Savvas Metoikidis, maestro de 44 años, sindicalista y miembro activo del movimiento por la insurrección social ha decidido, ayer sábado, quitarse la vida. Su suicidio es un acto político digno que llama el pueblo a resistir y a luchar contra la esclavitud que impone el capitalismo.

El escrito que sigue es la reflexión de Savvas en cuanto a la rebelión del 08 y la violencia. El compañero estaba siempre en la primera línea de la lucha.

«Violencia es trabajar 40 años por una miseria y no saber si algún día llegarás a jubilarte.

Violencia son los bonos del estado, las pensiones robadas, el fraude de la bolsa.

Violencia es estar obligado a obtener un préstamo hipotecario que finalmente pagas a precio de oro.

Violencia es el derecho del director de despedirte en cualquier momento.

Violencia es el desempleo, la precariedad, los 700 euros con o sin seguridad social.

«Violencia es trabajar 40 años por una miseria y no saber si algún día llegarás a jubilarte.

Violencia son los bonos del estado, las pensiones robadas, el fraude de la bolsa.

Violencia es estar obligado a obtener un préstamo hipotecario que finalmente pagas a precio de oro.

Violencia es el derecho del director de despedirte en cualquier momento.

Violencia es el desempleo, la precariedad, los 700 euros con o sin seguridad social.

Violencia son los «accidentes» laborales, porque los jefes limitan sus gastos a costa de la seguridad de los trabajadores.

Violencia es tomar psicofármacos y vitaminas para hacer frente los horarios extenuantes.

Violencia es ser una inmigrante, vivir con el miedo que en cualquier momento te van a echar fuera del país y experimentar constantemente inseguridad.

Violencia es ser al mismo tiempo asalariada, ama, de casa y madre.

Violencia es cuanto te cogen el culo en el trabajo y te dicen: » Sonría, tampoco es para tanto»

Lo que hemos vivido yo lo llamo rebelión. Y al igual que cualquier rebelión es similar a ensayo de guerra civil, huele a hollín, gases lacrimógenos y sangre. No se contiene fácilmente y no se explota. Enciente conciencias, acentúa y polariza contradicciones, asegura momentos de compañerismo y solidaridad. Traza sendas por la liberación social.

Señoras y señores, ¡bienvenidos a las metrópolis del caos! Coloquen en sus casas puertas de seguridad y sistemas de alarma, abran la televisión y disfruten el espectáculo. La próxima rebelión será definitivamente más ardiente, a medida que progresa la podredumbre de esta sociedad… O salgan a las calles junto a sus hijos, decláranse en huelga, atrevense a reclamar la vida que les roban, recuerden que una vez fueron jóvenes que quisieron cambiar el mundo.»

Savvas Metoikidis

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