Desde 1985 se inició en Andalucía la introducción de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, básicamente la informática, con el Plan Alhambra. Este Plan supervivió hasta mediados de los 90, en que desaparecen los departamentos de informática en los Centros de profesores Andaluces y se inicia una nueva etapa en la introducción masiva de ordenadores en los centros andaluces con el Programa de Introducción de la Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (centros TIC).

Desde 1985 se inició en Andalucía la introducción de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, básicamente la informática, con el Plan Alhambra. Este Plan supervivió hasta mediados de los 90, en que desaparecen los departamentos de informática en los Centros de profesores Andaluces y se inicia una nueva etapa en la introducción masiva de ordenadores en los centros andaluces con el Programa de Introducción de la Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (centros TIC).

Casi un cuarto de siglo planteando esta cuestión como innovación y más de 10 años que se está dotando en Andalucía a los centros de primaria y secundaria de ordenadores en un número muy importante. La media de dotaciones supera ampliamente los 300 ordenadores en red y con servidor propio que permite acceso a internet y según las estadísticas (del curso 2007-08, ya que no han actualizado el dato) de la propia Consejería de Educación , alcanza a más de 3800 centros andaluces.

Siguiendo a Cebrian y otro “Con objeto de evitar un “bache digital” la Junta de Andalucía aprobó el Decreto 72/2003, de 18 de marzo, de Medidas de Impulso de la Sociedad del Conocimiento, pues los avances tecnológicos que se han venido produciendo en los últimos años, especialmente en las TIC, afirman con toda legitimidad, que una nueva sociedad, la Sociedad de la Información y el Conocimiento, está emergiendo.”

Este “bache digital” se ha convertido en “socavón enorme”. Cinco años después de la publicación de este Decreto, la propia Consejería de Educación renuncia a seguir publicando convocatorias y establece que será la propia administración educativa quien determine la implantación de estas tecnologías de la información. Nuevamente la informática viene en auxilio de medidas políticas publicitadas para la mejora de la calidad de la educación. Nuevamente el discurso es dotar de más recursos informáticos a los centros y proceder a ayudas económicas para que el alumnado adquiera ordenadores portátiles.
Hasta la fecha la Junta de Andalucía lleva gastados cuantiosos dineros públicos que superan ampliamente los 500 millones de euros. Sin embargo nada se publica sobre la mejora de los resultados escolares después de aplicar estas cuantiosas aportaciones económicas en medios informáticos que además quedan obsoletos al paso de pocos años.

Los datos con que contamos son muy desalentadores ya que en las pruebas de rendimiento los centros TIC no solo no aportan mejores resultados sino que en bastantes ocasiones se sitúan claramente por debajo de la media. Pudiendo llegarse a la conclusión simple, aunque evidente, de que conforme se dota de más medios informáticos a los centros los resultados escolares empeoran. Y es que muy probablemente los resultados escolares son el producto de un conjunto complejo de variables. Por ejemplo el efecto pernicioso de las pruebas de rendimiento, que se realizan mediante pruebas que se contestan mediante “lápiz y papel”, es evidente, ya que de una parte cierran el curriculum, haciendo que una buena parte del tiempo escolar se dedique a la mejora de las respuesta en estas pruebas y por otro lado las capacidades desarrolladas con la aplicación de la informática en las aulas no pueden ser reflejadas en ellas.

Las causas de esta fracaso de la política educativa seguida por el gobierno socialista andaluz podemos ubicarla en las deficiencias de un modelo de equipamientos informáticos, con graves inconvenientes que han hecho que los centros educativos han percibido como un añadido más a las dificultades ordinarias de organizar la enseñanza. La ausencia de técnicos especializados en los centros con conocimientos suficientes en resolver la multitud de problemas técnicos que supone la gran cantidad de medios, la modificación del ecosistema aula al anclar las mesas de trabajo al suelo, impidiendo el desarrollo de dinámicas de grupos flexibles, el llamamiento a la buena voluntad de los docentes para aumentar su tiempo de trabajo y preparación, la ausencia de recursos perfectamente integrados en los currículums y otras incidencias permiten explicar el rotundo fracaso del modelo. Estas cuestiones se han ido planteando día a día a los responsables políticos del desarrollo de este programa en centros TIC, sin que en modo alguno se haya percibido una respuesta a las mismas.

Seguir por este camino solo supone gastar dinero público que no se tiene, ya que falta resolver situaciones previas a toda política de equipamiento : Reducir las ratios o al menos cumplir con las ratios legales establecidas en la LOE y mantener la relación profesorado alumnado mediante la cobertura de bajas por enfermedad, permisos y licencias y la estabilidad de los docentes interinos. La autocomplacencia de la Consejería de Educación, que solo anuncia “éxitos”, cuando de fracasos se trata y el oscurantismo al evitar ofrecer datos reales de ratios y resultados de pruebas de rendimiento, solo permiten anunciar un panorama aún más desastroso.

Fdo Rafael Fenoy Rico es Secretario de Jurídica y Comunicación de la Federación Andaluza de Sindicatos de Enseñanza.


Fuente: Rafa Fenoy