Artículo publicado en Rojo y Negro nº 382 de octubre

Me alegró mucho leer la entrevista a Paco Ignacio Taibo II que en el periódico RN —vocero de CGT— de septiembre le hizo el compañero Jacobo.
Eché de menos alguna referencia a su libro Que sean fuego las estrellas, donde cuenta la historia de Barcelona (1917-1923) y como él relata en su nota introductoria… esta es una historia de proletarios y burgueses, obreros de fábricas con humos negros y espesos, bares de mala muerte, calles sin farolas, barrios hacinados, sueldos de mierda y burgueses aristócratas, porque la monarquía española había decidido premiar el dinero con títulos nobiliarios. Burgueses que se habían hecho a sí mismos en la vorágine de los grandes negocios que produjo la Primera Guerra Mundial y también burgueses de uniforme militar, generales y coroneles siempre envueltos en guerras coloniales… Esta es una historia esencialmente proletaria. La fuerza obrera catalana excluiría en su proyecto revolucionario a las clases medias ilustradas…
Y añade… los que piensen que no puede haber épica proletaria, que la épica es propiedad de los griegos de las Termópilas, se equivocan de texto… y termina con una pregunta en el permanente debate de la izquierda (según Paco) entre la acción de masas y la lucha armada, ¿Quién está en la vanguardia?… las respuestas en esta historia de la Barcelona de 1917 al 1923 se encuentran… en la demostración, por la vía de los hechos, de que los burgueses son mortales y por tanto su reino lo es, o que el aparato de estado se tambalea ante la huelga general. Y es debate en movimiento…
Es una historia donde la organización de los proletarios es el fundamento de la misma y esa organización era la CNT. Amadeo Bernardo se pregunta: ¿El porqué de la fuerza de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en la zona más industrializada de la península, donde la clase obrera ha sido la más pronta a pronunciarse y organizarse? García Oliver responde con otra pregunta: ¿Qué magia tendría aquella ciudad que hacía de cada uno de sus trabajadores un revolucionario en potencia?…
La vida proletaria está dominada por imperativos absolutos, el cansancio es uno de ellos… el agotamiento de la jornada de nueve horas y seis días, en el textil de diez y media a 11 horas… diez horas en la química y en la alimentación, nueve en la alfarería…
Para ser un obrero ilustrado hay que ganarle la batalla al sueño. Los obreros ilustrados tienen que robarle a la vida su educación…
La referencia al libro de Paco Ignacio Taibo II tiene mucho que ver con la situación en la cual se encuentra la organización, que pareciera situarse en una seria encrucijada, sumida en luchas “frentistas e identitarias”, sin entender —al menos por mi parte— las causas de nuestras “miserias”, pero sí percibir claramente nuestra debilidad y pérdida de influencia real en nuestra intervención sindical y social.
Decía Joan Peiró en el congreso de Sants que… la organización en pequeños sindicatos es precaria; porque cada capilla mantiene siempre su criterio. Y este criterio, a veces estrecho, impide que en nuestras luchas nos mostremos unidos. Eso nos hace débiles ante la burguesía […]
La preocupación se manifestó ante lo que comenzó a acontecer en nuestra organización en los meses posteriores al cierre del Congreso de Zaragoza; campañas de toda la Organización, convocadas en solitario o conjuntamente con otras organizaciones y movimientos sociales, no eran seguidas en las calles (la lucha es el único camino, dice nuestra consigna central), por todas “las capillas” que según el criterio que mantienen cada una de ellas, así se comparece o no en la lucha sindical y social; y aún más grave, cada capilla utiliza su criterio para tirárselo a las otras, de la ausencia y la pérdida de “fuerza social”.
El no mostrarnos unidos y unidas, es un hecho que se repite en el último año después del Congreso de Zaragoza.
Al menos para mí, nos encontramos, sin duda, en una de las situaciones más “graves” que habremos vivido durante la existencia de la CGT y que a pesar de análisis y criterios, bien o mal intencionados, si no somos capaces de resolverla y con los métodos y herramientas que nos hemos dotado en la Organización, puede profundizar en la división de la Confederación, con el grave y serio perjuicio para la militancia, la afiliación y el conjunto de la clase trabajadora y el regocijo de la burguesía y el Estado.
Es un hecho, no un juicio de valor de parte, que no existen graves discrepancias reales en lo que se refiere a la política en acción sindical y social, al igual que en el análisis de la realidad social y la concepción estratégica sobre el devenir del capitalismo y en consecuencia sobre los compromisos prácticos con las clases trabajadoras, cuando hasta la mera existencia de la vida se encuentra amenazada y no solo degradada.
En un escrito que se mandó al Comité Confederal, por personas afiliadas y con militancia real en la CGT, que sentimos y tenemos esta preocupación, decíamos —y decimos, aún con más vehemencia— que la CGT es y ha sido una organización plural, con diferentes opiniones, formas de ver la vida, nuestro crecimiento ha sido sostenido en el tiempo hasta conseguir hacer una organización fuerte y respetada, cuando no temida, por nuestros enemigos. Lo hemos conseguido gracias al trabajo de todas y todos, lo hemos conseguido con el máximo respeto a nuestro funcionamiento orgánico, al respeto por las formas de la toma de acuerdos, y a no pretender exterminar a quien no comparte nuestra forma de ver, sino conviviendo con nuestras diferencias.
Las mayorías o minorías son algo circunstancial y pueden cambiar en cada congreso, lo que no puede cambiar es el respeto entre compañeras.
La búsqueda del consenso ha sido y es una seña de identidad que también recogen nuestros Estatutos, y que refleja sin duda un modo de tomar decisiones de un valor superior a la aplicación de las simples votaciones mayoritarias, al debate abierto, a la confrontación sincera y al respeto mutuo.
No es el camino más fácil, pero es el que nos sirve, y nos ha servido, para unir las sensibilidades diversas que conformamos la CGT.
Funcionar aplicando de modo sistemático el “rodillo” de las mayorías es un factor, por el contrario, que nos lleva a la fragmentación, a la pérdida de sentido, y a dejar de ser la herramienta útil al servicio de la clase trabajadora.
Convencer y acordar frente a imponer, es el camino. Considerarse en posesión de la verdad absoluta desde la mayoría o desde la minoría nos alejan de lo que queremos ser.
El cumplimiento de los acuerdos en los diferentes comicios es ineludible, sin olvidarnos que somos una confederación de sindicatos, en quienes reside realmente la capacidad en la toma de decisiones.
Tenemos en nuestras manos la opción de seguir construyendo una alternativa sindical y social, o bien destruir lo hecho, dividir y fragmentar nuestras fuerzas una vez más.
Trabajemos en beneficio del conjunto, paremos el absurdo.

Desiderio Martín Corral
Gabinete de Esudios Confederal de la CGT


Fuente: Rojo y Negro