En La Habana, unos cuantos companerxs están siendo amenazados y ostigados tanto por funcionarios culturales (censores) como por agentes policiales, mientras ven como sus centros culturales y lugares donde desarrollan sus actividades son saboteados sin que las autoridades descubran ni mucho menos sancionen a los culpables.

NO ESTÁN
SOL@S

Ha concluido
el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba con la aprobación de
las reformas liberales («a cada uno según su trabajo»)
anunciadas en el ámbito económico; pero también con la reducción
de servicios sociales y el aumento de la presencia de militares y
tecnócratas en el aparato gubernamental, mientras se reduce la de
intelectuales y obreros.


NO ESTÁN
SOL@S

Ha concluido
el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba con la aprobación de
las reformas liberales («a cada uno según su trabajo»)
anunciadas en el ámbito económico; pero también con la reducción
de servicios sociales y el aumento de la presencia de militares y
tecnócratas en el aparato gubernamental, mientras se reduce la de
intelectuales y obreros.

Tanto en la
retórica como en los hechos, la eficiencia, el control y la
disciplina sustituyen a la igualdad, la solidaridad y la
participación. Y con ese telón de fondo se atisban señales
represivas sobre el mundo cultural, que presagian un nuevo retroceso
en el ejercicio de las libertades fundamentales para la población
cubana. Artistas del performance ven su nombre empañado por
funcionarios de la cultura -convertidos en censores-, que desarrollan
febriles campañas por todo el país difundiendo rumores falsos y
acusaciones espurias. Un prestigioso Centro Teórico Cultural ve
nuevamente saboteadas sus instalaciones y equipos por “ladrones”
que no roban nada y que las autoridades no aciertan a descubrir y
sancionar. Poetas y activistas comunitari@s reciben la visita de
agentes policíacos que les amenazan con su procesamiento legal como
“contrarrevolucionarios” y con dejarlos frente a la “ira
popular”, demostrando con ello que esta última no es ni popular ni
autónoma del poder que la dirige.

El daño a
la propiedad social, la difamación y la coacción (y violencia)
física y psicológica no son solo delitos para los códigos penales
de todo el orbe -Cuba incluida-, sino también manifestaciones de
Terrorismo de Estado. Durante décadas la población cubana dio a sus
hijos y al mundo sus mejores energías para construir un país más
justo, con cultura, salud y educación universales y de calidad, a
pesar de la irracionalidad y discrecionalidad de una burocracia que
siempre presentó las conquistas populares como logros propios.
¿Terminará la Historia recogiendo como rasgos memorables del
proceso cubano la represión y la mentira, en lugar del heroísmo
cotidiano de la gente? No es justo que así sea.

Pero
para que ello no ocurra debemos desterrar, desde abajo y a la
izquierda, el silencio y la autocensura que consagran la impunidad,
en aras de un supuesto “no hacer el juego al enemigo”. Las
personas que hoy ven su integridad y trabajo amenazados por estas
acciones de autoridades cubanas merecen todo nuestro respeto, pues
les hemos conocido en diferentes momentos y situaciones. No son, como
los presenta la propaganda oficial,
mercenarios
de la CIA
, porque apenas sobreviven con
míseros ingresos como la inmensa mayoría del pueblo cubano. Cuando
viajan invierten sus escasos recursos en difundir su creación
humanista y en comprar materiales para continuar su trabajo por un
país más culto y libre. Cuando reciben nuestra ayuda (en forma de
un DVD, una tempera o una colecta) es el aporte solidario de
trabajadores y trabajadoras, artistas y estudiantes que, en nuestros
países, enfrentamos las políticas neoliberales y autoritarias del
capitalismo y sus gendarmes en Seattle y México DF, París y
Caracas, San Francisco y Buenos Aires.

¡Qué
lejos están nuestros compañeros de aquellos burócratas que
recorren cómodamente el mundo en
Campañas
de Solidaridad
, pagadas con el dinero
del pueblo cubano, y que a la menor oportunidad escapan a Miami y
aparecen arrepentidos en sus televisoras como “luchadores por la
libertad”! ¡Que diferentes de ciertos intelectuales “amigos de
Cuba” que, ingenuos o tarifados, confunden los ideales de la
Revolución con las políticas del Estado cubano, y les niegan a los
compañeros cubanos los mismos derechos que reclaman (y en ocasiones
disfrutan) en sus regímenes de democracia burguesa! ¡Qué
superiores, en obra y espíritu, a aquellos “reformistas
autorizados” que justifican con barnices de teoría cada giro del
régimen cubano y despliegan (pseudo) criticas abstractas siempre
atisbando la buena voluntad del poder!

El único
pecado de nuestros camaradas cubanos es atreverse a pensar (y
transformar) su realidad sin esperar las promesas del Papá Estado ni
los Cantos de Sirena del Capital mundial. Creen en una vida más
plena, en comunidad, donde el libre desarrollo de cada uno es
condición y medida del libre desarrollo de todos. Sus diálogos y
aprendizajes con nuestras luchas altermundistas, piqueteras y
zapatistas les han expandido el horizonte y nos han permitido también
aprender de su legado histórico, de errores y resistencias
populares. Representan el legado más vivo y hermoso de la
Revolución cubana, que se resiste a morir pese al cáncer de la
burocracia. Son marxistas, anarquistas, libertarios, martianos,
humanistas, feministas, ecologistas, comunitaristas… pero, por
sobre todas las cosas y calificativos, son personas decentes, que han
puesto su vida en riesgos y al servicio de los demás. Por ello no
les dejaremos sol@s.

Sabemos que
las fuerzas de la dominación son poderosas, que controlan las porras
y el ciberespacio, los castigos y los premios, los atemorizados y los
tarifados. Pero nosotros tenemos la vergüenza y la esperanza, contra
la cual – como demuestran las rebeliones populares y
anti-imperialistas de todo el globo- no hay poder despótico que
valga. Ojalá subsista, en la mente de censores y policías, un
recuerdo del compromiso originario con el pueblo cubano que los llevó
al poder; pero si ello no sucede estamos dispuestos a lanzar la más
poderosa campaña de solidaridad con todos los recursos de la
legalidad y opinión pública progresistas mundiales. Sabemos que
los enemigos están alertas; no les quepa a estos la menor duda:
NOSOTR@S TAMBIÉN.