es muy fácil que en cada uno de los temas se acaben plasmando las diferencias que tenemos con otros sindicatos, pero mientras tanto eso no se produce -y nosotros no buscaremos provocarlo, aunque tampoco lo escondemos cuando llegan- siempre trataremos de hacer ese esfuerzo unitario y sumar para cada uno de los temas el mayor número de fuerzas susceptibles de trabajar conjuntamente de cara a la resolución del tema concreto de que se trate.

Sin embargo, hoy en Euskadi, tanto en la CAV como en Navarra, se está avanzando hacia un sectarismo profundamente enraizado y consolidado que redunda en grave perjuicio del sindicalismo y de cada uno de los temas que aborda. El último ejemplo ha sido la participación en la Korrika, en la que un sindicato, ELA, condiciona su participación a la exigencia de la exclusión de otros sindicatos, CCOO y UGT, primando las que hemos llamado diferencias constitutivas al necesario impulso a la unidad, con deterioro de las posibilidades sindicales y en perjuicio del tema abordado, el euskera en este caso, que queda más patrimonializado pero más reducido socialmente.

Lo de la Korrika es sólo un ejemplo. El sectarismo excluyente se plantea en buena parte de las actividades sindicales y para CGT no es de recibo y así queremos manifestarlo públicamente y hacérselo conocer al resto de organizaciones sindicales. Nosotros podemos diverger en el abordaje de un tema con otros sindicatos y en función de esas diferencias sobre el tema concreto optar por una actuación no unitaria ; no entendemos que esa ruptura sea a priori y por principio. Ante posturas excluyentes nunca estaremos con quien las defiende, aunque tengamos con él más elementos de unidad que con el excluido y aunque tampoco podamos unirnos a éste.

En el caso de la Korrika no sabemos si CCOO y UGT querían apoyarla, sí que para el euskera y la Korrika ese apoyo habría sido positivo, mientras que es muy negativo que otro pueda imponer su exclusión.

Francisco Javier Sanz

CGT