Rafael Cid. SEAT, la dignidad atropellada
Primero vinieron a por los mayores de 50 años, y nadie protestó porque se las prometieron muy felices / luego tocó el turno a los sindicalistas tocapelotas, y la buenas gentes callaron porque con ellas no iba / después alcanzaron a las parejas y matrimonios, y lo consintieron porque despedir a uno sólo era dejar la faena a medio hacer / a continuación llegó el turno de los que estaban de baja médica, y todavía hubo personas que criticaron a esos vagos que se escaqueaban del trabajo / más tarde las afectadas fueron las embarazadas, e incluso algunos se refugiaron en el “ande yo caliente…”/ y finalmente la guadaña de la externalización vitalicia devoró a los discapacitados, Y así, ERE que ERE, tiro porque les toca, y sin oposición que se oponga, SEAT hoy, como ayer Telefónica (30.000 fijos despedidos y 15.000 precarios lumpencontratados), quedaron limpias como una patena. Pero…
Rafael Cid. SEAT, la dignidad atropellada

Primero vinieron a por los mayores de 50 años, y nadie protestó porque se las prometieron muy felices / luego tocó el turno a los sindicalistas tocapelotas, y la buenas gentes callaron porque con ellas no iba / después alcanzaron a las parejas y matrimonios, y lo consintieron porque despedir a uno sólo era dejar la faena a medio hacer / a continuación llegó el turno de los que estaban de baja médica, y todavía hubo personas que criticaron a esos vagos que se escaqueaban del trabajo / más tarde las afectadas fueron las embarazadas, e incluso algunos se refugiaron en el “ande yo caliente…”/ y finalmente la guadaña de la externalización vitalicia devoró a los discapacitados, Y así, ERE que ERE, tiro porque les toca, y sin oposición que se oponga, SEAT hoy, como ayer Telefónica (30.000 fijos despedidos y 15.000 precarios lumpencontratados), quedaron limpias como una patena. Pero…

  •  660 personas puestas de patitas en la calle no son ovnis. Aunque los medios de comunicación registren el hecho como un simple siniestro en las inexistentes secciones de “laboral” que la transición mudó por de “economía y empleo”.

  •  660 personas arrancadas de su sustento no son lucro cesante. Aunque la multinacional de la solución final atesore millones en subvenciones públicas – 200 en los últimos dos años- para realizar una inversión de todo a cien en el país “agraciado”.

  •  660 personas arrojadas al paro no son marginales. Aunque las centrales mayoritarias y esquiroles las utilicen para galonarse como pírricos salvadores ante la patronal y las autistas bases del renacido sindicalismo vertical.

  •  660 personas excluidas no son un ruido de fondo. Aunque en lo más profundo del Tripartito catalán se trueque el precio de una resma de Estatut con el valor de los 660 de la SEAT, y el Carmel con el peaje revolucionario del tres por ciento.

  •  660 personas desahuciadas no son fardos inútiles. Aunque el ministro de ramo las ignore olímpicamente y con idéntica furia la OPA de ricos entre sus pares de Gas Natural y Endesa.

  •  660 personas expoliadas y niqueladas como una patena no son desechos de tienta. Aunque el “efecto Zapatero” y el “talante” brillen sobre todo en mediar para que Evo Morales indulte y no pida un Potosí a la esquilmadora Repsol.

    Todo esto pasa en un sistema que confunde valor y precio, aunque exista un método en su locura que haga despedir a sindicalistas díscolos, embarazadas, matrimonios, discapacitados y trabajadores en baja. Porque los que no distinguen entre valor y precio son unos necios, pero lo que sacan lustre a sus muñones haciendo del valor el señuelo del precio son unos miserables. Como aquel costroso señor Robres del cuento que, en su infinita bondad, con una mano creaba hospitales y con otra hacia los pobres.

    SEAT-Telefónica : NADA que perder, TODO por ganar.


    Fuente: Rafael Cid