Dice el Gobierno Popular que la reforma persigue reducir el desempleo. Y este loable objetivo se pretende conseguir mediante una doble vía: A) Facilitando la supervivencia de empresas que sin estas reformas tendrían que cerrar o despedir a un buen número de las personas que en ellas trabajan. B) Incentivando la contratación de personas que están en el desempleo.

Más acá de las consecuencias para las trabajadoras y trabajadores nos acercaremos a este Real Decreto desde la vertiente empresarial.

Más acá de las consecuencias para las trabajadoras y trabajadores nos acercaremos a este Real Decreto desde la vertiente empresarial.

Con esta reforma laboral el Gobierno presume de que ha hecho lo que tenía que hacer y ahora le toca al empresariado mover ficha en el sentido de contratar a paradas y parados. El llamado mundo empresarial visualiza ésta desde una diversidad de posiciones, ya que no todas las empresas son iguales, ni se encuentran en igualdad de condiciones para, o bien padecer o bien disfrutar, según se mire, esta reforma laboral. Unas empresas, con pingües beneficios (a pesar del momento crítico), dan la bienvenida a este Real Decreto que abarata el despido y da una enorme capacidad para disponer de su mano de obra como prefieran, sin cortarse un pelo en tener en consideración otras circunstancias más allá del incremento del beneficio empresarial. Estas empresas deshumanizadas, que seguro ganan más a fuerza de exprimir mucho mejor a los seres humanos que reclutan, ven llegada la hora de imponer a sus trabajadoras y trabajadores una disciplina con la que nunca soñaron. Si el miedo a perder el empleo había convertido en sumisa a su mano de obra, ahora con este Real Decreto sueñan tener el “mundo en sus manos”. Estas empresas “fuertes”, que no van mal, son las únicas que podrían ser lo suficientemente solidarias (palabra extraña en la cultura empresarial) para ofrecer puestos de trabajo deseados y necesarios. ¿Tendrán un mínimo de inteligencia para seguir manteniendo viva a su gallina de los huevos de oro? ¿Apostarán por generar empleo haciendo bueno el objetivo del gobierno? ¿O miraran a su torpe y avaro ombligo para aprovechar la ocasión de hacer más dinero destruyendo el empleo que les sobra para aumentar sus beneficios?

Para las otras empresas, sobre todo pequeñas y medianas, las que conforman la mayoría del llamado tejido empresarial, que no están para tirar cohetes, esta reforma laboral, nada dice de cobrar las multimillonarias deudas con las administraciones públicas, ni de alivios impositivos, ni de una moratoria en el pago de sus obligaciones tributarias, se le antoja un “caramelo envenenado”.

El Gobierno dice haber puesto la pelota en el tejado del empresariado de este país. Lo que no dice es que la pelota esta pinchada y que poco o nada viene a remediar la insoportable situación de centenares de miles de empresas en quiebra técnica. Porque si una persona en desempleo busca un puesto de trabajo, estas empresas buscan clientes inexistentes y de eso, de activar la demanda de bienes y servicios, esta reforma laboral nada dice.

A la vista está que el gobierno, este y el anterior, nunca se va a enterar de que lo que falta es actividad económica y que esa falta de actividad se agrava si se reducen salarios (poder adquisitivo), si no se paga a las empresas lo que esos gobiernos (desde el municipal hasta el estatal) les deben, si no se obliga ¡Si se obliga!, al sector bancario a abrir el crédito, a que fluya el dinero, aún a riesgo de aumentar unos puntos la deuda soberana o la inflación. Porque cuando se hace un torniquete en una herida que sangra, es necesario permitir de cuando en cuando que fluya la sangre del herido, porque si no se gangrena el cuerpo y el paciente se condena a muerte.

Rafael Fenoy Rico, Comunicación CGT Enseñanza


Fuente: Rafael Fenoy Rico