Ayer, 5 de junio, la plantilla de Telefónica secundó una nueva jornada de huelga con una duración de tres horas y media en cada turno. La concentración de trabajadores a las afueras del edificio donde se reunía la Mesa Negociadora obligó a cortar la calle al tráfico y a apurar la reunión a toda prisa.

Ayer, 5 de junio, la plantilla de Telefónica secundó una nueva jornada de huelga con una duración de tres horas y media en cada turno. La concentración de trabajadores a las afueras del edificio donde se reunía la Mesa Negociadora obligó a cortar la calle al tráfico y a apurar la reunión a toda prisa.

Cientos de trabajadores de la plantilla de Telefónica se acercaron hasta la calle Emilio Vargas donde se reunía la Mesa Negociadora del próximo Convenio Colectivo. Se trataba de la segunda jornada de movilización tras la primera huelga del 29 de mayo y en la que participó alrededor del 60% de la plantilla. La dirección de Recursos Humanos de Telefónica se negó a facilitar los datos reales a la representación de los trabajadores.

En esta jornada de huelga se repiten los esquemas : la negativa de la empresa a facilitar datos así como las estimaciones del seguimiento del paro, alrededor del 60% en todo el estado. El número de trabajadores que se concentraron si que fue menor pero, si cabe, de más valor. Todos ellos tuvieron que desplazarse desde sus centros de trabajo hasta el edificio en el que se reunía la Mesa Negociadora, un lugar lejano y de difícil acceso en transporte público. La concentración de la semana anterior se había desarrollado en el edificio de Las Tablas donde se aglutina la mayoría de la plantilla de Telefónica y se estimó en alrededor de 3000 trabajadores los que participaron en ella.

En esta ocasión se trataba de la décima reunión de la Mesa Negociadora y donde tocaba posicionarse a los diferentes sindicatos que forman parte de ella : CCOO (4), UGT (4), STC-UTS (2), AST (1) y CGT (1). Y sobre la mesa, la propuesta de la empresa de un nuevo modelo de clasificación profesional así como una nueva estructura salarial y del que ya informamos en Rebelión la semana pasada.

Para UGT el nuevo modelo es válido, tan solo exigió ante la dirección de la empresa la subida de un punto porcentual más en las nóminas ; CCOO se volvió a posicionar en contra del modelo presentado y argumentó que el ambiente estaba muy caldeado para la negociación solicitando la firma cuanto antes del Convenio y dejando abierta una comisión que negociara el punto de nueva clasificación profesional ; a STC-UTS tampoco le gustó la propuesta de la empresa y manifestaron su decisión de unirse a las movilizaciones a partir de la semana que viene ; CGT rechazó de plano el modelo y exigió a la empresa su retirada ; AST exigió también su retirada y se reiteró en las reivindicaciones de los trabajadores que pasan por la subida por encima del IPC para recuperar poder adquisitivo, el contrato de relevos que garantice el empleo digno de cara al futuro o el compromiso de la empresa de no segregar actividad.

Mientras tanto, a las afueras del edificio de la calle Emilio Vargas, cientos de trabajadores rechazaban el proyecto empresarial y exigían a los sindicatos que no firmaran un convenio que iba contra los intereses de toda la plantilla. Pero solo estaban para escucharles la CGT, AST y Cobas. El resto se desinhibieron de los reclamos y salieron por la puerta de atrás. Aunque curiosa resulta la postura de CCOO, inmersa en una lucha interna entre la dirección regional y la estatal que les ha enfrentado, prometiendo en las asambleas de trabajadores su incorporación a la movilización a partir del día 12 de junio pero solicitando la rápida firma de un convenio abierto que les quite la presión de la plantilla. Más bien parecen desangrarse contra las cuerdas por la presión de sus propios afiliados que acuden a las concentraciones y anuncian la ruptura del carné. La firma antes del mes de julio supondría la campana salvadora para retirarse a su rincón y coger aire, aunque se intuye la enésima escisión en un sindicato presionado por sus bases, por un lado, y por la burocracia de sus cuadros, por el otro. Muy alejados, en todo caso, de la realidad del momento y de donde deben estar los dirigentes sindicales : el frente de las reivindicaciones de los trabajadores a los que representan.

Porque la realidad es que la mayoría de la plantilla se suma día a día a la movilización. Convocados por AST a nivel nacional, CIGA en Galicia, ESK, LAB y ELA en Euzkadi y Navarra, En Construció en Catalunya y CGT en Madrid, las cifras ya empiezan a ser preocupantes para la empresa que también espera un rápido acuerdo que calme la riada. En esta ocasión, a los buenos datos de los lugares geográficos señalados, hay que sumar la movilización en Valencia y Sevilla. Es para preocuparse teniendo en cuenta que está programada media jornada de huelga para todos los jueves del mes de junio. Además, la propicia actitud de la plantilla ayer concentrada en Madrid va a hacer temblar el pulso de todo aquel que pretenda empuñar la pluma para estampar una firma en representación de los trabajadores.


Fuente: Rebelion.org