Dos años y la catástrofe nuclear de Fukushima continúa.

Cerremos Las Nucleares-100% RENOVABLES (TLN-100% EER) hace un llamamiento a realizar acciones de recordatorio de que la catástrofe de Fukushima todavía continúa, y de que no acabará en mucho tiempo.

 

El próximo 11 de marzo se cumplirán dos años de un terremoto y un «tsunami» que marcarán la historia de Japón más allá del recuerdo de unas víctimas causadas por un fenómeno natural. La destrucción de parte de los reactores de la central nuclear de Fukushima Dai-chi, el escape de los materiales que contenían a la atmósfera, la contaminación radiactiva del aire, el agua, la tierra y los alimentos, ha dejado secuelas que todavía se notan, y que marcarán la vida de Japón durante generaciones.

El próximo 11 de marzo se cumplirán dos años de un terremoto y un «tsunami» que marcarán la historia de Japón más allá del recuerdo de unas víctimas causadas por un fenómeno natural. La destrucción de parte de los reactores de la central nuclear de Fukushima Dai-chi, el escape de los materiales que contenían a la atmósfera, la contaminación radiactiva del aire, el agua, la tierra y los alimentos, ha dejado secuelas que todavía se notan, y que marcarán la vida de Japón durante generaciones.

Dos años más tarde del inicio de esta catástrofe nuclear el silencio informativo impera. De vez en cuando nos llegan apuntes, breves noticias que son como piezas aisladas que no permiten tener una visión de conjunto de lo que está pasando: el Gobierno incrementa las dosis legales de absorción de radiación de la población hasta niveles nunca aceptados antes, se hacen desplazamientos de niños y niñas entre zonas calificadas con diferentes niveles de radiactividad para su escolarización, hay reducción o negación de ayudas gubernamentales a personas afectadas, aparecen repentinamente zonas con altos niveles de radiación (puntos calientes) en áreas que habían sido declaradas «limpias», dispersión de escombros y tierras contaminadas por todo Japón bajo la consigna de la solidaridad, se hacen llamadas a la población a no fiarse de informaciones que no provengan del Gobierno …, un largo etcétera de apuntes. A pesar de esta ley del silencio, la sociedad japonesa ha reaccionado oponiéndose de manera firme y continuada a la energía nuclear y, lógicamente, estas manifestaciones masivas también han sido silenciadas en la mayoría de los casos.

Durante este tiempo se han ido filtrando noticias que desmentían las versiones oficiales iniciales. Así se ha sabido que fue el terremoto, y no el «tsunami», lo que causó la quiebra de los sistemas de refrigeración de las centrales; ha descubierto que los datos que daba la red de estaciones de medida de radiación en las semanas posteriores al inicio de la catástrofe no se hicieron públicas, dejando que la población huyera hacia zonas alejadas de la central pero con un elevado nivel de radiactividad, se han publicado noticias que demostraban que la compañía mintió repetidamente, se ha reconocido que el gobierno ocultó información sobre el peligro de la catástrofe, y que los grandes medios de comunicación no quisieron investigar lo que estaba pasando. Todas estas informaciones se han dado a conocer con meses de retraso, cuando muchas personas habían olvidado lo que había pasado en las primeras semanas.

El control de la información es casi absoluto. Paradójicamente, dos años después de Fukushima sabemos menos de lo que está pasando en Japón lo que sabíamos que pasaba en Ucrania y Bielorrusia dos años después del inicio de la catástrofe de Chernobyl, en la antigua URSS. Fuera de las versiones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) es imposible encontrar un seguimiento independiente del estado de los cuatro reactores destrozados, lo que está pasando con los ingentes volúmenes de agua y de tierra radiactivamente contaminada, y de las obras que se están realizando para depositar la gran cantidad de elementos radiactivos y los materiales contaminados dispersos: escombros causados por el tsunami dejados desde el día del accidente, capas de tierra contaminada, cemento, hojas y suciedad incrustada.

Oficialmente, la radiación de Fukushima no ha provocado ninguna muerte. La falacia de que ha bastado con la oportuna distribución de pastillas de yodo para evitar problemas de cánceres se repite continuamente. Esta falacia se complementa con la resistencia a hacer revisiones exhaustivas del estado de salud de las personas. Se trata de hacer de Fukushima un accidente industrial más, como las instalaciones o depósitos que vimos en llamas por la TV los días posteriores al once de marzo. Así, cuando lleguen los actos oficiales del aniversario, sólo se recordarán las miles de víctimas del terremoto y el «tsunami», no habrá mención a las víctimas pasadas de Fukushima, ni reflexión sobre las víctimas futuras.

Con un 80% de la población de Japón declarándose contraria a la energía nuclear, la estrategia de las últimas elecciones japonesas ha sido sacar el tema de la agenda de debate político, esto ha sido el resultado del consenso entre los principales partidos y de la complicidad de los medios de comunicación más importantes, una situación que en Cataluña nos resulta muy familiar.

Es importante que el lunes 11 de marzo no pase como una fecha más.

Desde TLN-100% EER animamos a todas las entidades y colectivos sociales y políticos que se declaran contrarios a la energía nuclear, a realizar en los días próximos al once de marzo que consideren más convenientes, actos de recordatorio de lo que está pasando en Japón, actos que permitan dar a conocer que, más allá del terremoto y el «tsunami», Fukushima no es un accidente industrial común, que sus secuelas marcarán el futuro de la población y el medio ambiente de Japón durante muchos años, que entre un 70 y un 80 por ciento de la radiactividad liberada se dispersó por el océano, llegando a muchos lugares. Así que, como ocurrió en Chernóbil, Fukushima marcará la vida de muchas personas que viven lejos de Japón.

Por mucho silencio informativo que se imponga no olvidaremos el peligro y la hipoteca de futuro que las centrales nucleares representan, en este sentido queremos que seáis conscientes de que todas las nucleares se llaman Fukushima.

Os animamos a organizar actos de recordatorio, y desde TLN-100% EER nos comprometemos a facilitar informaciones y materiales que cada uno puede adaptar a su criterio, y a dar publicidad a cualquier iniciativa que se prepare a través de nuestra red de contactos.

Cataluña, a 7 de febrero de 2013.

http://www.tanquemlesnuclears.org/

http://www.cgtcatalunya.cat/spip.php?article8646


Fuente: Cerremos Las Nucleares-100% RENOVABLES