Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico

Parece una contradicción pero en realidad las convocatorias de oposiciones en la educación pública sirven para cambiar unas personas trabajadoras por otras. Ayer en la Junta de Andalucía se dieron las cifras de ofertas de plazas para acceder a los cuerpos de funcionarios docentes. Más una persona lectora en desempleo buscará esta información con la intención de presentarse a estas oposiciones para poder acceder a un empleo. Y es que se mezclan desde hace muchos años dos asuntos que en realidad tienen poco o nada que ver.

Parece una contradicción pero en realidad las convocatorias de oposiciones en la educación pública sirven para cambiar unas personas trabajadoras por otras. Ayer en la Junta de Andalucía se dieron las cifras de ofertas de plazas para acceder a los cuerpos de funcionarios docentes. Más una persona lectora en desempleo buscará esta información con la intención de presentarse a estas oposiciones para poder acceder a un empleo. Y es que se mezclan desde hace muchos años dos asuntos que en realidad tienen poco o nada que ver.

Para trabajar como profesor en la enseñanza concertada, sostenida con dinero público, no hace falta nada más que solicitar el trabajo, que sólo unos cuantos conocen de su existencia, y si se tiene alguna “suerte” te contratan y punto. Es más, se puede trabajar hasta la jubilación. Por el contrario para trabajar como docente en la escuela pública se tiene que presentar currículums cuando se abren las llamadas “bolsas” de trabajo por especialidades. Las convocatorias son públicas, es decir, se puede enterar cualquiera, además los criterios para ordenar a los solicitantes también son públicos y los listados ordenados por méritos también son públicos. Cuando llega el turno de cada cual se le hace una oferta de trabajo en un puesto que puede ser por semanas, meses o, con suerte, un curso escolar. Después de años y años en esta situación, parece una trágica comedia que la administración educativa tenga que salir a la calle a buscar a alguien que demuestre, en unos exámenes teóricos, que está capacitado para enseñar. Y entonces toda la experiencia profesional acumulada del personal interino se tira materialmente por la ventana. Se deja en la calle a la persona que trabajaba interinamente y se contrata fija a quien acaba de aprobar unos exámenes aunque no haya trabajado nunca.

Si la Junta de Andalucía tiene actualmente todos los puestos de trabajo ocupados ¿cómo es posible que haga una oferta mediante oposiciones? Evidentemente ya saben en la Consejería de Educación que se quedarán en la calle gentes que están trabajando a cientos o miles. ¿Les causa alguna contrariedad? ¡Ninguna! Pero políticamente deben anunciar que ofrecen puestos de trabajo “nuevos”, aunque sea mentira. Y dicen que “ofertaran 83 plazas para el cuerpo 593 catedráticos. 468 plazas del cuerpo 590 y 3.000 plazas, de lo eufemísticamente denominan Oferta de Empleo Público. Estas 3000 plazas se distribuyen entre las 73 especialidades que se convocarán para 2018. Pero la “oferta se ampliará entre 2019 y 2020 a más de 7000 plazas. Si los que están deben quedarse trabajando, lo suyo es que el acceso a los cuerpos se haga desde esa situación, mediante concursos de méritos ya que cuando se creen puestos de trabajo verdaderamente nuevos se cubrirán en un primer momento, como viene ocurriendo por las bolsas de interinos. De esta forma ninguna persona le quitará el puesto de trabajo a otra. En la historia del sindicalismo nunca fue aceptado el cambio de unas personas trabajadoras por otras.

Rafael Fenoy Rico

 


Fuente: Rafael Fenoy Rico