Todavía no se tienen todos los datos sobre el conjunto del país, pero ya aparece que la movilización en contra del proyecto gubernamental de reforma de la jubilación ha sido excepcional.

Todavía no se tienen todos los datos sobre el conjunto del país, pero ya aparece que la movilización en contra del proyecto gubernamental de reforma de la jubilación ha sido excepcional.

Ruán, a las 5 de la tarde del día 7.

Annick Coupé, secretaria nacional de la Unión sindical Solidaires, estima en tres millones el número total de participantes en el país, mientras que las centrales sindicales se habían fijado como desafío alcanzar los dos millones. En París, la marcha reunió a 270 000 personas (80 000 según la policía…).

Aquí en Ruán (o Rouen, Normandía Alta), viejo centro industrial venido a menos con “la crisis”, y sobre todo con las políticas de deslocalización de los detentores del capital, en busca de ganancias mayores en países de salarios menores, se notaba desde el comienzo de la marcha una concurrencia poco común, y muy combativa. Acudieron unas sesenta mil personas, lo que no se había visto desde las marchas más nutridas del movimiento del año 2003 (ya por las pensiones entre otras cosas), mientras que sólo estamos en el inicio de esta lucha. Solidaires, que abarca entre otros a los sindicatos SUD, agrupaba como mínimo a 5 000 personas. La intersindical había decidido un recorrido original que permitió que la marea humana ocupara al mismo tiempo los tres puentes principales sobre el Sena, bloqueando así todo el tráfico de la ciudad. Cuando la cabeza de la marcha llegó al término, apenas arrancaban los últimos. Entre las consignas más coreadas se escucharon : “¡60 años, ni un día más, ni un euro menos !”, “¡Huelga general hasta satisfacción !”, y “¡Ahora en la calle, mañana seguimos !”

Aparece a las claras que la confianza se ha mudado de bando. La arrogancia del gobierno, como que no va a cambiar nada de su proyecto, ya no es posible frente a tal movilización. En cambio, la resignación entre las y los asalariados con la que contaba el gobierno y la patronal ya se esfumó, si es que existió. Los marchistas de hoy ostentaban una moral de vencedores. La clave de la situación va a encontrarse ahora en las decisiones que tome la intersindical para la continuación del movimiento. La postura de Solidaires consiste en preconizar una pronta “réplica” del terremoto de hoy en los días que vienen, fomentando asambleas en cada centro de trabajo para decidir la huelga reconducible.

Patrick


Fuente: Sec. RR. II. CGT