Artículo publicado en Rojo y Negro nº 384 de diciembre

Durante la madrugada del sábado 7 de octubre, milicias palestinas de Gaza entraron en territorio israelí tras lanzar varios miles de cohetes. El Gobierno de Gaza, dirigido por el partido islamista Hamás, declaraba que se trataba de una respuesta a las agresiones sufridas durante el último año como consecuencia de las incursiones del ejército israelí en Gaza y Cisjordania.

Según Hamás, la operación de las milicias palestinas, la “Tormenta de Alqsa”, tenía como objetivo provocar una rebelión contra la ocupación israelí en todos los territorios palestinos, incluyendo Cisjordania. Como respuesta, el gobierno de Netanyahu declaraba el estado de guerra, la movilización de los reservistas y el bombardeo masivo sobre la franja de Gaza para responder a la ofensiva palestina.
Mientras escribimos estas líneas se cumplen 75 años de la resolución de la ONU del 29 de noviembre de 1947 donde la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Resolución 181, conocida como el plan de partición de Palestina. Esta resolución recomendaba la creación de dos Estados: uno árabe y otro judío, dejando Jerusalén bajo administración internacional y entregando más de la mitad del territorio al proyecto colonial sionista: los colonos europeos, propietarios del 7% de la tierra, asumían el control del 54% del territorio. El apoyo del Reino Unido, sumido en cuantiosas deudas con el movimiento sionista y que, en ese momento, era la fuerza ocupante de Palestina, fue decisivo. Se constituía así el marco legal internacional que daría lugar el nuevo Estado de Israel y que permitió desarrollar ampliamente el proceso colonial sionista y de limpieza étnica sobre el pueblo de Palestina: el 14 de mayo de 1948, los israelíes declaraban su independencia y daba comienzo la Nakba.
Desde el pasado 7 de octubre, Israel ha vuelto a infringir un castigo colectivo a toda la población palestina de Gaza, asesinando hasta la fecha a más de 16.000 personas (muchas de ellas niñas y niños) en menos de 60 días. Esta operación debe ser denunciada sin paliativos como genocidio y limpieza étnica y calificar a Netanyahu como criminal de guerra y a su gobierno como responsable de crímenes de lesa humanidad.
En el Estado español no han tardado en constituirse plataformas y comités de apoyo al pueblo palestino y las acciones de protesta se han multiplicado por todo el territorio: el pasado 29 de noviembre se convocó una jornada internacional de solidaridad en los centros de trabajo bajo el lema “Global Walkout 4 Palestine” y diferentes movilizaciones recorrieron las calles de las principales capitales de provincia de todo el Estado. Además, han comenzado a organizarse Comités de Solidaridad con Palestina en barrios y pueblos de Madrid, en los que CGT está participando activamente, y las concentraciones, pidiendo el alto el fuego y el fin del genocidio, se han ido sucediendo.
El pasado 20 de noviembre, una representación de los sindicatos combativos presentó ante el Congreso una carta abierta al nuevo gobierno exigiendo la ruptura de relaciones con Israel:
Los Sindicatos de Clase firmantes, siguiendo el llamamiento público de los sindicatos palestinos, pedimos al Estado español adoptar una posición clara, justa y solidaria en defensa de Palestina.
Es por ello que apoyamos unánimemente acciones como las promovidas por la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel como medio para impulsar cambios positivos en la región. También instamos a los gobiernos de todo el mundo a condenar el régimen de apartheid israelí y a romper de inmediato todos los acuerdos con Israel, especialmente los relacionados con la colaboración militar.
Pedimos al Gobierno y a parlamentarios y parlamentarias que aprueben estas iniciativas, como toma de posición frente a las atrocidades que el gobierno sionista israelí está cometiendo en la Franja de Gaza y en Cisjordania contra el pueblo palestino.
El 21 de noviembre, en la estación de Sol de Madrid, se realizó una acción en la que unas 150 personas ocuparon el vestíbulo con banderas de Palestina y pancartas en las que se podía leer «Alto al genocidio palestino» y «Ruptura de relaciones con Israel» mientras se gritaban consignas en favor de Palestina.
Estos son solo algunos ejemplos de la presión que debemos ejercer para parar este atroz genocidio, siendo el posicionamiento de CGT nítido desde el primer momento. Nuestro compromiso de participación en todas estas iniciativas debe servir para fortalecer la unidad de acción.
Estas son las reivindicaciones que CGT ha asumido:
– Cese inmediato del genocidio sobre Gaza, fin del apartheid y de la colonización.
– Liberación de presas y presos políticos.
– Reconocimiento de asilo y refugio para todas las personas desplazadas por este conflicto, así como para desertores y objetores.
– Ruptura de relaciones diplomáticas y de acuerdos económicos con Israel y del Acuerdo de Asociación Preferente UE-Israel.
– Reconocimiento del derecho del pueblo palestino a la resistencia contra la ocupación militar israelí.
– Retirada inmediata de los efectivos militares del ejército español y de mercenarios españoles en la zona que apoyan la agresión sionista sobre Palestina.
– Embargo de armas a Israel.
– Sanciones económicas y aislamiento internacional a Israel en los campos académico, comercial, deportivo, cultural, etc.
– Denuncia al Ayuntamiento de Madrid de complicidad con el genocidio del pueblo palestino por otorgar la Medalla de Honor de la ciudad al Estado de Israel.
La solidaridad internacionalista debe favorecer una movilización constante hasta lograr poner freno a esta barbarie apoyando la CGT todas las iniciativas que vayan encaminadas en esa dirección.
¡Viva Palestina Libre!

Santiago de la Iglesia
Secretario de Acción Social de MCLMEX

 


Fuente: Rojo y Negro