La situación de negación del ejercicio de los derechos laborales y sindicales está tocando fondo en Guatemala. El gobierno actual ha sido una continuidad del anterior, o lo que es quizá peor, ha profundizado la escalada represiva contra los trabajadores que determinan hacer uso de su derecho a libre organización sindical y por ende de negociación colectiva.

La situación de negación del ejercicio de los derechos laborales y
sindicales está tocando fondo en Guatemala. El gobierno actual ha
sido una continuidad del anterior, o lo que es quizá peor, ha
profundizado la escalada represiva contra los trabajadores que
determinan hacer uso de su derecho a libre organización sindical y
por ende de negociación colectiva.

Éste es el caso de los trabajadores de la empresa distribuidora Peten

 agua pura salvavidas, propiedad de la poderosa Corporación Castillo
Hermanos-, quienes desde febrero del 2007 iniciaron trámites para
la inscripción del sindicato. A pesar de que dichos trámites se han
hecho en estricto apego al procedimiento establecido en el código de
trabajo, la respuesta de la empresa y del gobierno central

 por medio del Ministerio de Trabajo-, ha significado una abierta
campaña de acoso, represión e incluso amenazas de muerte contra los
miembros del Sitrapeten.

El pasado 2 de mayo -después del Día Internacional del Trabajo-, la
empresa retiró de su ruta a los trabajadores, los secuestró
nuevamente y en grupos distribuidos en varios hoteles les presionó
para que desistieran de su participación en el sindicato. Para
sorpresa de la empresa ninguno de los trabajadores cedió, no
aceptaron amenazas y las extorsiones de los personeros empresariales
y en vista de ello la empresa se declaró en “estado de quiebra” y
despidió a todos los trabajadores.

Dicha acción obligó a los trabajadores a situarse frente a la
empresa y demandar su inmediata reinstalación, pero el gobierno
complaciente de la ilegalidad de la Corporación Castillo Hermanos, en
una acción de la policía antimotines, arremetió a garrotazos contra
los trabajadores, que con la ley en sus manos fueron salvajemente
golpeados y desalojados de las afueras de la distribuidora Peten, S.A.

La mentalidad retrógrada y reaccionaria de la Corporación Castillo
Hermanos -muy típica de las mentes primitivas, atrasadas, del
empresariado guatemalteco-, ha llegado a extremos inimaginables. Los
personeros de dicha corporación han puesto en práctica su maquinaria
de aniquilamiento, enfermiza a todas luces, contra los trabajadores
organizados en Sitrapeten. Ello ha incluido desde secuestros de
trabajadores, largas sesiones de amenazas a los trabajadores y sus
familias -al estilo de la tristemente recordada G2-, ofrecimientos
económicos muy tentadores -intento de compra de dirigentes-, negación
de la tutela que por ley tiene que otorgar el Ministerio de Trabajo

 quien se ha convertido en protector y fiel aliado empresarial,
violentando principios y normas nacionales e internacionales de
trabajo-.


Fuente: Sitrapeten