Artículo del Colectivo Malatextos, publicado en la sección Al Día del Rojo y Negro 251 - noviembre 2011, sobre el cese definitivo de la actividad armada de ETA. Le acompaña otro artículo de Julio Ortega Fraile, que puedes leer si descargas el pdf.

La ilustración es de Pereyra, viñetista colaborar del Rojo y Negro.

Más de 800 asesinados por E.T.A., más de 70 muertos en enfrentamientos armados, 70 asesinados en actos de “guerra sucia”, más de una cincuentena de muertos en manifestaciones y controles de carretera, más de mil personas con escolta, más de 30.000 detenidos (8000 acusados de pertenecer a ETA, más de 5000 denuncias de tortura), secuestros, política penitenciaria criminal, cientos de heridos en atentados con secuelas para siempre… (Fuente: «Un mapa (inacabado) de la violencia (1977-2003)» Sabino Ormazabal Elola).

Más de 800 asesinados por E.T.A., más de 70 muertos en enfrentamientos armados, 70 asesinados en actos de “guerra sucia”, más de una cincuentena de muertos en manifestaciones y controles de carretera, más de mil personas con escolta, más de 30.000 detenidos (8000 acusados de pertenecer a ETA, más de 5000 denuncias de tortura), secuestros, política penitenciaria criminal, cientos de heridos en atentados con secuelas para siempre… (Fuente: «Un mapa (inacabado) de la violencia (1977-2003)» Sabino Ormazabal Elola).

Me encuentro ante una hoja en blanco, con el difícil propósito de escribir sobre el cese de la actividad armada de E.T.A.. Son decenas los argumentos que se entrecruzan en mi mente, decenas las imágenes que me asaltan y también resultan ser un buen puñado las experiencias vividas, en su mayor parte dolorosas, las que sobrevuelan mi cabeza.

Han sido años de odio y justificaciones, en los que el “o conmigo o contra mí” devoraba cualquier atisbo de solución dialogada. En los que se ha tolerado sin fisuras y sin ningún tipo de dilema moral la violencia propia, siempre agitando como excusa la violencia del estado (no conozco ningún estado que no utilice la violencia en su propio beneficio), pero haciendo asqueroso tanto el clima político como el clima social.

Todas las luchas sociales, luchas populares, eran primero criminalizadas y luego combatidas por el estado con la impunidad que le otorgaba ese manto de sospecha generalizada que esa situación de violencia generaba, pero además, también eran utilizadas –quiero creer que no de una forma estratégica, sino como una “huida hacia ninguna parte”, como una falsa muestra de apoyo social – para seguir tolerando más acciones violentas por parte de ETA. Luchas tan importantes como la que desarrolló el movimiento insumiso, la llevada a cabo contra el TAV, las reivindicaciones en favor del euskera…, ejemplos hay muchos pero ninguna se ha salvado de llevar la etiqueta del «entorno de ETA». Y podremos denunciar, lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo siempre, la postura represiva del estado, combatirla en la calle, pero no por ello consentir la terrible dinámica de acción-represión-acción a la que la organización armada sometía a grandes capas de la sociedad, convirtiéndolas en objetivos de la venganza estatal. Las últimas operaciones policiales contra jóvenes navarros, son un buen ejemplo de ésta dinámica. Dolor por dolor.

Todo esto no nos puede salir «gratis» y menos si de por medio están los intereses de un estado, el español, tan escrupulosamente democrático y pacifista como cualquier otro. Como prueba de ello, es que al albur de una «lucha encarnizada contra el terrorismo», se ha creado toda una batería legal y represiva -con la comprensión y apoyo de una masa social que la entiende como necesaria- lista para ser utilizada contra el próximo enemigo. La población musulmana ya ha probado las exquisiteces del estado de derecho; los sindicalistas y los denominados por el poder como anti-sistema, tienen muchos votos para seguir disfrutando de esta macabra degustación.

Puede dar la sensación de ser ésta, una reflexión pesimista ante una noticia inexcusablemente positiva. Muy al contrario, creo que el cese de las acciones armadas, la apertura y consiguiente toma de contacto con la realidad sociológica de la Izquierda Abertzale (mezcla de voluntad y necesidad), van a posibilitar llevar adelante reivindicaciones que han quedado siempre relegadas a la solución política de éste interminable conflicto y reiteradamente criminalizadas. Para ello, y ante todo, lo «social» debería prevalecer, no volverlo a dejar en el olvido frente a lo «político», ya que la actual coyuntura económica, de ataque capitalista contra los raquíticos derechos de que aún disponemos, no nos permite esperar, ni lo deseamos, a la creación de un nuevo estado, de una nueva comunidad autónoma, de dos autonomías con nuevas relaciones,… para ponernos «manos a la obra». Bien está pues, que de una vez por todas, desde los distintos ámbitos políticos implicados, apoyándose en la masiva exigencia social de normalidad política, se den los pasos necesarios para superar todas y cada una de las causas, que han hecho posible un periodo tan aciago para nuestra sociedad. No podemos por ello más que alegrarnos.

Colectivo Malatextos
El Colectivo Malatextos está compuesto por militantes y simpatizantes de CGT-Nafarroa y trata de analizar la realidad social y política desde un punto de vista libertario.


Fuente: Colectivo Malatextos / Pereyra