EL ACCIDENTE DE HARRISBURG EMPEQUEÑECIDO ANTE EL DE FUKUSHIMA.

El próximo 28 de marzo se cumplen 32 años del accidente de Three Mile Island (TMI), en Harrisburg, Pensilvania, EE UU. Una fusión parcial del reactor provocó grandes emisiones de gases radiactivos a la atmósfera que nunca se cuantificaron, ni tampoco sus efectos en la población. Los efectos del accidente de Fukushima Daichii superan con mucho a los del de TMI.

El
reactor TMI-2 sufrió graves daños y una emisión de gases
radiactivos que afectó a unas 25.000 personas. Fue calificado como
nivel 5 en la escala INES. El accidente de Harrisburg comienza con un
fallo del circuito secundario, que hace que la temperatura del

El
reactor TMI-2 sufrió graves daños y una emisión de gases
radiactivos que afectó a unas 25.000 personas. Fue calificado como
nivel 5 en la escala INES. El accidente de Harrisburg comienza con un
fallo del circuito secundario, que hace que la temperatura del
reactor aumente. En ese momento, un operador tomó una decisión
errónea e introdujo grandes cantidades de agua fría en el circuito
primario de refrigeración para intentar bajar la temperatura. Pero
este agua hirvió, formando burbujas de vapor.

Además
se produjo hidrógeno, al igual que en Fukushima, que fue necesario
ventear para evitar una explosión dentro de la contención. Este
venteo dio lugar a una nube radiactiva. La fusión del núcleo no se
pudo evitar y fue necesario arrojar agua y arena al interior. Aunque
esta concatenación de sucesos era improbable, acabó por producirse,
con efectos catastróficos.

32
años después, el accidente de Fukushima ha provocado la fusión
parcial de tres reactores (números 1, 2 y 3) y emisiones procedentes
de la piscina de combustible gastado del reactor número 4. Las
emisiones de tritio, yodo y cesio están superando -siguen
produciéndose-  en varias veces la magnitud de la catástrofe
de la central estadounidense y, según estimaciones, alcanzan los
niveles de entre el 10 y el 50 % de las emitidas en Chernóbil
(Ucrania). Sus efectos sobre las personas aún están por determinar,
aunque ya se están constatando las primeras víctimas.

La
radiactividad medida en el agua y la leche supera en más de tres
veces los niveles permitidos a unos 40 km de la central. Las verduras
presentan concentraciones radiactivas de unas 30 veces las permitidas
y se han registrado puntos contaminados en el terreno con más de
3.000 veces la contaminación de cesio-137 permitida. Esto es grave,
dado que la vida media de este isótopo es de 30 años, lo que
significa que tardará unos 300 años en desaparecer. Además se hace
imprescindible el control del pescado y de los moluscos, dado que el
agua contaminada por la refrigeración de los reactores se ha vertido
al mar. Por si todo esto fuera poco, se ha detectado contaminación
radiactiva en cinco purificadoras de agua en Tokio y existe ya
preocupación en Corea y China de que la nube lleve cantidades no
desdeñables de radiactividad a estos países.

La
industria nuclear anuncia, como hizo entonces, que aprenderá de los
errores y los corregirá para que las centrales sean más seguras.
Varios accidentes se han sucedido desde entonces y el lobby
pronuclear no ha aprendido lo principal, que la seguridad absoluta no
existe y que los sucesos, por improbables que sean, acaban por
producirse.

La
pregunta que debe hacerse no solo la industria nuclear, sino toda la
sociedad es: Si podemos prescindir de la energía nuclear, ¿por qué
seguir manteniendo ese inmenso peligro? Ecologistas en Acción ha
elaborado una
propuesta
de generación eléctrica para 2020

en la que se demuestra cómo se puede prescindir de la energía
nuclear y del carbón manteniendo cubierta la demanda
ininterrumpidamente a lo largo de todo el año.

Con
motivo del aniversario del accidente de Harrisburg, la organización
ecologista ha convocado actos de protesta en las centrales nucleares
de
Garoña
y
Almaraz
el domingo 27 de marzo. Especialmente significativa será la de Santa
María de Garoña, gemela al reactor 1 de Fukushima Daichii, aunque
en peor estado de lo que se encontraba éste antes del terremoto.

http://www.ecologistasenaccion.org/


Fuente: Ecologistas en Acción