Un rumano muere tras sufrir una caída en un supermercado en construcción de Fuenlabrada
Vasile, un obrero rumano de 31 años, se precipitó desde lo más alto -una cúpula aún sin cerrar a casi ocho metros de altura- de un proyecto inacabado de centro comercial. Murió casi en el acto. Cayó con la misma trayectoria que trazaría quien "se tira de cabeza a una piscina", según descripción de uno de los testigos. Falleció antes de ser trasladado al hospital. Tenía la cabeza reventada, "traumatismo craneoencefálico" severo. Un casco rodaba a unos metros de su cuerpo. Los efectivos del Summa trataron de reanimarlo durante casi media hora. Había perdido masa encefálica. El sol aún no marcaba el mediodía. Las manecillas del reloj que señala los accidentes mortales en el trabajo se había parado ya en el número 78. El anterior, en Pinto, hace sólo tres días.
Un rumano muere tras sufrir una caída en un supermercado en construcción de Fuenlabrada

Vasile, un obrero rumano de 31 años, se precipitó desde lo más alto -una cúpula aún sin cerrar a casi ocho metros de altura- de un proyecto inacabado de centro comercial. Murió casi en el acto. Cayó con la misma trayectoria que trazaría quien «se tira de cabeza a una piscina», según descripción de uno de los testigos. Falleció antes de ser trasladado al hospital. Tenía la cabeza reventada, «traumatismo craneoencefálico» severo. Un casco rodaba a unos metros de su cuerpo. Los efectivos del Summa trataron de reanimarlo durante casi media hora. Había perdido masa encefálica. El sol aún no marcaba el mediodía. Las manecillas del reloj que señala los accidentes mortales en el trabajo se había parado ya en el número 78. El anterior, en Pinto, hace sólo tres días.

La constructora siguió con las obras poco después del fallecimiento de su empleado

Vasile sólo llevaba un mes trabajando, con un contrato temporal, para la constructora Tudic, encargada de levantar en un barrio nuevo de Fuenlabrada, a la espalda del hospital, un supermercado Mercadona.

No estaba sujeto con su arnés a ninguna «vía de vida». Probablemente, según varios expertos del sindicato UGT que examinaron el lugar, ni siquiera llevaba arnés. Pero lo que es «seguro» es que no existían anclajes sólidos para engancharlo ; sólo huecos de ferralla de menos de 15 milímetros de espesor. El cuerpo del trabajador fue trasladado al tanatorio de Leganés. Nadie fue a visitarlo en todo el día. Ni familiares ni compañeros de trabajo. Hoy se le hará la autopsia.

El juez que lleva la investigación ha decretado el secreto de la misma. El asunto está en la cartera del Cuerpo Nacional de Policía, aunque los agentes locales de Fuenlabrada se presentaron en el lugar del accidente y levantaron un atestado. Precisamente, un policía intentó entrar por la tarde en la obra. Quería ver el lugar del suceso. Sin embargo, los encargados intentaron impedirle el acceso. Le exigieron una orden judicial. Finalmente, consiguió entrar y exigió la documentación a los ocho trabajadores que estaban en el edificio a medio construir.

«Aquí no ha habido ningún accidente, ha sido en otra obra», negaba con la cabeza gacha uno de los encargados. Los obreros, que no suspendieron su jornada de trabajo vespertina, tenían consigna de no hablar. Sólo concedían que «algo habían oído» sobre un accidente.

Después, en un aparte, aseguraron que el chico, «en realidad», se había caído «desde la primera planta». Esto supone una altura de tres metros y medio. También sugirieron que el fallecido tenía «problemas personales» y que «quería suicidarse». Unas confidencias que contradicen las versiones sanitarias y policiales, y que aparentan una cierta voluntad de exonerar a la empresa de responsabilidades.

