Artículo de opinión del secretario general de CGT-PV publicado hoy en Levante-EMV. Con el pretexto de una crisis que sigue respetando a las grandes fortunas, las empresas multinacionales están recortando derechos y reduciendo plantillas. El sector del automóvil no es una excepción y las principales marcas aprovechan la situación para exigir nuevos sacrificios a sus trabajadores y despedir a la mano de obra que consideran excedente
 

Con el pretexto de una crisis que sigue respetando a las grandes fortunas, las empresas multinacionales están recortando derechos y reduciendo plantillas. El sector del automóvil no es una excepción y las principales marcas aprovechan la situación para exigir nuevos sacrificios a sus trabajadores y despedir a la mano de obra que consideran excedente.

Con el pretexto de una crisis que sigue respetando a las grandes fortunas, las empresas multinacionales están recortando derechos y reduciendo plantillas. El sector del automóvil no es una excepción y las principales marcas aprovechan la situación para exigir nuevos sacrificios a sus trabajadores y despedir a la mano de obra que consideran excedente.

En este contexto, Ford Europa anuncia el cierre de varias fábricas en Bélgica y el Reino Unido (que ocasionarán miles de despidos) y dice que se lleva para Alemania otro modelo con un cierto tirón en el mercado (el C-Max, como antes lo fueron el Fiesta o el Focus) y que nos trae para Valencia los vehículos de gran cilindrada que se producían en Gent, cuya cuota conjunta en el mercado europeo es algo superior al modelo que nos quitan y que, supuestamente, estaba asegurado por el pacto del 2007.

Estos cambios de planes productivos dejan a Almussafes con unas cargas de trabajo que permiten arriesgar un pronóstico de futuro inmediato sin grandes sobresaltos en los niveles de empleo. Pero pretender que esta noticia se viva en un ambiente de euforia colectiva, profetizando que se van a crear más de mil nuevos puestos de trabajo, supone desempolvar esa vieja película donde Berlanga se ríe amargamente de aquella España del franquismo que esperaba una lluvia de inversiones y regalos del amigo americano.

Y por otra parte, esos anuncios sensacionalistas de los medios (necesitados de alguna noticia positiva entre tantos datos catastróficos: paro, corrupción, desahucios, privatizaciones y recortes) no tienen ninguna consistencia. Hacer previsiones sobre empleo, modelos y ventas de Ford, después de 37 años de cambios repentinos y de noticias contradictorias, es demasiado arriesgado y nada creíble… como ha vuelto a demostrarse con los cantos de cisne que supuso el sainete Fleming-Pino de 2007. Nadie sabe lo que va a suceder en los próximos años en el actual contexto de crisis (económica y social) que padecemos los de abajo.

Como ocurría en Bienvenido Mr. Marshall, lo que cada vez queda más en entredicho son las supuestas bondades y garantías (de empleo, de modelos e inversiones) que representaba el pacto de UGT con Ford Europa. Ha bastado una previsible bajada de las ventas europeas para que se quede en papel mojado (salvo para seguir imponiendo los recortes sociales que firmaron Fleming y Pino). La poca firmeza de estos acuerdos viene ratificada por lo sucedido en Ford Bélgica, donde un compromiso para mantener el empleo hasta 2020 acaba de ser roto unilateralmente por Ford (sin que la empresa haya anunciado que devolverá las cuantiosas ayudas aportadas por el gobierno belga) y sin que haya servido de nada el acuerdo firmado con los sindicatos para bajar un 2% los sueldos, a cambio de salvar ese empleo que ahora se destruye.

Es, sin duda, una gran lección para quienes han loado un acuerdo –en muchos casos sin leerlo- y para quienes –como la mayoría de la plantilla de Almussafes– se han dejado vender simple humo con tanta facilidad.

Antonio Pérez Collado (Secretario General de CGT-PV)

Enlace a la web: www.cgtpv.org/Antonio-Perez-Collado-Noticias-y.html


Fuente: Antonio Pérez Collado