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El Ayuntamiento de Toledo abrirá un plazo para identificar los restos de 727 republicanos ejecutados tras el asedio y la toma del Alcázar

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El Ayuntamiento de Toledo abrirá un plazo para identificar los restos de 727 republicanos ejecutados tras el asedio y la toma del Alcázar

J.V. MUÑOZ

(Juan Vicente Muñoz | toledo)

Cuando el 28 de septiembre de 1936 el general del Ejército Nacional Enrique Varela tomó Toledo, estrechando el cerco a Madrid, comenzó a escribirse una versión de la historia que, sobre todo en época de guerra, resulta excesivamente interesada. Los 1.220 hombres que se habían atrincherado en el Alcázar durante 72 días al mando del coronel Moscardó se convirtieron en héroes y ejemplo de sacrificio ; todo lo contrario que las víctimas de la represión inmediata que acabaron sus días encarceladas o ejecutadas y sepultadas en la fosa común del cementerio municipal : el Patio 42. Eran combatientes republicanos o simpatizantes, militantes de organizaciones obreras y maestros de escuela.

Durante décadas pareció perderse la memoria de este Patio 42 hasta que en octubre del 2002 el Ayuntamiento de Toledo decidió ampliar el camposanto por su lado este, topándose con la fosa común. Las máquinas excavadoras no tardaron en hallar montones de huesos mezclados y calaveras con agujeros de bala. Surgió entonces un movimiento ciudadano que se autodenominó Patio 42 con el objetivo de evitar que esos restos fuesen apilados en un osario y de lograr un reconocimiento a estas víctimas de la guerra.

En los dos últimos años, lo que queda de algunos de estos 727 cadáveres ha permanecido a la vista de cualquiera. Ahora, el ayuntamiento va a abrir un plazo de tres meses para que los cuerpos puedan ser reclamados e identificados mediante pruebas de ADN. Transcurrido este tiempo, los que sigan siendo desconocidos -muchos soldados republicanos que defendían Toledo procedían de Madrid y Levante y a sus familias sólo se les comunicó que habían muerto en el frente- serán clasificados de forma individualizada, aunque su descanso definitivo podría ser un osario o un mausoleo.

Aurelio San Emeterio, miembro de Patio 42, afirma que estas personas « merecen un reconocimiento de las instituciones públicas porque murieron por defender la libertad ». Urbano de la Cruz, otro integrante, pide que se les erija un monumento en Toledo. « Hay que recuperar su memoria -dice- porque es lo único que podemos hacer para no volver a enterrarlos anónimamente por segunda vez ». El cementerio alberga un gran mausoleo para quienes sufrieron el asedio del Alcázar -edificio cuya historia se remonta a la dominación romana, aunque la propaganda del Régimen se empeñara en ligarlo para siempre a este episodio de la Guerra Civil- y destacados militares del bando franquista como el coronel Moscardó o el general Varela cuentan con sus respectivas placas en la céntrica plaza de Zocodover. La llegada de la democracia no borró estos símbolos del anterior régimen en Toledo, como sí ha ocurrido en otras ciudades. « No tenemos un ánimo de revancha, sólo queremos honrar a los muertos », subraya Aurelio.

La Voz de Galicia, 26-09-04


Par : CGT Toledo