Artículo de opinión de Luis Martínez-Mena Jiménez, CGT Región murciana

No pienses en un elefante, por lo que más quieras, no pienses en un elefante.

¿Qué tenías en la cabeza? ¿un elefante, verdad? Las palabras y las imágenes son fusiles de asalto en la Guerra Cultural en la que estamos inmersos. Pero antes de seguir vamos a echar la vista atrás.

No pienses en un elefante, por lo que más quieras, no pienses en un elefante.

¿Qué tenías en la cabeza? ¿un elefante, verdad? Las palabras y las imágenes son fusiles de asalto en la Guerra Cultural en la que estamos inmersos. Pero antes de seguir vamos a echar la vista atrás.

Vamos a remontarnos al verano de 1971 en Richmond, EEUU. Allí Lewis F. Powell, abogado y futuro Juez del Tribunal Supremo escribió el Informe Powell, en el que alertaba del peligro de que las ideas social-liberales fueran dominantes en universidades y medios de comunicación. A raíz del informe comenzó la creación de centros de investigación (think tanks) financiados por grandes empresarios que cambiaron la forma de hacer política en EEUU y luego en el mundo. Su objetivo era cambiar una sociedad concienciada por el Movimiento por los Derechos Civiles. Estos centros de investigación llevaron las estrategias empresariales y el marketing a la política. Invirtieron billones de dolares en neurociencia cognitiva para saber cómo expandir sus mensajes más eficazmente.

¿Qué descubrieron de nuestra mente? Que construimos la realidad como reacción ante los acontecimientos, pero nuestra mente no se limita a reflejarlos, si no que los procesa teniendo como referencia nuestros propios marcos mentales, que son todo nuestro bagaje previo de emociones, sobre todo, y de razonamientos que conforman nuestra identidad. Los marcos determinarán las metas que nos proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que hará buenas o malas nuestras acciones.

Solemos creer que si le contamos a la gente los hechos reales, como la gente es básicamente racional, todos sacarán las conclusiones acertadas. El cerebro humano sencillamente no funciona así. La verdad, para ser aceptada, tiene que encajar dentro de nuestros marcos. Si los hechos no encajan, el marco se mantiene y los hechos se ignoran. La forma en la que sentimos estructura la forma en la que pensamos y en última instancia la forma en la que actuamos.

Los intereses neoliberales enmarcan la actualidad a través de los medios de comunicación de masas, deciden de qué se habla, cómo se habla y qué tendrá más importancia dedicando más tiempo. Fabrican el sentido común desde el que interpretar la realidad. Cuando Ana Rosa, por ejemplo, habla en su programa de casos de delincuencia desde un perspectiva supuestamente documental, está magnificando un problema pequeño y está explicando la realidad desde los marcos del miedo, la seguridad y la represión. Está fabricando sentido común. Cuando los medios de comunicación han fabricado sentido común, el entramado político-empresarial puede aprobar leyes que van en contra del 99% de la población haciendonos creer que no hay otra manera realista de solucionar el problema.

En ocasiones 1 de los 5 tertulianos no repite al pie de la letra el pensamiento único por el efecto mediático de las discusiones. Pero volvamos entonces al juego del elefante. Negar al elefante es reafirmar al elefante. Los humanos tenemos poca memoria, olvidamos los detalles y nos quedamos con la sensación general. La discusión dentro de sus marcos, aunque refute sus razonamientos, conlleva la reafirmación subconsciente del sentido común que nos imponen. Tenemos que introducir nuestras propuestas en la agenda asumiendo las reglas mediáticas, aun con todas las dificultades, reestructurar los debates según nuestros marcos, reformular sus preguntas, actuar a la ofensiva y con entusiasmo. El 15M fue un buen ejemplo. Utilizó la fuerza mediática de las acampadas (alimento para los medios) para romper la agenda política y tomar la iniciativa. Consiguió que se comenzara a hablar de democracia directa, del Derecho a una vivienda digna o de organización asamblearia con un 80% de apoyo popular.

Hoy la comunicación electrónica proporciona nuevas oportunidades de cambio social, nos permite explicar de la realidad desde nuestros marcos de una forma rápida y barata, aun con las dificultades de unas redes cada vez más sometidas a los criterios mercantiles. Y sobre todo la lucha está en los centros de trabajo, en el cara a cara lejos de fuegos de artificio mediáticos. Nosotros hablamos de los problemas reales diarios, de soluciones y de esperanzas. La honradez, la transparencia y el ejemplo son más fuertes que el miedo y la mentira.

En resumen, la lucha por el Poder es la lucha por la construcción de símbolos, valores y metáforas culturales, tanto en la vida real como en los medios de comunicación. Cambiar los marcos es cambio social. Nosotros tenemos los valores humanos que nos han hecho dejar de ser bestias: la honradez, la dignidad, la alegría. Pero nos enfrentamos a la maquinaria mediática 24H, a la industria cultural, a la ofensiva de la mentira y la ira. Tenemos que empezar a dar pasos firmes.

Luis Martínez-Mena Jiménez. CGT Región murciana


Fuente: Luis Martínez-Mena Jiménez