Evelyn Mesquida. Ediciones B, 2008. 304 pp. 18 €.
La mayoría de los hombres que componían “la Nueve” tenían menos de 20 años cuando en 1936 cogieron las armas por primera vez para defender la Republica. Los supervivientes no las abandonarían hasta ocho años después. Aquellos soldados, internados en campos de concentración franceses al final de la guerra de España, continuaron la lucha contra el fascismo y el nazismo integrados en las tropas francesas. Junto a ellos lucharon en numerosas batallas, incluida la derrota del Afrika Korps.
Evelyn Mesquida. Ediciones B, 2008. 304 pp. 18 €.

La mayoría de los hombres que componían “la Nueve” tenían menos de 20 años cuando en 1936 cogieron las armas por primera vez para defender la Republica. Los supervivientes no las abandonarían hasta ocho años después. Aquellos soldados, internados en campos de concentración franceses al final de la guerra de España, continuaron la lucha contra el fascismo y el nazismo integrados en las tropas francesas. Junto a ellos lucharon en numerosas batallas, incluida la derrota del Afrika Korps.

Cuando en 1943, el general Le­clerc formó la 2ª División Acora­zada, los españoles componían ya una fuerza importante. Casi todos fueron reagrupados en un batallón compuesto por cuatro compañías, cada una con más de un tercio de españoles, salvo la Nueve, española por excelencia, en la que lengua y mando eran españoles.

La Nueve tenía como misión la avanzadilla. Según R. Dronne, capitán de La Nueve, aquellos hombres “no tenían espíritu militar, eran incluso antimilitaristas, pero todos eran magníficos soldados, guerreros valientes y experimentados”. Y añadía : “Si abrazaron voluntariamente nuestra causa fue porque era la de la libertad”.

La Nueve desembarcó en Nor­man­día, liberó París, sufrió los más duros combates para liberar Alsacia, y consiguió llegar hasta el búnker de Hitler. De los 144 españoles registrados antes de Nor­man­día, al final de la guerra solo quedaban vivos dieciseis.


Fuente: Redacción