Otro encargado de la construcción del supermercado achacó el incidente a un «desvanecimiento», sin solventar el problema de por qué razón había caído si estaba sujeto a un arnés. Este mismo encargado remitía a una trabajadora de Mercadona que, a su vez, eximía de cualquier responsabilidad a la empresa alimentaria : «Nosotros sólo tenemos un local comercial en la obra. Los responsables son los de la constructora». Sin embargo, fuentes sindicales sostienen que es el supermercado el que debe exigir las medidas de seguridad. Estas mismas fuentes recuerdan «un caso semejante en julio pasado en Getafe en que se levantaba un Alcampo».

En la constructora, su supuesto jefe dice que se llama Pablo. Al inquirirle por su apellido repite el nombre de Pablo. No quiere dar ninguna explicación. No admite ningún error. La empresa, ubicada en Humanes, «tiene un tamaño mediano» y, aparentemente, «es una compañía solvente», según UGT. «Pablo Pablo» se escuda en que tiene una reunión «muy importante» antes de colgar el teléfono.

El Ayuntamiento de Fuenlabrada reclamó para los municipios «muchas más competencias en seguridad laboral». Su alcalde, Manuel Robles, considera que, tal y como está la legislación en esta materia, los ayuntamientos «no pueden hacer nada». Hace cerca de un mes, otro obrero, Manuel Domínguez, falleció en una obra muy cercana a la de Vasile. Es un damero de calles muy anchas en ángulo recto llenas de grúas cuyos nombres tienen que ver siempre con algo referido a la salud. Por ejemplo, el que murió hace unos días, lo hizo en la calle de Averroes. Vasile cayó al vacío en el cruce entre Ramón y Cajal y la avenida de la Cruz Roja.

Mientras, los sindicatos recordaron que los convenios «llevan paralizados desde enero» ; también que la sucesión de accidentes mortales lleva un ritmo siniestro y continuo que exige «medidas drásticas ya». Según datos de la fiscalía especial de accidentes laborales, muchos de estos siniestros, la mitad, quedan camuflados. Escapan de la justicia y son atribuidos a otras causas.

Cada día laborable mueren en España de cuatro a cinco trabajadores.

Suben los accidentes en la industria

Nueva muerte en el tajo justo el día en el que el Gobierno regional hacía públicos los datos de los accidentes laborales de los seis últimos meses. Respecto al mismo periodo del año 2006, los siniestros mortales han descendido un 9,8%, según estas cifras.

El número de muertes en accidentes laborales, según los datos del Gobierno regional, alcanza ya los 82, incluyendo los accidentes in itínere (los ocurridos en el trayecto al ir o volver del trabajo).

Y el número total de accidentes (leves, graves y mortales) en lo que va de año asciende a 67.618, un 10,8% menos que en el mismo periodo del año pasado, cuando se registraron 75.817.

El sindicato CC OO valoró como «positivo» el descenso de la siniestralidad laboral registrado durante los seis primeros meses del año, pero llamó la atención sobre el repunte de los accidentes que tuvieron lugar en el sector industrial, sobre todo en el mes de junio. «En el sector de la industria, los accidentes graves y mortales han aumentado un 60% y un 100%, respectivamente, en la región», señaló el sindicato en un comunicado.

Por su parte, UGT afirmó que los datos del Gobierno regional del pasado abril están «bajo sospecha» porque ese mes «falló el sistema Delta, donde se registran los datos de accidentes de trabajo». «Ese mes tan sólo se produjeron un total de 5.710 accidentes, una cifra muy por debajo de la media de 10.000 que mes a mes se constatan en la Comunidad de Madrid», acusó el sindicato.

Por sectores, la construcción registró un total de 15.896 accidentes ; la industria, 12.332, y los servicios, 38.790.

Por ejemplo, de los 10 siniestros laborales que se produjeron en el mes de junio, seis se debieron a derrames cerebrales o infartos ; tres, a caídas o a atrapamientos, y uno, a un accidente de tráfico.


Fuente: DANIEL BORASTEROS / EL PAIS