Los últimos años nuestras condiciones de vida se han deteriorado. No sólo durante la llamada crisis. El proceso ya viene de lejos. Desde hace dos décadas la clase trabajadora, que somos la inmensa mayoría de la población, hemos visto cómo la precariedad entraba por la puerta de muchas casas, cómo han ido cayendo sin cesar las prestaciones del paro, cómo cada vez es más sencillo y más barato que nos despidan. También hemos visto cómo se especula y se hace negocio con nuestras pensiones, alargando la edad de jubilación, el tiempo de trabajo y reduciendo la cuantía para que contratemos planes de ahorro privados. Igualmente hemos observado cómo se han privatizado muchos servicios públicos y se ha disparado el precio de cosas tan básicas como el agua y la energía mientras grandes empresas, en complicidad con la clase política, hacen el agosto cada mes. Acompañando todo esto hemos sufrido la represión, con compañeras/os detenidas, cerradas en la prisión, multadas y viendo cómo se aprueban leyes y normativas que limitan cada vez más las acciones colectivas.

Ya hace tiempo que decimos basta y que tanto desde la CGT como desde muchos movimientos sociales hemos opuesto resistencias en todas partes. En los puestos de trabajo pero también en las calles. Hemos intentado evitar y frenar este auténtico asalto a nuestras vidas, porque quien nos erosiona nuestras condiciones de trabajo nos empobrece directamente nuestra vida.

Ya hace tiempo que decimos basta y que tanto desde la CGT como desde muchos movimientos sociales hemos opuesto resistencias en todas partes. En los puestos de trabajo pero también en las calles. Hemos intentado evitar y frenar este auténtico asalto a nuestras vidas, porque quien nos erosiona nuestras condiciones de trabajo nos empobrece directamente nuestra vida.

Ahora, no obstante, tenemos el convencimiento de que hay que pasar a la ofensiva. Y avisamos que no nos limitaremos a hacer frente, a permanecer quietos y quietas donde ahora estamos. Nos proponemos avanzar. Nos ponemos en marcha para recuperar el terreno perdido e ir, todavía, mucho más allá. Avisamos: la CGT pasamos a la ofensiva. Y hacemos un llamamiento a todos aquellos movimientos sociales que también lo hagan. Cada cual desde su terreno, desde su campo de batalla cotidiano, con sus medios y sus propios objetivos. El tiempo de la queja se ha acabado y queremos empezar a divisar el tiempo de las conquistas.

Tenemos claro que esta reanudación del movimiento no pasa por las instituciones. La experiencia de los últimos años y meses nos muestra, de manera clara y cruda, cómo las instituciones son parte del mismo Estado que combatimos, incluso si quien temporalmente ocupa los asientos son antiguas compañeras y compañeros de luchas sociales. Esta ofensiva pasa por la calle, recuperando espacios e iniciativas. Defendiendo las organizaciones de vendedores/as ambulantes, nuevas asociaciones como los llamados “sindicatos de barrio”, organizaciones ecologistas, antirrepresivas, centros sociales okupados, obras sociales de la PAH, espacios de lucha antipatriarcal y un largo etcétera. Pero la ofensiva también pasa por los centros de trabajo. Nosotros, la CGT, lo estamos promoviendo. Cada vez más las huelgas ya no son sólo de resistencia, sino que se marcan como objetivos recuperar derechos y condiciones de trabajo.

El conflicto de clases, el conflicto entre explotadores y explotados, existe. Cada día y por todas partes. Nosotros, simplemente, buscamos hacerlo visible. Que aflore y, cuando salga a la luz, lo usemos para avanzar en nuestros objetivos que miran hacia la revolución social. Los últimos meses las expresiones de este conflicto en el mundo del trabajo han aumentado. De ejemplos tenemos por todo el territorio y en diferentes sectores. Avisamos, no obstante, que apenas es el principio. Nos ponemos a andar, pasamos a la ofensiva.

18 de abril de 2017

Secretariat Permanent del Comité Confederal de la CGT de Catalunya


Fuente: Secretariat Permanent de la CGT de Catalunya