El proceso de regularización que ha dado comienzo el 7 de febrero era esperado con gran expectativa entre los miles de inmigrantes que, trabajando y residiendo en Asturias, se ven obligados a vivir en una situación de irregularidad permanente debido a una legislación sobre extranjería que además de ser injusta e inmoral, ha resultado totalmente inútil como instrumento legal, obligando a continuas y permanentes reformas de su enunciado y dando como resultado final una situación insostenible para el colectivo inmigrante, que debe soportar, además de las conocidas dificultades del mercado laboral asturiano, las dificultades añadidas generadas por una ley que niega a los inmigrantes todos los derechos civiles, sociales y laborales inherentes a la propia condición de ser humano.

El proceso de regularización que ha dado comienzo el 7 de febrero era esperado con gran expectativa entre los miles de inmigrantes que, trabajando y residiendo en Asturias, se ven obligados a vivir en una situación de irregularidad permanente debido a una legislación sobre extranjería que además de ser injusta e inmoral, ha resultado totalmente inútil como instrumento legal, obligando a continuas y permanentes reformas de su enunciado y dando como resultado final una situación insostenible para el colectivo inmigrante, que debe soportar, además de las conocidas dificultades del mercado laboral asturiano, las dificultades añadidas generadas por una ley que niega a los inmigrantes todos los derechos civiles, sociales y laborales inherentes a la propia condición de ser humano.

Para responder a las expectativas y a las necesidades de los inmigrantes, este proceso de regularización recién abierto tendría que haber supuesto la oportunidad de legalizar su situación para la comunidad de inmigrantes en situación irregular, aprovechando las experiencias positivas de anteriores procesos de regularización por arraigo laboral y social que permitieron que miles de inmigrantes pudieran seguir viviendo y trabajando de forma legal tanto en Asturias como en el resto de España.

Lamentablemente, el Gobierno, lejos de aprovechar la actual ocasión para impulsar una reforma de la Ley de Extranjería útil para el presente y para el futuro, ha optado por abrir un proceso que, debido a los requisitos que se exigen a los inmigrantes que optan a la regularización, va a dejar fuera a una gran parte del Colectivo, ya que, por ejemplo, en la mayoría de los sectores laborales se deja a la voluntad de los empleadores la posibilidad de que el inmigrante pueda legalizar su situación. A los requisitos de difícil cumplimiento, se une el desconcierto generado por los continuos cambios acerca del contenido del nuevo Reglamento de Extranjería que desde el propio Gobierno se han ido transmitiendo mediante los medios de comunicación durante todo el proceso de su tramitación legal y la descoordinación de los diversos sectores de la Administración implicados en la puesta en marcha del proceso de regularización (Oficinas de Extranjería, Ayuntamientos, Seguridad Social, Delegación de Gobierno, etc.).

Desde AIRA lamentamos que se haya desperdiciado esta oportunidad para poner las bases de una legislación de extranjería que, abordando el fenómeno de la inmigración en toda su complejidad y en toda su riqueza, establezca unos criterios razonables que permitan que todos los que vivimos y trabajamos en este país podamos hacerlo en igualdad de derechos y deberes, sea cual sea nuestro lugar de origen, nuestra raza, nuestro idioma o nuestro color de piel.

En AIRA nos preocupa especialmente que, con ocasión de la apertura de este proceso de regularización, se hayan comenzado a escuchar voces que, desde algunos sectores políticos y desde algunos medios de comunicación, repiten un discurso antiinmigrante cada día más virulento y más homologable al de Haider, Le Pen y las diversas tribus de la extrema derecha europea. A estos aprendices de brujo les enviamos el siguiente mensaje : los inmigrantes estamos aquí y no nos vamos a ir. Si un día lo hemos dejado todo atrás para venir a este país en busca de un futuro mejor y una vida más digna, aceptando situaciones laborales y vitales muy difíciles, no vamos a darnos la vuelta por mucho que lo digan en los periódicos o por mucho que se desgañiten en las tribunas políticas o por mucho que lo pinten en las paredes.

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Berta Montoya

Presidenta de AIRA


Par : AIRA Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias