Si alguien se hubiera despertado la víspera del referéndum francés tras meses de sopor se habría llevado un susto mayúsculo. Porque seguramente, con el bombardeo informativo de los mass-media, estaría convencido de que sólo una panda de nostálgicos, fachas y descerebrados podían haber dado la espalda a la gran Europa que la clase política, institucional y mediática tan generosamente proponían. Y aún más al ver que el mismo bloque del “SI”, tras perder por goleada la consulta con una de las más altas participaciones de la reciente historia electoral gala, coreaba impávido el socorrido “donde dije digo digo Diego”. Bochornos ajenos aparte, uno de los mayores espectáculos de esa jornada electoral ha sido ver como el bunker (los agentes políticos representativos) y la caverna (los medios de comunicación representativos) que habían programado el “SI” como una campaña de tierra quemada, al estrellarse estrepitosamente, se ponían descaradamente al frente de la manifestación para explicar urbi et orbi esos resultados…como si tal cosa.

Si alguien se hubiera despertado la víspera del referéndum francés tras meses de sopor se habría llevado un susto mayúsculo. Porque seguramente, con el bombardeo informativo de los mass-media, estaría convencido de que sólo una panda de nostálgicos, fachas y descerebrados podían haber dado la espalda a la gran Europa que la clase política, institucional y mediática tan generosamente proponían. Y aún más al ver que el mismo bloque del “SI”, tras perder por goleada la consulta con una de las más altas participaciones de la reciente historia electoral gala, coreaba impávido el socorrido “donde dije digo digo Diego”. Bochornos ajenos aparte, uno de los mayores espectáculos de esa jornada electoral ha sido ver como el bunker (los agentes políticos representativos) y la caverna (los medios de comunicación representativos) que habían programado el “SI” como una campaña de tierra quemada, al estrellarse estrepitosamente, se ponían descaradamente al frente de la manifestación para explicar urbi et orbi esos resultados…como si tal cosa.

Estamos hablando de esa cohabitación ya histórica entre el bunker y la caverna que, para hacer prevalecer sus intereses de casta, ha recurrido no ya sólo al enorme poder de su incomparable posición dominante económica y social, sino sobre todo a un ejercicio descarado de lobby puro y duro y a todas las artimañas de los medios de manipulación de masas a su servicio. Propagaron el voto del miedo (si triunfa el “NO”, no hay alternativa, es el caos : Felipe González dixit) ; utilizaron métodos propios del lavado de cerebro (los del “NO” son unos antieuropeos que en realidad hacen el juego a Bush : ergo Cohn Bendit y Toni Negri) ; y no cejaron hasta el último segundo de vilipendiar a los refractarios (calificándolos de compañeros de viaje de la extrema derecha xenófoba) y de favorecer el estatu quo (cuando a primeras horas del domingo 29 fuente oficiales en España hablaban de “empate técnico” no estaban más que lanzando un SOS transnacional a los indecisos para que hicieran un último esfuerzo por la causa).

Por eso la victoria de un “NO” plural, popular, democrático, intergeneracional y de izquierdas es aún más colosal. Supone un hito histórico. Una especie de “No Pasaran” interpuesto por la parte más dinámica y comprometida de la ciudadanía francesa frente a la conjura del capital y sus castas para someterla jurídica e institucionalmente a la camisa de fuerza del ultraliberalismo preventivo, depredador y deslocalizador. Si nos dejáramos llevar por el título fácil y libertario cabría hablar de que el veredicto del 29-M representa el grito de “la sociedad frente al Estado”. Pero incurriríamos en el común delito del manual del buen periodista, aceptando que la realidad nunca debe estropear una buena historia. No es eso. El combativo “NO” de buena parte del electorado del país vecino es precisamente en demanda de “más Europa”, de una construcción supranacional más social y, por tanto, es también una reivindicación de un idea irrenunciable de Estado de Bienestar, Democrático y de Derecho, que ahora los nuevos jerarcas burocráticos habían planificado liquidar.

Esa metafórica “rebelión en la granja” que supone el veredicto de las urnas en Francia tiene algo de nuevo asalto a la Bastilla, de segunda Comuna de París, puesto que como en las dos anteriores y heroicas ocasiones ha sido desde de abajo desde donde se ha alzado la voz para diagnosticar que donde los jefes vendían un nirvana no existía más que enorme agujero negro, y pronosticar de paso, en positivo, que “otra Europa es posible” y que vamos a por ella. Hay que ser muy lerdo o muy cínico para no darse cuenta de que este referéndum implica el acta de jubilación de una clase política, institucional y mediática (el bunker y la caverna) y de su antidemocrática forma de diseñar la servidumbre voluntaria como paradigma de gobierno. En la conjunción en red de los sindicalistas de la CGT, el ala izquierda socialista (Fabius ha salvado de la quema al PSF), los comunistas curados de totalitarismo, los movimientos sociales surgidos al calor de la antiglobalización y la nueva conciencia ciudadana hecha en las movilizaciones callejeras contra la guerra de Irak, está a medio plazo la levadura de un nuevo tiempo político que lleva como seña de identidad la democracia de proximidad, participativa y solidaria. O sea, la acción directa.

Frente a esa innegable realidad que bunker y caverna intentaran hacer perpetuamente invisible, se han retratado casi todos los agentes sociales que han promocionado, durante los últimos años, “motu propio”, las “bondades” de una Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. Un macrocódigo que en los dos referendos celebrados hasta ahora ha arrojado una abstención del 57 por 100 en el primero (caso español) y cosechado un rotundo 56, 43 por 100 en contra en el segundo (caso francés). Y si de “fotomatón” se trata, recordemos dos titulares del diario El País a costa de aquella campaña : “Las grandes empresas apoyan la Constitución europea” (02/02/05, página 26) y “Los sindicatos UGT y CCOO apoyan el Tratado porque refuerza los derechos laborales” (01/02/05, página 21).

La histórica noche del 29 de mayo ningún gran canal de televisión en España alteró sus programas para emitir espacios informativos sobre el resultado del referéndum francés. Semanas antes, todos sin excepción interrumpieron y cambiaron de arriba abajo sus parrillas para dar cumplida noticia del embarazo de doña Leticia.


Fuente: Rafael Cid